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Por qué ser cura es el mejor trabajo del mundo
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EL SUELDO NO NOS HACE MÁS FELICES, SÍ LA ENTREGA A LOS DEMÁS

Por qué ser cura es el mejor trabajo del mundo

Los sacerdotes son los trabajadores que más felices están con su trabajo en el mundo, según la revista Forbes y  el National Organization for Research de la

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Por qué ser cura es el mejor trabajo del mundo

Los sacerdotes son los trabajadores que más felices están con su trabajo en el mundo, según la revista Forbes y  el National Organization for Research de la Universidad de Chicago. No sólo sorprende que sea este colectivo el que más contento se encuentra con su empleo, sino que las profesiones que lideran la lista tienen una baja remuneración y suelen estar orientadas a ayudar a los demás.

Enrique Martín Baena, capellán de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad San Pablo CEU, corrobora a El Confidencial que “está de acuerdo con la afirmación por dos motivos: el sacerdote es aquel que ha sido llamado a una misión que cumple las expectativas del corazón del hombre dándose a los demás como representante de Cristo y porque significa salir de uno mismo para entregarse a otros sin privilegiar los intereses particulares”. Este sacerdote reconoce que “él no ve su trabajo como una empresa” y asegura que la vocación es fundamental porque “si no existiese ese componente no habría rédito suficiente para satisfacer a uno mismo”.

“Si no te sientes llamado, estás perdido. Hay situaciones que sin vocación no se podrían resistir”. El padre Enrique se refiere a que en su trabajo también se viven fracasos porque están presentes en “situaciones límites”, que son “permanentes en la vida”. Pone como ejemplo una vivencia personal. “Hace poco tuve que oficiar en el mismo día la boda de uno de mis mejores amigos y a las pocas horas el entierro de otro”. Asegura que “hay que ser testigo de la esperanza”.

El clérigo afirma que “nunca” en sus diez años de experiencia se ha arrepentido de su profesión y que “cada día es mejor y cada situación reactiva su vocación inicial”. Aunque reconoce que “hay que renunciar a mucho y de forma visceral”, cuando echa la vista atrás ve que “ha recibido más de lo que ha dejado” y “se siente un privilegiado”.

Después del trabajo como cura, bomberos, fisioterapeutas, escritores, instructores de educación especial, maestros, artistas, psicólogos, agentes de servicios financieros e ingenieros de operaciones completan la lista de empleos cuyos trabajadores están más felices.

Desde Randstad argumentan que, al contrario de lo que siempre se ha pensado sobre que “los trabajos con más prestigio, reputación y autoridad son los que proporcionaran más satisfacción y felicidad, hoy en día se ha demostrado que cuidar y ayudar a los demás proporciona más felicidad relacionada con la satisfacción personal y la realización. Sentirse útil es fundamental”.

"Los ingresos no discriminan para ser feliz"

Según explica a este diario Margarita Álvarez, directora de Marketing y Comunicación de Adecco, todos los estudios establecen que los trabajos más valorados “siempre tienen dos factores en común: la entrega a los demás, que es un componente fortísimo para la satisfacción personal, y el asunto vocacional”.

Sobre la relación entre felicidad y bajos sueldos, Álvarez comenta que “las profesiones más vocacionales suelen estar peor pagadas” y pone como ejemplo a los investigadores. “Eso muestra la importancia de la entrega a los otros”, aclara.

El problema del colectivo investigador es que “hay mucha gente que acaba tirando la toalla porque no puede aguantar esa situación y como tienen limitadas sus posibilidades, el que llega a ese puesto es muy feliz”. Una buena forma de entenderlo es compararlos con los astronautas: como llegan alto tan pocos, lo que están en la cumbre se sienten privilegiados y son reconocidos, por lo que el salario les condiciona en menor medida.

La directora de Marketing y Comunicación de Adecco afirma que “una de las cosas más estudiadas es la incidencia de los niveles salariales en la felicidad y la buena noticia es que los ingresos no discriminan para ser feliz”. Desde la empresa de recursos humanos reconocen que para que no exista ese condicionamiento salarial, “hay que tener unos mínimos cubiertos”. Otro dato curioso del aspecto económico es que “la satisfacción derivada de una subida salarial sólo dura dos o tres meses”.

En Randstad confirman lo dicho y consideran que “está demostrado que la vocación y el sentirse realizado reconforta más que un salario alto que conlleve altos niveles de estrés”. También aluden a que otros elementos decisivos para la satisfacción en el entorno laboral son “la posibilidad del poder conciliar vida personal y vida profesional y un buen ambiente de trabajo”.

José María Martincorena, párroco de Sangüesa y Vicario Episcopal, también está de acuerdo con el ranking de Forbes y comenta que lo que más feliz le hace es “la relación con todo tipo de personas de diferente condición social, fe, cultura, edad, biografía... y el trato a niveles más profundos que hacen muy enriquecedor este trabajo”.

Este sacerdote alude a que él siempre “suele decir que le sobra el dinero. Pensando en la gente que lo pasa mal nosotros somos unos privilegiados. Siempre tenemos una habitación y un baño; agua caliente y calefacción. Está claro que la felicidad no viene por el bienestar material porque lo más importante no se compra con dinero. Dios y la verdadera amistad no tienen precio y no se les puede comprar”, dice.

Aunque reconoce que dada la variedad de sectores que cubre su trabajo (párroco, profesor, administrador, pacificador, etc.) “no todo le ha apetecido por igual”, es precisamente en esos empleos donde “ha terminado encontrando una felicidad inesperada”. Para el Vicario Episcopal, “el trato con la gente es un regalo siempre” y es ahí donde “se puede aprender mucho porque la vida está llena de gente heroica, con problemas y dificultades que mira para adelante y confía en Dios a la vez que pone de su parte... La gente sigue acudiendo al sacerdote y este tiene que hacerse el encontradizo con ellos”.

Las profesiones más infelices son “las más individualistas”

Ese componente social es otra de las claves de la felicidad laboral. Margarita Álvarez dice que sucede lo mismo en la faceta profesional o la personal, donde la relación con los demás el algo fundamental. “El mejor antidepresivo es tomarte una caña con los compañeros y desahogarte”. Comenta que “las profesiones más infelices son las más individualistas”. Pone como ejemplo a los teleoperadores, a los maquinistas o a los trabajadores de un peaje “que están ocho horas solos sin hablar con nadie y sin la posibilidad de desarrollar un círculo social”.

Por ello, la lista de Forbes la cierran profesiones como director de tecnología de la información, director de ventas y marketing, productor / manager, desarrollador web, técnico especialista, técnico en electrónica, secretario jurídico, analista de soporte técnico, maquinista y gerente de marketing.

En este sentido, la característica social está más presente entre los españoles, que valoran más el trabajo en compañía. “Los países europeos más felices son aquellos en los que el círculo social es más amplio y donde el entorno de trabajo es muy relevante”, asegura Álvarez y pone como ejemplo que “mientras en las reuniones en España los diez primeros minutos se emplean en hablar de otros asuntos como el fútbol o anécdotas personales, en otros estados, ni siquiera saben de qué equipo eres”.

“Una maquina de café es muy importante en una empresa porque te ayuda a crear un vínculo y a sentir que formas parte de algo”, alude la directora de Marketing y Comunicación de Adecco.

Ella recomienda “trabajar en el día a día la felicidad porque esta es una elección personal y hay que sensibilizarse”, aunque considera que “la empresa no puede obligarte a ser feliz, pero tampoco puede impedirte serlo”. El asunto está muy vinculado con la motivación. “Hay que salir motivado de casa y se le pide a la empresa que no nos la quite cuando lleguemos al puesto de trabajo”.

Los sacerdotes son los trabajadores que más felices están con su trabajo en el mundo, según la revista Forbes y  el National Organization for Research de la Universidad de Chicago. No sólo sorprende que sea este colectivo el que más contento se encuentra con su empleo, sino que las profesiones que lideran la lista tienen una baja remuneración y suelen estar orientadas a ayudar a los demás.