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Las mejores Navidades, lejos de casa y sin la familia
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LA MITAD DE LOS ESPAÑOLES PREFIERE PASAR ESTAS FECHAS FUERA

Las mejores Navidades, lejos de casa y sin la familia

Se aproxima Navidad y los teléfonos empiezan a sonar con llamadas de familiares, amigos, padres, suegros… Pero después de todo el otoño trabajando llevamos semanas pensando

Foto: Las mejores Navidades, lejos de casa y sin la familia
Las mejores Navidades, lejos de casa y sin la familia

Se aproxima Navidad y los teléfonos empiezan a sonar con llamadas de familiares, amigos, padres, suegros… Pero después de todo el otoño trabajando llevamos semanas pensando en el fin de semana de Nochevieja como una de las pocas oportunidades para descansar, desconectar y no estar pendiente de compromisos. Si encima podemos cogernos una semana entera, ni lo pensamos, nos vamos de viaje fuera de la ciudad.

Aunque mucha gente sigue reuniéndose en estas fechas tan señaladas con sus allegados, cada vez son más los españoles que las pasan fuera. Según un estudio realizado por Holiday Inn, el 54 por ciento de los españoles planea pasar sus vacaciones en el extranjero para no tener que hacer frente al incordio que supone celebrar las navidades en casa.

Carlos Rodríguez Díaz, psicólogo, explica a El Confidencial que hay varios perfiles de personas que prefieren pasar la Navidad sin la familia e, incluso, que prefieren estar solos y omitir las celebraciones.

“El primer caso sería el del soltero, cuyos hermanos ya están casados y con hijos. La familia que se junta se ha ido reduciendo y ahora está él sólo con los mayores de la casa”, cuenta Rodríguez. El caso de los solteros “se ve claramente”, a juicio del psicólogo, y se debe a que “queda apartado” por su situación y prefiere evitar a contestar las típicas preguntas sobre su vida personal.

Luego, “están las personas que tienen malas relaciones familiares y reunirse siempre es motivo de reproches. Estos sujetos huyen del estrés”. En este sentido, el psicólogo alude a estudios que aseguran que en Navidad aumentan los altercados familiares en los que tiene que intervenir la Policía o los servicios de emergencia sanitaria.

Según un estudio de la American Psychological Association (Asociación Estadounidense de Psicología en español), las fechas navideñas aumentan el estrés entre la población.”Hay gente a la que romper la rutina les provoca una ansiedad enorme y cuando el problema deriva en patología el problema se agranda”, alude Rodríguez, que recomienda “enfrentarse a estos miedos de forma supervisada, con la exposición y prevención de la respuesta”.

Según la investigación de Holiday Inn, los encuestados están de acuerdo en que algunos factores como viejas rencillas del pasado (44%), miembros de la familia que no se llevan bien (48%) y que haya demasiada gente en un espacio reducido (34%) pueden acabar provocando discusiones. Sin embargo, más del 68 por ciento asegura que al final pasará, al menos, cuatro días con la familia y los amigos durante las fiestas.

En la tercera distinción, entrarían las personas “a las que estas fechas les suponen un gran estrés por los preparativos”. Los datos del estudio dan a conocer que el 21 por ciento de los encuestados no quiere ser el anfitrión de las cenas y comidas de Navidad. Son más, el 25 por ciento, los que aseguran que preferirían huir de casa para evitar colaborar con los preparativos, las compras o la realización del menú. “Para ellos, no supone un evento, sino un compromiso, por eso prefieren desestresarse y huir”, comenta. También añade que este perfil suele responder a personas de entre 30 y 40 años.

El 40% tiene auténticos problemas para decidir con qué familia cena

Aquí podríamos incluir una segunda categoría: “las personas de entre 50 y 60 años, que están saturados de estas celebraciones y prefieren realizar una llamada de teléfono” a tener que inmiscuirse en la preparación del evento, según explica Rodríguez.

Otro caso suele darse de forma común al decidir en pareja es si cenamos en familia, con cuál debemos hacerlo. De entre los consultados en el estudio, un cuatro por ciento lo que quiere es huir de su familia política durante estas fechas. Y para más de un 40 por ciento decidir con qué familia van a pasar las fiestas puede suponer un auténtico problema. “Esto quizás ha existido siempre, pero se ha exacerbado”, argumenta Rodríguez y achaca ese repunte de la estadística a que “ahora nos sentimos más libres, ya que antes esas citas eran ineludibles y aguantabas por compromiso al suegro”.

Nuevas familias, nuevas formas de celebración

El psicólogo asegura que “hay modificaciones importantes en cómo se reúne la gente y en quiénes lo hacen”. Considera que “estamos viviendo un cambio en la concepción de la familia porque ahora hay muchos tipos diferentes” y mientras algunos consideran a abuelos, primos y tíos como parte de los allegados más cercanos, hay otros que sólo lo hacen con el núcleo familiar.

Otro factor que influye en este cambio de costumbres, se debe, a juicio de Carlos Rodríguez, “a la secularización en la que estamos avanzando, porque aunque no hay que olvidarse del componente religioso de estas celebraciones, ahora se ven más como una fiesta”.

Como dice Rodríguez, “los nuevos tiempos apuntan a otra forma de celebración o a la evitación de tópicos porque ahora te puedes ir a la playa, por ejemplo, algo que antes era impensable por la psicología familiar”. Sin embargo, alude a que estas modificaciones “son sociológicas, no psicológicas, y el concepto de Navidad está en segundo plano. Ahora son unas vacaciones más”.

Aislarse para no percibir la “magia” de la Navidad

El psicólogo señala que mucha gente se encierra en casa o acude a sitios con menos tradición para olvidar qué fechas son y cuenta el caso de un paciente. “No le apetecía quedar con la familia y decidió quedarse solo en casa. Se convenció de que era un día más, desenchufó el teléfono para evitar llamadas y consiguió lo que quería. Sin embargo, tuvo que inventarse un viaje como excusa para sus allegados”.

Esto lo hacen para no ser impregnados por la “magia” de la Navidad, ya que las luces de la calle, la programación de la televisión o el simple hecho de ir al supermercado te recuerda qué día es. “Esto no lo hacen para no dar explicaciones, sino por uno mismo. Hay que justificarse el quedarse solo en esas fechas para huir de esa imagen patética”, afirma.

También hay casos en los que la huida de las tradicionales celebraciones de Navidad no esconde una fuga como tal, sino que deben a factores externos. El 40 por ciento de los encuestados simplemente admite que le gustaría pasar estos días en un hotel para disfrutar de unas breves vacaciones o hacer algo diferente a lo habitual. Un 27 por ciento se irá a otra ciudad, sólo por conocerla. Y entre las más visitadas, gana Nueva York.

Se aproxima Navidad y los teléfonos empiezan a sonar con llamadas de familiares, amigos, padres, suegros… Pero después de todo el otoño trabajando llevamos semanas pensando en el fin de semana de Nochevieja como una de las pocas oportunidades para descansar, desconectar y no estar pendiente de compromisos. Si encima podemos cogernos una semana entera, ni lo pensamos, nos vamos de viaje fuera de la ciudad.

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