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En la cama, sexo, pero también caricias
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ELLOS VALORAN LA TERNURA TANTO COMO ELLAS

En la cama, sexo, pero también caricias

Es hora de derribar ciertos mitos inútiles. La idea del hombre frío y distante cuyas caricias buscan ‘sólo’ ablandar y tener contenta a la mujer es

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En la cama, sexo, pero también caricias

Es hora de derribar ciertos mitos inútiles. La idea del hombre frío y distante cuyas caricias buscan ‘sólo’ ablandar y tener contenta a la mujer es uno de ellos. Los machos también son sensibles, también disfrutan de los mimos, también los necesitan.

Muchos de ellos ya lo saben, y muchas mujeres también, no es necesario que nadie se lo diga. Pero para los más escépticos, los que aún creen que las emociones son exclusivas de la mujer, el psiquiatra, terapeuta sexual y antropólogo francés Brenot Philippe ha realizado una encuesta en la que se demuestra definitivamente que ellos valoran la ternura tanto como ellas.

Gracias a una entrevista on-line a más de dos mil hombres, Brenot ha constatado, por ejemplo, que los preliminares son considerados por la mayoría de los varones como parte del acto sexual. Esa fase de “peluche suave”, como la define el experto, en la que predominan los besos y las caricias cariñosas y que siempre se ha pensado que era más valorada por ellas que por ellos, es en realidad una de las favoritas de los varones.

¿Por qué, entonces, se ha pensado siempre lo contrario? ¿Es que los hombres se han vuelto tiernos, delicados y sensibles de repente? No. Como explica el psicólogo  Esteban  Cañamares ellos “siempre han sido tan tiernos como las mujeres, pero estaban reprimidos”.

Adiós a la masculinidad homogénea

Parece que el enorme cambio cultural que han sufrido los roles femenino y masculino puede explicar esta ‘explosión’ de ternura. La socióloga Marta Domínguez Folgueras asegura que  “el rol de masculinidad homogénea ya no es tan dominante y ahora el papel de los hombres es más abierto y es mucho más común que ellos sean sensibles y expresen sus emociones”. Esa masculinidad homogénea es la que se corresponde con el hombre protector, duro, cuyo impulso sexual se centra en el coito y que incluso desprecia la emotividad femenina.

Pero ya no es así. Al igual que el rol de la mujer ha cambiado, el del hombre también. Así lo confirma Cañamares, quien recuerda que al igual que actualmente “la mujer sale y trabaja, el hombre mima”. Aún así considera que en el terreno afectivo “todavía manda la mujer”, por lo que cree necesario que los hombres “demanden el afecto que necesitan”.

En este aspecto los jóvenes llevan ventaja sobre sus mayores, seguramente porque éstos aún arrastran la herencia cultural que dictaba que ‘los hombres no lloran’. Ahora los chicos no se cortan y en cualquier lugar dan sobradas muestras del amor que sienten hacia sus parejas. A pocos les da vergüenza reconocer, como hace uno de los pacientes de Brenot, que disfrutan del placer compartido de “dormir pegados, hacer caricias, recibir besos”. “Eso y la estabilidad que me da mi pareja, no lo cambiaría por nada del mundo”, reconoce orgulloso este paciente.

Algunos hombres más mayores, sin embargo, ven con recelo esta actitud que a menudo tildan de ‘desviada’ y asocian a la homosexualidad o la debilidad. “También hay mujeres de 70 años que critican que sus hijas trabajen en lugar de quedarse en casa con los nietos, pero eso pertenecerá al pasado dentro de poco”, explica Cañamares.

Las que, por lo general, reciben con alegría el cambio del rol masculino son ellas. Tras años demandando más empatía, más cariño y más atención, las mujeres por fin obtienen los frutos de un proceso igualitario que, aunque no está completo, sigue avanzando.  

De ‘tomar’ a ser recibido en la cama

Y eso se nota también en la cama. Más allá del gusto por los ya citados preliminares, la encuesta de Brenot revela un nuevo concepto del sexo. Los hombres ya no ‘toman’ a las mujeres, sino que se sienten agradablemente ‘recibidos’ por ellas. El lenguaje que utilizan los encuestados denota su recién descubierta sensibilidad: al hablar del placer de la penetración utilizan términos tan ‘tiernos’ como “prisión blanda”, “matriz muy suave” y “calidez”. Lo mismo ocurre cuando son preguntados por el sexo de sus parejas, un órgano que el 88% de los hombres considera “bello” y que algunos definen como “una hermosa flor” o “un lugar mágico y respetable” al que le encuentran “sabor a limón” o “un olor embriagador”.

A través de esas sensaciones los hombres alcanzan un orgasmo que, según lo han descrito, es mucho más parecido al femenino de lo que se pensaba. Del 68% que aseguró alcanzarlo en todas sus relaciones, la mitad explicó que experimentaba, al igual que las mujeres, cuatro fases: una subida de tensión, una explosión, unos segundos de relajación en el momento de mayor goce y, finalmente, una pérdida de control.

“La enorme cantidad de detalles que ofrecen revelan mucha sensibilidad, lo que va en contra del estereotipo del hombre primario y poco comunicativo”, reflexiona Brenot.

Su investigación desvela además que ahora los hombres escuchan más a su pareja y hacen esfuerzos por comprender la sexualidad femenina. Más sentimentales y afectivos, los varones afirman, en un 60% de los casos, que una relación sexual plena es “un momento íntimo compartido”. También son menos egocéntricos de lo que se cree: el 70% sabe que no son los únicos responsables del orgasmo de su compañera, ya que las mujeres son mucho más activas en la consecución de su propio placer. Dominados en un 92% de los casos por un estado amoroso, los varones asocian sexualidad y sentimientos. En cuanto a la fidelidad, el 80% declara que es un valor importante.

Es hora de derribar ciertos mitos inútiles. La idea del hombre frío y distante cuyas caricias buscan ‘sólo’ ablandar y tener contenta a la mujer es uno de ellos. Los machos también son sensibles, también disfrutan de los mimos, también los necesitan.

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