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El email anónimo con el que Wall Street se lava las manos
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LA SOCIEDAD HA CONVERTIDO A LOS MERCADOS EN EL CHIVO EXPIATORIO DE LA CRISIS

El email anónimo con el que Wall Street se lava las manos

¿Quién tiene la culpa de la crisis? Ante esta pregunta, la mayoría de los ciudadanos de a pie tiene una respuesta doble: políticos y banqueros. De

Foto: El email anónimo con el que Wall Street se lava las manos
El email anónimo con el que Wall Street se lava las manos

¿Quién tiene la culpa de la crisis? Ante esta pregunta, la mayoría de los ciudadanos de a pie tiene una respuesta doble: políticos y banqueros. De hecho ambos son los principales ‘enemigos’ del movimiento 15M. Y aunque haya buena parte de razón en culpar a ambos colectivos de la situación en la que nos encontramos, lo cierto es que se han convertido en los chivos expiatorios de la actual crisis y quizá no sean los únicos culpables.

Frente a una situación negativa, el ser humano tiende a dividir la sociedad en dos secciones, un endogrupo (con el que nos sentimos identificados, ‘los nuestros’) y un exogrupo (‘los otros’, nuestros enemigos), según explica el psicólogo Luis Muiño. “El recurso más fácil es hacer culpable de lo que nos ocurra al exogrupo y convertirnos en víctimas”, asegura.

Así ha ocurrido en general con el mundo de las finanzas. Banqueros, brokers y altos ejecutivos han pasado de ser considerados como una clase elegante e inteligente a ser estafadores sin escrúpulos. Pero ahora ellos mismos han respondido a esa visión que nos hemos creado con una carta anónima que circula por internet y cuya adaptación reproducimos a continuación:

"Somos Wall Street. Nuestro trabajo es ganar dinero. Ya se trate de mercancías, acciones, bonos, o alguna pieza hipotética de papel falso, no importa. Intercambiaríamos cromos de béisbol si fueran rentables. No he oído quejarse a América cuando el mercado se estaba acercando a los 14.000 puntos y la rentabilidad se duplicaba cada 3 años. Al igual que los juegos de azar, el dinero no supone un problema hasta que se pierde. Nunca he oído de nadie que vaya a Jugadores Anónimos porque ganara mucho en Las Vegas.

Ahora el mercado ha caído, y aunque se ha recuperado un poco, el Gobierno y la gente común todavía están buscando un chivo expiatorio. Dios sabe que tiene que haber uno para todo. Bien, aquí estamos.

Seguid adelante y continuad desacreditándonos, pero sólo os vais a hacer daño a vosotros mismos. ¿Qué va a pasar cuando no podamos encontrar más trabajos en Wall Street? ¿Sabes una cosa? Iremos a por el tuyo. Nos levantamos a las 5:00 a.m. y trabajamos hasta las 22:00  p.m. o más tarde. Estamos acostumbrados a no levantarnos a hacer pis cuando hemos conseguido una posición. No nos tomamos una hora o más para almorzar. No exigimos un sindicato. No nos jubilamos a los 50 años con una pensión. Nos comemos aquello que matamos, y cuando lo único que quede para comer esté en el plato de tu cena, también nos vamos a comer eso.

Durante años, los maestros y otros trabajadores sindicalizados nos han tenido engañados. Estábamos demasiado ocupados trabajando para darnos cuenta. ¿De verdad crees que somos incapaces de enseñar a estudiantes de tercer  grado o de hacer jardinería? Nos vamos a quedar con tu cómodo puesto de trabajo fijo, en el que puedes estar cuatro meses fuera de la oficina, vamos a lloriquear  “estamos muy mal pagados…” igual que hacéis vosotros. Me voy a pasar el verano enseñando al equipo de béisbol por cinco mil dólares extra. ¡Gracias!


Así que ahora que vamos a estar ganando 85.000 dólares al año, la gente de a pie va a tener su venganza, ¿no? ¡Incorrecto! ¿Sabes una cosa? Vamos a dejar de comprar el coche nuevo de 80.000 dólares, no vamos a volver a dejar la propina del 35% en las cenas de negocios. Se acabaron los paseos gratis sobre nuestras espaldas. Vamos a diseñar nuestros propios jardines, a lavar los coches con la manguera en ellos. Nuestro dinero era tu dinero. Te lo gastaste. Cuando se acaba nuestro dinero, el tuyo también.

La diferencia es que tú vivías fuera de todo esto, y nosotros nos regocijábamos en ello. La administración Obama y el Comité Nacional Demócrata podrán salirse con la suya y golpearnos a quienes estamos en la parte superior de la pirámide, pero en realidad les va a doler a ellos, porque estarán golpeando directamente a la clase media de América.

No somos dinosaurios. Somos más inteligentes y más crueles que ellos, y vamos a sobrevivir. La pregunta es, ahora que Obama y su administración está haciendo de la gente normal nuestro suministro de alimento... ¿sobrevivirán ellos?

En este email sin firma los trabajadores de las finanzas se jactan de su poder y amenazan con arrastrar a la clase media al caos si ellos caen en desgracia. Quizá sea esa actitud de prepotencia, precisamente, la que ha provocado que la sociedad vierta su rabia directamente contra ellos.

Muiño explica que la realidad es siempre multifactorial pero que, por lo general, el cerebro humano “prefiere actuar de forma monofactorial”, centrarse sobre un solo culpable antes que pararse a analizar todos los factores que influyen en una situación negativa. Es decir, que aunque sean muchas las causas de la crisis económica, hemos elegido a la banca como principal responsable porque es mucho más cómodo. “Para tirar hacia adelante es un buen mecanismo psicológico porque así no sentimos culpabilidad, sólo ira, lo cual es mucho más adaptativo”, explica.

Porque quizá cada uno de nosotros tenga algo de responsabilidad ya que, como dice la carta, cuando todo iba viento en popa nadie se quejaba. Ahora que el sistema se ha colapsado dirigimos nuestra frustración hacia el mundo financiero. “Podría ser igual de factible descargarse contra la burbuja inmobiliaria pero mucha gente forma parte de ella, el endogrupo es amplio”, añade.

Los políticos también se llevan lo suyo

Más allá de la banca, que es el sector que más críticas recibe, están los políticos, otra clase sobre la que la población también vuelca su ira.

Josetxo Beriain, profesor de sociología de la Universidad Pública de Navarra, considera que en la fase de la evolución social en la que nos encontramos en estos momentos “se ha despersonalizado la atribución de responsabilidades y se ha convertido en algo difuso dentro de esta modernidad líquida en la que vivimos”.

Mucha gente, opina, “se siente desamparada”, y utiliza como placebo el ataque a los pocos responsables que tienen cara: los políticos. “Así han caído ya Papandreu y Berlusconi, y caerán más”, vaticina el sociólogo. “La crisis financiera ha mutado hasta convertirse en una crisis de confianza y de legitimación”, asegura.

El hecho de culpabilizar tanto a la clase dirigente como a la perteneciente a las finanzas responde a ese mecanismo psicológico de supervivencia que describía Muiño pero, como él mismo recuerda, “eso no quiere decir que no responda a una realidad”.

¿Quién tiene la culpa de la crisis? Ante esta pregunta, la mayoría de los ciudadanos de a pie tiene una respuesta doble: políticos y banqueros. De hecho ambos son los principales ‘enemigos’ del movimiento 15M. Y aunque haya buena parte de razón en culpar a ambos colectivos de la situación en la que nos encontramos, lo cierto es que se han convertido en los chivos expiatorios de la actual crisis y quizá no sean los únicos culpables.