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El enfrentamiento entre creyentes integristas y escépticos indiferentes
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¿NUEVOS CHOQUES RELIGIOSOS EN EUROPA?

El enfrentamiento entre creyentes integristas y escépticos indiferentes

El panorama religioso está revuelto. El demógrafo británico Eric Kauffman acaba de publicar un estudio en el que se ponen en evidencia dos tendencias paralelas. Por

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El enfrentamiento entre creyentes integristas y escépticos indiferentes

El panorama religioso está revuelto. El demógrafo británico Eric Kauffman acaba de publicar un estudio en el que se ponen en evidencia dos tendencias paralelas. Por un lado la investigación, tomando datos de la European Values Surveys y de la European Social Survey correspondientes al periodo 1998-2008, demuestra que las creencias religiosas han descendido tanto en el norte del viejo continente (a partir de la Segunda Guerra Mundial) como en los países del centro y del sur, más católicos (sólo en las últimas décadas).

Frente a ese abandono paulatino de la religión, las conclusiones de Kauffman ponen de relieve otra realidad, la del declive generacional que se está dando, tanto en la participación como en las creencias religiosas, en las diez sociedades del occidente europeo analizadas. Según el estudio, sólo un 5% de la población europea acude regularmente a la Iglesia, mientras que alrededor del 50% profesa alguna creencia en privado.

“La gente mayor de 50 años aún tiene un compromiso religioso muy manifiesto pero los jóvenes tienden a practicar sus creencias de forma ocasional, en bodas, nacimientos, muertes…”, explica Josetxo Beriain, profesor de sociología de la Universidad Pública de Navarra

Sin embargo, en muchos países, sobre todo en los católicos como Irlanda o España, esta tendencia al abandono religioso convive con otra: una religiosidad vivida con mayor fervor que antes.

Si dejamos de lado por un momento el perfil católico de Europa, la cosa se complica. En opinión de Antonio Alonso, profesor de Doctrina Social de la Iglesia en la Universidad CEU- San Pablo, “en veinte años Europa será musulmana. Y practicante, porque el Islam laico no existe”. Pero la ‘religión’ más extendida hoy en día es el sincretismo, esa mezcolanza que “coge un poco de cada religión” y crea, así, un credo acorde a los tiempos: un poquito de budismo, algo del cristianismo, una pincelada de judaísmo…

Alonso discrepa de los resultados del estudio de Kauffman y considera que la religión, lejos de decaer, crece. “La sed espiritual no se calma y de hecho ahora existen nuevas formas de religiosidad”, explica. En su opinión, si bien es cierto que en los últimos años hay menos gente que se adhiere a las religiones mayoritarias u ‘oficiales’, también lo es que proliferan muchas otras formas de fe, como el esoterismo, los chamanes, los adivinos, etc.

“Hay una mayor diversificación del hecho religioso, algo que se pone muy de manifiesto en tiempos de crisis”, añade.

A la incertidumbre económica y social que vive Europa últimamente también se refiere Beirain. “En tiempos difíciles la religión aparece como un refugio, como un Cocoon protector, sobre todo para esa gente vulnerable que ha perdido su trabajo o que se siente sola”, asegura.

El futuro de las religiones

Con respecto a la situación de las religiones en los próximos años, es difícil hacer elucubraciones, dada la gran cantidad de factores que influyen, pero Kauffman adelanta algunas posibilidades. Por ejemplo, asegura que los países del Oeste europeo serán más religiosos a finales del siglo XXI de lo que lo eran en 2000.

El estudio sugiere también que algunos “cambios geopolíticos importantes podrían aliviar la tensión entre musulmanes y otros europeos, lo que propiciaría la liberalización de conversiones teológicas y, a su vez, el incremento de la tasa de apostasía musulmana”.

Sin embargo Alonso, que considera que la inmigración que llega a Europa desde los países árabes terminará por islamizar el viejo continente, no lo ve tan fácil. “Esperemos que el choque entre religiones no sea fuente de conflictos en el futuro, pero me temo que ellos no van a ser tan tolerantes con los descreídos y con otras religiones”, argumenta. “Si hay un cambio dentro del Islam, perfecto. Si no, la convivencia va a ser bastante complicada”, zanja.

Beriain, por su parte, no cree que Europa vaya a experimentar en un futuro ninguna “reacción furibunda ni ninguna involución” por parte de creyentes.

Uno de los aspectos fundamentales que ha tenido en cuenta Kauffman para su estudio ha sido el de la fertilidad. Según sus datos, las personas religiosas presentan tasas más altas que las que no lo son, pero, por otro, los jóvenes europeos (menos propensos a profesar la fe) también presentan cifras elevadas. El investigador británico se centró en este punto en Austria y Suiza por ser los países europeos con mejores datos sobre fertilidad, y encontró que las personas no religiosas presentaban una tasa de fertilidad de alrededor de 1, los protestantes, de 1,3; los católicos, de 1,4; y los musulmanes, de 2,4.

Dado que precisamente los musulmanes son los más resistentes a alejarse de la religión que profesan, parece lógico que, como dice Alonso, Europa tienda a islamizarse. Pero el alcance real de los cambios en las tendencias religiosas y las consecuencias de su convivencia quedan aún en el terreno de la elucubración.

El panorama religioso está revuelto. El demógrafo británico Eric Kauffman acaba de publicar un estudio en el que se ponen en evidencia dos tendencias paralelas. Por un lado la investigación, tomando datos de la European Values Surveys y de la European Social Survey correspondientes al periodo 1998-2008, demuestra que las creencias religiosas han descendido tanto en el norte del viejo continente (a partir de la Segunda Guerra Mundial) como en los países del centro y del sur, más católicos (sólo en las últimas décadas).