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La risa desdramatiza el culebrón que es la vida en común
  1. Alma, Corazón, Vida
LA CARCAJADA ASEGURA EL EFECTO ANTIOXIDANTE LOCAL

La risa desdramatiza el culebrón que es la vida en común

Desde niños pronto afrontamos la alternativa de tomar la vida como una comedia en la que reír o una tragedia en que atormentarnos y torturar a

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La risa desdramatiza el culebrón que es la vida en común

Desde niños pronto afrontamos la alternativa de tomar la vida como una comedia en la que reír o una tragedia en que atormentarnos y torturar a los otros. A abordajes tan distintos como la risoterapia y la psicoterapia transaccional, subyace un convencimiento común: aprovechar lo que reír con otros y reírnos de nosotros mismos nos aporta en términos de salud personal y rendimiento académico o laboral.

Efectivamente, si los efectos de la risa son beneficiosos para el individuo, aún lo son más en las organizaciones humanas que dependen de la cooperación de sus integrantes para la consecución de objetivos comunes. A la hora de motivar a grupos humanos, todo líder conoce que el punto de palanca con el que puede llegar a mover la mayor resistencia es conseguir un ‘ambiente’ en el que guste trabajar. En este sentido, la risa y la sonrisa, que de bebés nos permiten captar la total atención de quienes nos miran, se pueden llegar a perfeccionar y convertir en un elemento de primer orden para cambiar el mundo a nuestro alrededor.

Orgánicamente, reír produce una reacción neurológica y muscular global, especialmente poderosa en el tronco (en los músculos relacionados con la respiración como el diafragma o los músculos intercostales), el cuello y la cabeza. La correcta oxigenación de estas áreas depende de la llegada de sangre a las mismas. Tal llegada de sangre se ve dificultada cuando la tensión muscular en estas zonas comprime los vasos sanguíneos a su paso.

Como es de todos conocido, la respuesta al ‘agresor’ (sea este el responsable de recursos humanos o un inspector de hacienda) conduce a mantener una postura en exceso erguida, robótica y que acerca los hombros a la cabeza (cuando su lugar natural es el tórax). Si la amenaza se mantiene durante largo tiempo, esta respuesta favorable a la lucha o la huída puede convertirse en crónica.

Las técnicas de relajación muscular progresiva, muy utilizadas ante problemas de ansiedad, depresión o insomnio, se dirigen a ‘desbloquear’ áreas que descuidamos en nuestro mundo de estrés mantenido. A este respecto reproducen en distintos grupos musculares lo que naturalmente hacemos al reír: Aseguramos así el efecto antioxidante local, junto a la respuesta neuroquímica y hormonal que se generaliza por todos los rincones de nuestro cuerpo.

¿Pero cómo conseguir que la risa emerja cuando la hipoteca acucia, el trabajo vampiriza, los hijos angustian, la economía amarga, los medios torturan, los parientes políticos enojan, la familia de origen sólo se reúne para sufrir? La respuesta es clara: ensayándola y dejando que se desdoble en el instante actual, que es el único que tenemos. Lo sublime de la carcajada es que nos fija al presente, pues no se deja simultanear con el pasado terrible ni con el futuro incierto.

Mejor una pareja cómica que una trágica

Acercándonos al mundo de la pareja, es ya lugar común decir que la posibilidad de reír juntos es un indicador esencial que traduce la vitalidad del vínculo. Desdramatizar en lo posible el culebrón de la vida en común y llevar la existencia a un escenario en que predomine la interpretación cómica sobre la trágica, disuelve los problemas que no pueden resolverse.

Se podría objetar que si, como decimos, las raíces de nuestro comportamiento ante las vicisitudes de la vida y de pareja están en la infancia, concretamente en la forma de relación entre sí y hacia nosotros de quienes nos criaron, ¿cómo podríamos cultivar algo que acaso no se sembró?

La investigación neurológica más reciente ha demostrado que el ser humano y otros primates poseen casi de forma universal las llamadas ‘neuronas en espejo’. Estas neuronas serían sensibles a comprender el estado mental del otro y dejarse ‘contagiar’ del mismo. Posiblemente por razones biológicas y evolutivas, el ser humano es altamente sensible a lo amenazante, como el llanto del bebé, o a las expresiones faciales de rabia u odio. Pero aún más lo es al gesto apaciguador de la madre o el padre que se aproximan a la cuna. Lo más fascinante de esta doble susceptibilidad es que a través de las experiencias a las que somos expuestos podemos conseguir que las ramificaciones y relaciones de esas neuronas con otras sean más fértiles o menos.

En la medida en que desde niño el ser humano sea educado en la risa y en la sonrisa, en compartirlas y honrarlas viéndolas reflejadas en el adulto, su capacidad de que los estímulos positivos tengan un mayor impacto y registro cerebral que los negativos crecerá. Ambas expresiones emocionales sirven como mascarillas éticas que aplicadas día a día rejuvenecen por dentro y por fuera a aquellos cuya infancia ya pasó. Para quienes aún disfrutan de ese tiempo valdrán como amparo contra la crueldad y el sufrimiento humano que pueda venir.

*Javier Sánchez García es psiquiatra en 'Salud y bienestar Sangrial'.

Desde niños pronto afrontamos la alternativa de tomar la vida como una comedia en la que reír o una tragedia en que atormentarnos y torturar a los otros. A abordajes tan distintos como la risoterapia y la psicoterapia transaccional, subyace un convencimiento común: aprovechar lo que reír con otros y reírnos de nosotros mismos nos aporta en términos de salud personal y rendimiento académico o laboral.