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La escuela infantil que imparte emociones y valores
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EN ALARIA TRABAJAN APLICANDO LA FILOSOFÍA PARA NIÑOS DE MATTHEW LIPMAN

La escuela infantil que imparte emociones y valores

Las emociones y los valores no suelen ser una asignatura habitual en los colegios, y mucho menos en las escuelas infantiles. Menos en las del grupo

Foto: La escuela infantil que imparte emociones y valores
La escuela infantil que imparte emociones y valores

Las emociones y los valores no suelen ser una asignatura habitual en los colegios, y mucho menos en las escuelas infantiles. Menos en las del grupo Alaria, un conjunto de tres centros educativos que se preocupa por formar a los niños “para la vida, no para el colegio”, en palabras de su directora, Elvira Martínez.

Ella ha perpetuado la senda que inició su madre, Amparo, cuando en 1976 abrió dos escuelas en el madrileño barrio de El Viso en las que implantó los métodos pedagógicos que había aprendido en el extranjero. En su día fueron los centros de infantil más innovadores de la ciudad, y en la actualidad los ‘descendientes’ de esas escuelas siguen estando, a su manera, a la cabeza de la pedagogía.

Y su manera consiste en ir mucho más allá de la educación tradicional e inculcar a los niños los valores que les harán, en un futuro, mejores personas. “Nuestro objetivo es conseguir que los niños se sientan felices y seguros de sí mismos, y para ello, hemos creado un entorno afectivo, que les hace desarrollarse plenamente”, explica Martínez.

Por ejemplo: cada mañana las clases comienzan en forma de asamblea. Todos los niños se sientan en corro y uno de ellos habla y cuenta alguna ‘noticia’, que puede ser que el día anterior salió a jugar al parque. Con ello, ese niño aprende a hablar en público, afianza su autoestima y potencia la seguridad en sí mismo. Los demás, al mismo tiempo, aprenden a escuchar, a respetar el turno de palabra y a compartir.

Después de la ‘asamblea’ cada niño dibuja (o escribe, en función de la edad) en un calendario comunitario su ‘noticia’. Además, seguramente, el profesor haya aprovechado la coyuntura para hacer hablar a sus alumnos de los sentimientos. Se trata de integrar la ‘filosofía para niños’ en todas las actividades de la escuela, de forma que desde pequeños sepan identificar sus sentimientos, ponerles nombre y hablar sobre ellos.

Esta corriente pedagógica, basada originariamente en el trabajo del psicólogo y educador estadounidense Matthew Lipman, se orienta a fomentar, a partir de la enseñanza de la filosofía adaptada al niño, la capacidad de los pequeños para pensar por sí mismos y desarrollar su visión crítica de la vida.

Cada uno aprende a su ritmo

Otra de las corrientes pedagógicas que dominan la enseñanza en los centros Alaria es la de la Teoría de las Inteligencias Múltiples y Estilos de Aprendizaje (enunciada por Howard Gardner), que promueve el respeto al ritmo de aprendizaje de cada alumno. “Cada niño es único en su forma de aprender e investigar y eso hay que respetarlo. Aquí estimulamos aquellos aspectos menos desarrollados en el pequeño y no le comparamos nunca más que con él mismo”, explica Martínez.

“Aquí es el alumno, con sus características individuales y en su totalidad personal, el referente último de la educación”, confirma.

Además de identificar las emociones y desarrollar un criterio propio, los alumnos aprenden muchas otras cosas en estos centros. Por ejemplo, a comer. No sólo en el sentido estricto de la expresión (de no dejarse nada en el plato y comer todo lo que le pongan) sino en el más amplio, el de saber comportarse en la mesa, limpiarse bien, no hablar ni beber con la boca llena, no jugar con la comida, etc. La escuela cuenta con una cocina y propia y materias de primera calidad. "Nada de caterings, para nosotros es fundamental la nutrición de los alumnos", añade Martínez.

Otro de los pilares fundamentales que el euqipo directivo promueve es la relación con los padres, que se convierten en agentes protagonistas de la educación de sus hijos en la propia escuela. “Tenemos contacto permanente, escuchamos sus sugerencias, realizamos charlas monográficas con ellos e incluso hemos puesto en marcha una Escuela de Padres”, explica Martínez.

Y funciona, porque los padres están muy satisfechos con estos centros que les facilitan la vida. El horario es ininterrumpido, durante todo el año, de 7:30h. a 19:00h. y la tarifa, similar a la de otras escuelas infantiles, incluye todas las horas que permanece abierto el centro (incluso en verano y vacaciones). “Nos vienen antiguos alumnos a traernos a sus hijos, eso es lo más gratificante que nos puede pasar”, relata la directora.

Las emociones y los valores no suelen ser una asignatura habitual en los colegios, y mucho menos en las escuelas infantiles. Menos en las del grupo Alaria, un conjunto de tres centros educativos que se preocupa por formar a los niños “para la vida, no para el colegio”, en palabras de su directora, Elvira Martínez.