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La clase media emergente: "Estoy orgulloso de mi coche y de mi móvil"
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UN ESTUDIO REFLEJA LOS CAMBIOS EN LOS VALORES SOCIALES GLOBALES

La clase media emergente: "Estoy orgulloso de mi coche y de mi móvil"

“En nuestra empresa seguimos mucho la moda. Trabajamos en un sitio donde la gente tiene mucho estilo. Me gustan los teléfonos móviles a pesar de que

Foto: La clase media emergente: "Estoy orgulloso de mi coche y de mi móvil"
La clase media emergente: "Estoy orgulloso de mi coche y de mi móvil"

“En nuestra empresa seguimos mucho la moda. Trabajamos en un sitio donde la gente tiene mucho estilo. Me gustan los teléfonos móviles a pesar de que no lo cambio a menudo. Suelo comprar uno al año”. (Joven india de 21 años, trabajadora de American Express)

La relación entre consumo e identidad se hace muy evidente, señala Jonathan Murphy, Senior Lecturer de la Cardiff Business Schooll, en los valores que detenta la clase media emergente. En el estudio Indian Call Centre Workers – Vanguard of a Global Middle Class?, publicado en Work, Employment, and Society, ha estudiado los comportamientos de trabajadores indios en empleos bien remunerados, como lo son (allí) los de los call centers, que suelen ser reclutados entre jóvenes de las élites nacionales. Murphy analiza también la coincidencia de los valores imperantes en las capas medias de  los países industrializados y en las de los países emergentes, subrayando cómo terminan conformando un corpus que ilustra una nueva clase media global. Muchas de sus ideas, valores y  aspiraciones son las mismas, aun cuando puedan manifestarse de formas distintas.

La afición por el consumo y la percepción de las marcas como elemento primero de distinción social son el punto de conexión más evidente. Para Murphy, “la vinculación del sentido de la identidad a la posesión de determinados bienes no sólo funciona en Occidente”. Como explica un trabajador indio de un servicio de atención al cliente de una compañía telefónica británica, hay cosas que son más que uno mismo:

“De lo que más orgulloso estoy es de mi coche. Lo compré con mi propio dinero. Y también una bicicleta y un teléfono móvil”.

Para Murphy, la claridad con que describen sus aspiraciones de consumo indica la importancia estratégica que éste tiene a la hora de definir su imagen. La representación consumista de la identidad transnacional de clase media –los vaqueros, el centro comercial, internet, el coche- refleja el deslizamiento desde los viejos valores hacia una nueva concepción de sí, más moderna y globalizada.

La importancia del cosmopolitismo

En ese sentido, las marcas suponen el elemento de distinción por excelencia para las clases medias contemporáneas, ya que son utilizadas para definir los grupos a los que pertenecemos, tanto en los países emergentes como en los industrializados. El matiz que se añade en el caso de los indios es que este consumo, en el que queda representada la apariencia que quieren tener, pero también su mentalidad, “es todavía más importante porque les hace verse del todo conectados con la clase media global”. Ser cosmopolita es un valor muy importante entre las capas medias emergentes, ya que es la forma en que demuestran que ellos tienen otros valores, más modernos y adaptados a los tiempos que los de un país al que perciben con hábitos muy atrasados.

Ellos establecen una diferencia identitaria a partir de la forma en que visten, pero también de los valores en los que creen. Pueden verse como más sofisticados que quienes le rodean porque tienen más estilo pero también porque su forma de pensar es otra. Son mucho más favorables a que puedan existir matrimonios entre castas, ven las relaciones sexuales prematrimoniales desde una perspectiva muy similar a la de los jóvenes occidentales y están a favor de una presencia mucho más activa de la mujer en la sociedad. Que una chica no pueda llevar pantalones en determinados lugares no sólo les parece que atenta contra los derechos humanos sino que además entienden (sean varones o hembras) que es socialmente perjudicial.

Toda esa cháchara sobre moralidad es basura. Las mujeres hoy son iguales a los hombres. Si no se nos permite trabajar en el turno de noche, van a perjudicar nuestras carreras, ya que nadie querrá contratarnos”. (Mujer de 35 años, manager de un centro de atención al cliente)

Estamos, pues, ante clases más liberales que las populares, menos apegadas a la tradición y mucho más favorables a una globalización a la que ven no sólo como una posibilidad para alcanzar mejores metas (y sueldos) en lo personal, sino como la gran oportunidad de su país para salir de la miseria económica. El 80% de ellos creen que la falta de esfuerzo y una pobre moralidad son las causas de la pobreza en la India, por lo que entienden que la ideología liberal es también la solución para un mejor gobierno de su nación. 

En ese sentido, comparten gran parte de sus valores con las clases medias altas de los países occidentales, sobre todo en lo referente al consumo como marcador identitario, a una mayor tolerancia con las costumbres y los hábitos sexuales y a la adhesión a la economía de mercado.

Por eso, señala Murphy, las grandes diferencias no se establecen entre las capas medias altas occidentales y las emergentes, sino entre clases populares y clases medias de unos y otros países. Las primeras, hoy más tradicionales, tenían una visión más orientada a la solidaridad laboral que raramente aparece entre los valores defendidos por las segundas. En un capitalismo globalizado, señala Murphy, en el que la economía penetra y perturba las divisiones nacionales de clase, se están creando grupos sociales que aprovechan sus habilidades y posibilidades de formación para extraer oportunidades. Y la nueva clase media global es producto de ese saber aprovechar las ocasiones que se presentan.

“En nuestra empresa seguimos mucho la moda. Trabajamos en un sitio donde la gente tiene mucho estilo. Me gustan los teléfonos móviles a pesar de que no lo cambio a menudo. Suelo comprar uno al año”. (Joven india de 21 años, trabajadora de American Express)