La invasión de las garrapatas: el cambio climático las empuja hacia el norte

Las garrapatas, ese parásito tan desagradable que se alimenta chupando la sangre de animales y humanos, es más común de lo que creemos. De hecho, gracias al cambio climático y al aumento de temperaturas que éste conlleva, estos molestos ácaros están avanzando desde el Sur del globo hacia zonas donde nunca antes se habían instalado, como Escandinavia.

No se trata, ni mucho menos, de una plaga bíblica ni de un problema de salud acuciante, pero tampoco hay que perder de vista una cifra: las enfermedades que las garrapatas transmiten al hombre han aumentado en los últimos veinte años un 300% en el continente europeo. Este fenómeno, sus causas y consecuencias, lo están analizando más de 300 expertos estos días en el VII Congreso Internacional de Garrapatas y patógenos transmitidos, que se celebrará hasta el próximo 2 de septiembre en Zaragoza.

Concretamente, las comunidades autónomas del sur de España son las más afectadas por el avance de la plaga de la garrapata, que además de extenderse en latitud también lo hace en altitud, ya que para encontrar las temperaturas habituales del otoño y del invierno cada vez hay que ascender más alto.

"Hay que preocuparse, pero no alarmarse" 

Agustín Estrada, catedrático de enfermedades parasitarias de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Zaragoza (UZ) y presidente del Comité Organizador del Congreso, ha explicado a El Confidencial que "hay que preocuparse, pero no alarmarse" por estos cambios en la población mundial de garrapatas.

La forma más fácil de 'frenar' el asedio de los parásitos, asegura, es controlar sobre todo a los animales, y más que nada, a los domésticos. Para ello existen algunas vacunas que consiguen, por ejemplo, que la garrapata muera segundos después de morder al animal. "Estamos viendo además muy buenos resultados en manipulación de ADN y en sistemas de prevención de riesgos, como las imágenes por satélite", explica Estrada a la salida de uno de los simposios del Congreso.

Pero, más allá de afectar a los animales, las garrapatas también se alojan en humanos y pueden transmitirles dolencias como la enfermedad de Lyme, el TBE, el tifus, la fiebre bovina por garrapatas o la meningoencefalitis, entre otras. "La fiebre hemorrágica de Crimea, por ejemplo, se ha convertido en una enfermedad re-emergente en la zona mediterránea por culpa de las garrapatas", continúa.

Para extraer una garrapata de la piel, olvídense de los "remedios folclóricos" como los de aplicar agua oxigenada o aceite. "Pueden ser contraproducentes", avisa el catedrático. Lo mejor es arrancar al parásito con unas pinzas "muy finas", porque "no hay sustancia química que se pueda usar en humanos y acabe con ellas". Pero más vale prevenir que curar, y por eso los expertos recomiendan para evitar la propagación de enfermedades por parte de este parásito que, si se sale al campo, al volver a casa se revisen las ropas y el propio cuerpo para asegurarse de que no hay garrapatas.

Este congreso, que por primera vez se realiza en España, cuenta con la presencia de unos trescientos expertos especializados en este tipo de parásitos proceden en su gran mayoría del continente europeo, así como de Estados Unidos, Canadá, Brasil, Sudáfrica, China, Sudán, Australia o México, entre otros, y rendirá homenaje al investigador Peter Willadsen.