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La siesta no es una pérdida de tiempo, de hecho debería ser obligatoria
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EL TIEMPO IDEAL ES DE 20 MINUTOS

La siesta no es una pérdida de tiempo, de hecho debería ser obligatoria

Pocos pueden permitirse el lujo de echar una cabezadita después de comer, pero casi todos aprovechan para hacerlo en los días libres. Es un placer y

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La siesta no es una pérdida de tiempo, de hecho debería ser obligatoria

Pocos pueden permitirse el lujo de echar una cabezadita después de comer, pero casi todos aprovechan para hacerlo en los días libres. Es un placer y un reconstituyente muy arraigado en la cultura española que va mucho más allá de un capricho o un antojo y se ha convertido casi en un antídoto contra el sopor de prescripción médica.

Efectivamente, el doctor Eduard Estivill, de la Clínica del Sueño de Barcelona, confirma que “todo el mundo debería echarse la siesta”, eso sí, “entendiendo que es un complemento y no un sustituto del sueño nocturno”.

Según ha explicado el especialista en sueño a El Confidencial, el cuerpo humano necesita dos periodos de sueño diarios. Uno es el que se da por la noche, que dura unas siete u ocho horas, y después de seis o siete horas despierto, el cerebro necesita otra pequeña ración de sueño.

Esta nueva sesión de descanso debe ser breve, de unos 20 minutos, para que sólo incluya sueño superficial. Si se duerme más tiempo se puede entrar en otra fase más profunda de sueño, lo que provocaría un despertar soporífero e incómodo. “Por eso hay gente que dice que la siesta le sienta mal, porque la hacen mal”, añade Estivill.

Bien dormida, la siesta, además de un placer, es mentalmente sana, ya que ayuda al cerebro a descansar y hace que el rendimiento laboral después de una cabezadita aumente entre un 10 y un 12%. De hecho, según comenta el especialista, en las fábricas de Toyota de Japón los trabajadores están obligados a dormir 20 minutos de siesta para rendir más por la tarde.

También la NASA ha comprobado recientemente los beneficios de la siesta, ya que un estudio hizo patente que los astronautas mantenían la lucidez y la buena disposición después de dormir una siesta tras una mañana de intenso trabajo. Este estudio estableció el minuto 26 como el propicio para despertarse.

Y ¿cómo hay que echarse la siesta para que siente bien?: "Se puede estar tumbado o acostado, pero lo más importante es que no supere los treinta minutos", asegura el doctor Pedro Mayoral, experto en trastornos del sueño.

"La siesta es una especie de sueño corto recuperador", insiste este especialista que ejerce en varias clínicas reconocidas de España y que la recomienda especialmente para personas con hipertensión, diabetes, problemas cardiacos, ansiedad y estrés.

Una investigación realizada en 2007 por Nasaka A. y Oikonomou E. demostró que las personas que dormían siesta ocasionalmente habían reducido en un 12% las causas de mortalidad coronaria, pero el descenso era de un 37% en las que la dormían habitualmente.

Esta sana tradición adopta su nombre de San Benito de Nursia, más conocido como San Benito Abad, patrón de Europa. Tal como dicen las escrituras, enseñó a los monjes a construir relojes para contar las horas, concretando una tarea para cada una (obligaciones, comidas, oraciones y ceremonias). La hora sexta, dedicada en la regla benedictina al descanso, fue la afortunada que inmortalizó y nombró a la siesta.

Pocos pueden permitirse el lujo de echar una cabezadita después de comer, pero casi todos aprovechan para hacerlo en los días libres. Es un placer y un reconstituyente muy arraigado en la cultura española que va mucho más allá de un capricho o un antojo y se ha convertido casi en un antídoto contra el sopor de prescripción médica.

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