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Una alerta “exagerada” provoca una caída del 30% en las ventas de atún y pez espada
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EL SECTOR PESQUERO CONSIDERA IMPRUDENTE LA ALARMA PROVOCADA

Una alerta “exagerada” provoca una caída del 30% en las ventas de atún y pez espada

“Exagerada”, “imprudente” o “irresponsable” son sólo algunos de los adjetivos con los que se ha calificado la alarma generada por una información periodística que aludía a

Foto: Una alerta “exagerada” provoca una caída del 30% en las ventas de atún y pez espada
Una alerta “exagerada” provoca una caída del 30% en las ventas de atún y pez espada

“Exagerada”, “imprudente” o “irresponsable” son sólo algunos de los adjetivos con los que se ha calificado la alarma generada por una información periodística que aludía a la recomendación de evitar comer atún rojo, tiburón y pez espada para mujeres embarazadas o lactantes y niños menores de tres años.

Este jueves saltaban las alertas a raíz de un reportaje publicado en El País en el que el diario recordaba que “Sanidad recomienda a embarazadas y niños no comer atún ni pez espada”, una información basada en un informe publicado en abril por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) que advertía sobre la presencia de mercurio en estos alimentos. En la tarde del viernes el presidente de la Asociación Nacional de Mayoristas de Pescados de Merca, Manuel Pablos, cifraba ya el descenso en las ventas de atún rojo y pez espada en un 30% (ya que el tiburón no es un producto usual en el país).

Y es que, aunque el informe al que se hacía referencia no era novedoso (las recomendaciones de la AESAN fueron publicadas en abril), su repercusión sí fue bastante ruidosa. Multitud de medios de comunicación se hicieron eco del texto y el mercurio entró directamente en la agenda política cuando el PP y el BNG solicitaron a la ministra de Sanidad, Leire Pajín, que explicara en el Congreso los informes científico-técnicos, si existiesen, que avalan las recomendaciones para evitar "falsas alarmas, confusiones y perjuicios contra el sector agroalimentario de nuestro país".

Pajín, por su parte, había alegado el mismo jueves que los beneficios de comer pescado azul "están fuera de cualquier duda", por lo que no hay "ninguna razón para la alarma". La titular de Sanidad reconoció que los niveles de metales en el pescado y en algunos vegetales son "una preocupación constante" de las autoridades sanitarias, por lo que están "en constante alerta y vigilantes", pero añadió que “no hay ninguna razón para la alarma”.

El presidente de la AESAN, Roberto Sabrido, explicó además que el pescado azul, especialmente el de gran tamaño (como los grandes túnidos), acumula mercurio en la grasa, y su ingesta puede tener efectos en los niños, cuyo organismo aun está en formación, pero no en los adultos. De hecho la FAO (organización de la ONU para la Agricultura  la Alimentación) y la OMS (Organización Mundial de la Salud) destacan que los beneficios nutricionales y para la salud del consumo de pescado se pueden asociar con la prevención de enfermedades cardiovasculares, el cáncer de próstata, los trastornos inmunológicos, la osteoporosis y con el término de los embarazos y el posterior desarrollo neurológico y cardiovascular de los lactantes y los niños.

Precisamente eso, una falsa alarma, es lo que consideran los pescadores que se ha generado. Javier Gart, secretario general de la Confederación Española de Pesca (CEPESCA) le recrimina a la AESAN lo “exagerado” de las recomendaciones y a la prensa lo “imprudente” de sus informaciones.

De 100 a cero en un día

La publicación de la AESAN con respecto al consumo de pescados se dirigen a las mujeres embarazadas o que puedan llegar a estarlo, mujeres en fase de lactancia y a niños de corta edad (entre 1 y 30 meses) y recomienda que dichas personas eviten el consumo y que los niños de 3 a 12 años lo limiten a 50 gramos semanales. Hasta ahora, todas las autoridades sanitarias y alimenticias nacionales e internacionales, incluido el propio comité científico de la AESAN, la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria y la Comisión Europea, habían limitado el consumo de estos grupos de riesgo (de todos por igual) a 100 gramos semanales.

Gart se muestra por ello muy “sorprendido” y asegura que desde la asociación a la que pertenece no comprenden el drástico recorte (incluso eliminación total) a las cantidades recomendadas hasta ahora. “El informe en el que se basa la AESAN para hacer sus recomendaciones lo que dice es que no conviene aumentar las dosis recomendadas hasta ahora, pero no entendemos por qué a raíz de eso pasan directamente a eliminarlas”, asegura.

Creemos que la AESAN se ha sobrepasado yendo más allá de las recomendaciones de la propia UE y ha creado una alarma que va a ocasionar muchas pérdidas”, se lamenta. Por ese motivo CEPESCA ha solicitado una reunión urgente con los ministerios de Sanidad y Medio Ambiente y la propia AESAN para que reconsideren las consecuencias de la alerta provocada.

El metil-mercurio se encuentra mayoritariamente en pescados y mariscos, donde puede llegar a representar más del 90% del mercurio total. Derivado de la contaminación medioambiental, los peces acumulan mercurio en su organismo a lo largo de su vida y esto ocurre especialmente en aquellas especies de gran tamaño como los grandes depredadores. El hecho de que estos grandes depredadores suelan ser migratorios, hace que no sea posible excluir los pescados de las aguas menos contaminadas.

Pero, a pesar de que la presencia de mercurio esté de sobra probada, su peligro para el ser humano es aún controvertido. Frente a varias organizaciones ecologistas que llevan años advirtiendo del riesgo de la presencia de este metal en el pescado que consumen los humanos, CEPESCA recuerda que varios estudios científicos “coinciden en que la presencia de trazas de mercurio en grandes migradores se ha mantenido estable en las últimas décadas. Según estos informes, los niveles suelen estar por debajo de los umbrales tolerables de 1 ppm (parte por millón o 1 mg/kg peso fresco) fijados por la UE, diez veces por debajo de los que causarían posibles efectos adversos”.

“Exagerada”, “imprudente” o “irresponsable” son sólo algunos de los adjetivos con los que se ha calificado la alarma generada por una información periodística que aludía a la recomendación de evitar comer atún rojo, tiburón y pez espada para mujeres embarazadas o lactantes y niños menores de tres años.

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