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Micro y macropenes
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Micro y macropenes

No se pueden elegir. Cada uno se conforma -o no- con el que tiene. El problema está cuando uno es dueño de un micro o macro-pene

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Micro y macropenes

No se pueden elegir. Cada uno se conforma -o no- con el que tiene. El problema está cuando uno es dueño de un micro o macro-pene y no sabe cómo afrontarlo a la hora de mantener relaciones sexuales. Si bien es cierto que la vagina se adapta al órgano masculino, hay unos límites.

 

Sexólogos de los dos sexos han hablado con El Confidencial sobre esta problemática. Ángel Ruiz Ejarque afirma que “el tamaño normal por debajo del cual se cree que no se da la talla oscila entre los 13-15-17 centímetros. Lo cual no quiere decir que 8 o más de 18-20 sea anormal. El pesar del hombre español es que su medida sea menor de 13, pero no tiene nada que ver en la función sexual; a todo el mundo le gustaría medir 1’90 pero uno de 1’60 no es un enano. Otra cosa son los micropenes -microfalosomía- que en condiciones normales de erección no llegan a los 8 centímetros y consiguen poco grosor. Ahí habría que valorar la dificultad de entrada en la vagina”.

 

Catalina Conde opina que “siempre ha habido un mito en torno al sexo donde el tamaño del pene es muy importante y el que va dar mayor gratificación a la mujer. El tamaño no es lo más importante. Hay mujeres que con la penetración no llegan al orgasmo porque necesitan una excitación en el clítoris y más caricias y afecto. Lo importante es cómo se utiliza. Con un micropene se puede lograr un orgasmo en la mujer porque sus zonas más sensibles -primer tercio de la vagina- están en el exterior de la vagina”.

 

Ruiz Ejarque coincide con Conde en que “con un pene pequeñito se puede dar placer porque además del vaginal hay muchas actividades lúdico sexuales. Muchas veces un macropene es más antisexual que un micropene. El hombre piensa que con un pene pequeño no va a poder dar placer a la mujer y sólo están pendientes del perfil socio psicológico y del tabú creado hace tantos años que dice que ‘es más macho el que tiene el pene más grande’. Esto es algo conceptual e histórico, un tabú, igual que ‘cuantas más relaciones se tenga, más hombre se es”.

 

La experta opina que el problema está en que “hoy en día, las películas porno, las revistas y la televisión muestran que lo perfecto y lo que da satisfacción a la mujeres son penes enormes, cuando en realidad los hombres muy bien dotados a veces tienen problemas porque no cabe todo el pene en la vagina y puede provocar dolor o molestias a la mujer, que, ante el miedo por el tamaño, no se relaja”.

 

Quienes no están conformes con el tamaño de sus penes pueden poner remedio a su complejo, pero deben hacerlo siempre bajo supervisión de un médico. Ruiz Ejarque recuerda que “estudios de Turín y Bolonia sobre extensores y prótesis de pene han demostrado que se logra mejorar la entrada en longitud y grosor en vagina y útero”. Opina que “puede ser muy útil” pero que “no hay que obsesionarse. Se debe tener mucho cuidado y siempre hay que contactar con un buen profesional -urólogo, andrólogo, sexólogo- que lo valore los motivos morfológicos o funcionales que puedan estarse dando”.

 

Catalina Conde tampoco ve con malos ojos los extensores, pero siempre que utilicen “para darles más seguridad en sí mismos a la hora de estar con una mujer, no para que sea necesario para llevar una vida sexual activa”.

 

No se pueden elegir. Cada uno se conforma -o no- con el que tiene. El problema está cuando uno es dueño de un micro o macro-pene y no sabe cómo afrontarlo a la hora de mantener relaciones sexuales. Si bien es cierto que la vagina se adapta al órgano masculino, hay unos límites.

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