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Se sortean dos tetas de silicona y un cirujano por sólo 20 euros
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Se sortean dos tetas de silicona y un cirujano por sólo 20 euros

No hay trampa ni cartón. El disparate se ofrece en forma de fiesta y bajo el título 'Pretty Woman'. La ganadora del sorteo se llevará a

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Se sortean dos tetas de silicona y un cirujano por sólo 20 euros

No hay trampa ni cartón. El disparate se ofrece en forma de fiesta y bajo el título 'Pretty Woman'. La ganadora del sorteo se llevará a casa una cita para el cirujano que, gratis total, le implantará dos tetas artificiales. Si la 'afortunada' desea otro tipo de arreglo, la discoteca se lo permite. El lleno, si ninguna autoridad sensata lo impide, está asegurado en el Pachá de Valencia, el cinco de diciembre.

Los linces del negocio han rectificado y, en vez de unos senos, rifarán un bono de estética. Para llegar hasta aquí hubo que recorrer antes un camino en el que la locura, la publicidad y el ansia de enriquecerse aún más de no pocos cirujanos han alimentado todo esto. Era cuestión de tiempo. El neoliberalismo salvaje se ha instalado también entre las batas blancas. Todo se compra y todo se vende.

Todo se quita y todo se pone, como las orejas, el pene, los pechos. La falta de escrúpulos no parece tener fin. Y como ni las consejerías de Sanidad ni el Ministerio de Sanidad hacen absolutamente nada para evitar que las operaciones de estética se conviertan en un lamentable e insano espectáculo público (todavía está fresco, por ejemplo, el programa basura 'Cambio radical', en el que la estrella, para vergüenza de muchos, era un prestigioso cirujano plástico), ahora se sorteaban dos tetas en una discoteca y mañana serán otras partes del cuerpo. Pero que nadie trone sólo contra las televisiones, las discotecas o las revistas.

Si este mercadeo existe es porque hay doctores dispuestos a rematar la faena. Si alguien se quiere comprar una camisa, puesde hacerlo por sí mismo. Pero si quiere cambiarse las orejas o los pómulos o el aspecto de las partes íntimas, necsita contar con un especialista. Él tiene la última palabra. O el dinero. Porque todo este despropósito de la cirujía estética lo mueve el dinero y la ambición. A Madrid, Barcelona y otras capitales llegan los fines de semana autobuses con gente que quiere operarse para parecer más bella. Con todos los gastos incluidos.

Es el llamado 'turismo de quirófano'. Una animalada y un desprestigio para la especialidad. Los padres regalan a sus hijos operaciones de estética si aprueban en los estudios o por sus cumpleaños o por Navidad. Siete de cada 10 adolescentes desean cambiar su imagen personal. Lo dice un estudio realizado por el Centro de Salud Ciudad Jardín de Almería. "Es complicado que pidan ayuda al médico cuando cualquier revista en los quioscos en la época de primavera les ofrece dietas que les prometen conseguir pronto y fácil ese objetivo", asegura la doctora Rosario Jiménez, experta en atención al adolescente. "A esas edades empiezan a convivir con el acné, irrumpen los cambios de voz o salen los cuatro pelos en la cara. Las chicas quieren adelgazar y los chicos estar delgados pero musculados.

Es la época en que ellas aumentan caderas y pecho, se ven gordas y no se gustan". En el caso de los varones, el deseo de ganar músculo está contraindicado hasta que no se cierran los cartílagos de crecimiento, y eso suele ser en torno a los 18 años. ¿Y los colegiso médicos, qué hacen? Poco o nada. Se limitan a condenar de palabra en los medios de comunicación los desvarios éticos de los doctores que se prestan. Luego, las cosas se olvidan. Qué desgracia. Qué país. Qué sanidad tenemos.

No hay trampa ni cartón. El disparate se ofrece en forma de fiesta y bajo el título 'Pretty Woman'. La ganadora del sorteo se llevará a casa una cita para el cirujano que, gratis total, le implantará dos tetas artificiales. Si la 'afortunada' desea otro tipo de arreglo, la discoteca se lo permite. El lleno, si ninguna autoridad sensata lo impide, está asegurado en el Pachá de Valencia, el cinco de diciembre.