Eutonía, una terapia para alcanzar el estado óptimo de cuerpo y mente

No es reciente, pero es una gran desconocida. La 'eutonía' es una terapia o disciplina que ayuda a tomar conciencia de nuestro cuerpo con el fin de conseguir un equilibrio entre cuerpo y mente. Fue creada y desarrollada por la alemana Gerda Alexander y la bautizó en 1957 con raíces griegas: eu (bueno, óptimo) y tonos (tono, tensión). Expresa la idea de un tono, armoniosamente equilibrado y en adaptación constante al estado o actividad de la persona, en cada momento de su vida. Según recuerda la eutonista Mariana Scaturchio en el portal enbuenasmanos.com, se trata de una disciplina corporal de carácter terapéutico y educativo que considera el cuerpo como premisa fundamental del ser.

La eutonía está basada en la experiencia sensitiva del propio cuerpo, que conduce a la persona hacia una toma de conciencia de su cuerpo y de sí misma integrando todos los dominios de su ser. Estos recursos llevan a elevar su nivel de conciencia y a tomar contacto no sólo con su cuerpo, sino con la capacidad de movimiento, la integración de sus partes, la postura, los apoyos, la alineación así como también con sus pensamientos, emociones, sentimientos y estados de ánimo, y las consecuencias de esto en su vida cotidiana.

Hoy conocemos los vínculos y las interacciones constantes entre el tono neuromuscular, el tono neurovegetativo y las actividades cerebrales con sus estados bioquímicos internos; la interrelación estrecha de nuestro psiquismo con los estados emocionales, el tono postural y el conjunto de las regulaciones anímicas y fisiológicas. Por tanto, cada cambio en la conciencia actúa sobre el conjunto de tensiones y actuando sobre la tonicidad, pudiendo influir sobre todo el ser humano. Este aprendizaje lleva a facilitar la adecuación de la mente-cuerpo a cualquier situación en la vida.

Beneficios de su práctica

Normaliza el tono muscular (capacidad de reacción del músculo) y variación consciente de dicho tono. Además, favorece el equilibrio del tono del sistema neurovegetativo, desarrolla la sensibilidad y aumenta la percepción propioceptiva (de las partes internas del cuerpo) y exteroceptiva (de lo externo al cuerpo).

Previene y revierte el deterioro de las funciones articulares, mejora los reflejos posturales y del movimiento, desarrollo la alineación postural y toma conciencia de la misma, mejora las funciones vegetativas, cardiocirculatoria, circulación linfática, respiración, digestión, excreción y sueño. Facilita el aprendizaje del uso correcto y adecuado del cuerpo para cada actividad de la vida cotidiana (caminar, correr, estar sentado, descansar, etcétera).

Ayuda a aceptarse a sí mismo (corporal, emocional e intelectualmente), favorece el desarrollo de la confianza en uno mismo y en los demás, previene el estrés y enseña cómo cuidarse en las distintas etapas de la vida.