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Una muerte (in) digna para todos
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Una muerte (in) digna para todos

Si ahora el ministro de Sanidad lanza a los cuatro vientos la necesidad de que los ciudadanos dispongan, llegado el momento, de una muerte digna, significa

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Una muerte (in) digna para todos

Si ahora el ministro de Sanidad lanza a los cuatro vientos la necesidad de que los ciudadanos dispongan, llegado el momento, de una muerte digna, significa que nunca la han tenido ni la tienen. El PSOE lo supo desde siempre y sólo ahora, que aprietan las tuercas de la crisis, sacan a relucir el tema.

Y lo hacen como si lo de la eutanasia no estuviera desde el primer día en la agenda política de los socialdemócratas. Pero ahora viene Bernat Soria con el regalo dentro de su recién estrenada cartera de segundo mandato y espeta que en los próximos seis o doce meses -ya veremos- se podrá garantizar una muerte digna y sin dolor.

Que alguien se pare unos minutos a pensar sobre la forma de enunciar el asunto y comprobará lo mal que suena todo. Soria, populista que es, además de liante con las palabras (recordemos lo del aceite adulterado y las expliaciones surrealistas del ministro), se ampara una vez más en la decisión del paciente. Según él, "el único propietario de su cuerpo, y no otros colectivos, otras instituciones, otras formas de pensar, que pueden ser respetables pero que no son dueñas del paciente". Olé: así se defiende y se habla de eutanasia.

Con argumentos de progre trasnochado va a intentar convencer a los no convencidos. Estos chicos del PSOE están pidiendo a gritos un escarmiento en las urnas. Que patinen con la eutanasia y ya veremos el agujero negro que se les abre en las encuestas. Más palabritas de Soria: "Cuando la muerte es inevitable lo que sí podemos evitar es el dolor, y eso tiene que quedar bien claro. No podemos ganar la batalla contra la muerte, pero sí la batalla contra el dolor".

"Eso es lo que estamos haciendo, universalizar los cuidados paliativos, la sedación terminal, y seguir todos los protocolos que están aceptados por las sociedades científicas, que son perfectamente legales". Eso de que "estamos universalizando la sedación terminal" suena a coña. Que se lo pregunte Soria, sino, a los médicos que practican -"acongojados"- la sedación terminal.

Que vaya el ministro por los hospitales públicos y se entere de una vez por todas de qué va este asunto de la muerte digna y si es digno que a día de hoy los galenos se vean obligados a hacer malabarismos terapéuticos para evitar la agonía de mucha gente.

Me temo que, tal y cómo está de populista y sobrado el PSOE, la legislación que salga del venidero debate sobre eutanasia podría resultar tan nefasto como la ley del aborto en vigor. Ya veremos y oiremos cómo lo explica Bernat Soria, ese ministro con el don de la palabra oral que tanto nos aclara cuando aquí no se aclara nadie... gracias, precisamente, a él.

Si ahora el ministro de Sanidad lanza a los cuatro vientos la necesidad de que los ciudadanos dispongan, llegado el momento, de una muerte digna, significa que nunca la han tenido ni la tienen. El PSOE lo supo desde siempre y sólo ahora, que aprietan las tuercas de la crisis, sacan a relucir el tema.

Bernat Soria