El globo sonda de Bernat Soria

Visto el chaparrón que IU ha recibido por proponer que en España se regule de una vez por todas la eutanasia, el ministro de Sanidad Bernat Soria ha sacado el paraguas.

Soria no es sospechoso de abanderar la negativa a que se hable en el Congreso de la llamada 'muerte digna', sino todo lo contrario. Pero tampoco quiere que lo frían a bocajarro desde la derecha y el centro. Así que, antes de aparecer cruficado, se ha apresurado a decir que no estudia legalizar la eutanasia ni pretende desarrollar un Real Decreto.

Y cuando un político, aunque sea novel, niega algo, es que algo hay. En el Ministerio algunos hablan de "globo sonda", vieja práctica que en realidad lo que hace es anunciar lo que va a venir. Al final todo dependerá de la cosecha de posibles votantes que tal decisión de legislar pueda darle al PSOE en las próximas generales.

Si las cuentas son favorables, habrá debate y proposición de ley que regule la eutanasia. Pepe Blanco, dueño y señor de las encuestas, ya se lo dirá en su momento a Soria. Aunque el ministro es de la opinión de que "nunca un Gobierno sensato tiene que plantearse la salud de los ciudadanos o las expectativas de vida en términos de rentabilidad". Otra pista.

Soria dice que la eutanasia, disfrazada, por ejemplo, de sedación terminal, se viene aplicando desde hace mucho tiempo atrás. Una fórmula que ha evitado y evita la entrada de mucho personal sanitario en los juzgados o en la cárcel. No obstante, desde el Ministerio de Sanidad se pretende seguir respetando la autonomía del paciente, el derecho que tiene toda persona a decidir sobre su cuerpo. Faltaría más.

Pero no se habla de eso. Se habla de una realidad muy dura en la que el sufrimiento inútil no tiene sentido. Y hay que buscar una solución al problema. Dentro de la ley y todas las garantías. Soria, a diferencia de Elena Salgado, es médico y, como tal, debería saber que la muerte acompañada de sufrimiento y dolor es un atentado a la dignidad de cualquier persona, independientemente de credos políticos y religiosos.

Y que son muchos los ciudadanos de este país que, llegado el terrible momento de la verdad, no disponen de un marco jurídico que les guíe y/o ampare. La pena mayor es que el debate sobre la eutanasia ni siquiera se ha producido. Unos y otros continúan mirando hacia otro lado. Unos y otros siguen haciendo cuentas de votos. Pero nadie se atreve a coger el toro del sufrimiento por los cuernos.

Ilustración de Julio Cebrián.