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El hermano masón de César Vidal
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El hermano masón de César Vidal

“La masonería está muy activa; lo que ocurre es que nosotros no podemos dar a conocer el nombre de masones vivos”. Gustavo Vidal, iniciado en

Foto: El hermano masón de César Vidal
El hermano masón de César Vidal

“La masonería está muy activa; lo que ocurre es que nosotros no podemos dar a conocer el nombre de masones vivos”. Gustavo Vidal, iniciado en la gran logia de España y autor de Masones que cambiaron la historia (ed. Edaf), niega la crisis de la institución que muchos autores han subrayado en los últimos tiempos, ya fuera causada por una disminución en las afiliaciones, por una pérdida de vigencia social o por los enfrentamientos internos. “Sí, también decían que en el siglo XIX la masonería había perdido mucho peso respecto del XVIII. Y lo mismo afirmaban en el siglo XX si lo comparaban con el XIX y luego, cuando echas un vistazo a la Historia, te das cuenta de quiénes estaban en la masonería”. Según Vidal, en la mayoría de los países desarrollados, la masonería tiene una gran vigencia. “En Francia es fortísima, tanto en la izquierda como en la derecha; igualmente, en los países anglosajones tiene un peso brutal”. Lo que ocurre es que, utilizando el símil futbolístico, “sólo podemos hablar de Puskas, Gento o Di Stefano pero no de Raúl o de Messi. Sólo podemos referirnos al pasado”.

Y eso hace en el volumen publicado por Edaf, donde repasa brevemente la trayectoria de 18 figuras que pertenecieron a la orden del mandil y el compás. Desde Winston Churchill o Franklin Delano Roosevelt hasta Santiago Ramón y Cajal o Alexander Fleming, pasando por Mozart o Antonio Machado, el libro trata de señalar las aportaciones para la Historia de figuras relevantes; es decir, de subrayar cómo los ideales de la masonería contribuyeron a hacer avanzar los tiempos en direcciones más avanzadas. Estaríamos ante ideales “que influyeron mucho en estas personas en el sentido de que les ayudaron a perfeccionarse. Ellos poseían cualidades que se fueron afirmando en la masonería. Porque en realidad, ser masón consiste en eso: pulirte, sacar lo mejor que lleves en ti, superarte; y al ser mejor a un nivel personal, influir sobre la humanidad. Pero no desde la ideología, no se trata de adoctrinar, sino de superarse, de hacerse mejores y de hacer mejor a la humanidad”.

Hay quien afirma, no obstante, que la masonería no es más que una red de poder e influencia, y que sirve a intereses nada claros. Una idea errónea, según Gustavo Vidal: “Es cierto que ha habido masones con mucho poder, pero la masonería como tal no es un instrumento. El pensamiento de la masonería es un sistema de moral laico, es un referente moral que tiene que estar por encima de cualquier tendencia y de cualquier partido. En España, hay gente del PP y del PSOE que son masones y que, a pesar de tener ideas distintas, comparten un referente ético”. Y es que su influencia real, para Vidal, consiste “en que es un camino de perfección que se traduce en un camino moral. Aquí no hay un Vaticano ni una Casa Blanca que dé órdenes que deban ser obedecidas sino una forma de pensar que, lógicamente, cuando es sostenida por personas socialmente relevantes, ejercerá influencia sobre una sociedad”.

En el último capítulo del libro, y bajo la rúbrica Otros masones célebres, Vidal lista una extensa serie de nombres que van desde Azaña o Bach hasta Simón Bolívar o Napoleón Bonaparte, pasando por Freud o Martin Luther King, que reflejaría la enorme repercusión de las enseñanzas masónicas en la sociedad a través de sus figuras más relevantes. Pero también es cierto que, al tratarse de personas fallecidas, los interesados no pueden negar su militancia. “Puede que se me hayan escapado un par de nombres, pero no más. Como conservamos las actas de nuestras sesiones, está totalmente documentada la pertenencia de la gran mayoría de ellos. Conservamos, por ejemplo, el mandil masón de Churchill o la paleta de albañil de Washington”.

Las voces críticas "son marginales"

En los últimos tiempos, no obstante, algunas voces han sido muy críticas respecto del papel jugado, en el pasado y en el presente, por la masonería. Pero a Vidal no le preocupan demasiado esos ataques, ya que entiende que “son marginales. Hay muchos países, como Canadá o EEUU, donde el ser masón es motivo de orgullo. Y, además, la mayoría de las críticas las han proferido personas con un marcado tinte racista o que defendieron la guerra de Iraq o que simplemente provienen del franquismo. Y es que es normal que caigamos mal a quienes abogan por la guerra. Nosotros tenemos siete premios Nobel de la Paz. La masonería siempre ha tenido que defenderse de sus grandes enemigos, la codicia, la ignorancia y el fanatismo”.

Hay, sin embargo, una serie de acusaciones que siempre están presentes cuando se habla de la masonería. Una de ellas se refiere a la extracción social de sus miembros, casi siempre provenientes de clases muy acomodadas. Algo que niega Gustavo Vidal: “Si bien es cierto que la masonería se ha nutrido mayoritariamente de la clase burguesa, y que estaba afianzada en el sector de la política profesional, tanto de izquierdas como de derechas, y en los ámbitos intelectuales y universitarios, también lo es que cualquiera puede formar parte con independencia de su oficio y estrato social. A Azaña le inició un camarero: el venerable maestro de su logia era camarero”.

Pero la acusación más importante tiene que ver con su enfrentamiento con la Iglesia católica. Para algunos autores, la historia de los últimos siglos sólo podría explicarse desde el enfrentamiento entre ambas instituciones. Para Vidal, se trata de una teoría sin fundamentos. En primer lugar, desde lo personal: “No te puedo hablar sin pasión de la Iglesia católica porque he estado en un colegio de escolapios, y me sienta mal cuando se la ataca como se la ataca”. Pero también desde lo institucional: “Hoy en día esas tensiones no tienen incidencia, ya que perseguimos objetivos comunes. Y es posible que a veces la Iglesia diga cosas raras pero también cuenta con un obra social maravillosa. Quien nos quiere enfrentar no sabe lo que es la masonería y, lo que es más grave, tampoco conoce qué es el cristianismo”.

Gustavo Vidal es hermano del periodista de la COPE César Vidal, quien mantiene posiciones ideológicas muy distintas. Pero eso no le ha generado ningún problema en la familia. “Para eso soy muy machadiano, cada uno tiene su camino. Yo me posiciono con los valores del antirracismo, con el respeto a las minorías y con una moral laica. Que la gente lea mi libro y los suyos, que compare y decida”.

“La masonería está muy activa; lo que ocurre es que nosotros no podemos dar a conocer el nombre de masones vivos”. Gustavo Vidal, iniciado en la gran logia de España y autor de Masones que cambiaron la historia (ed. Edaf), niega la crisis de la institución que muchos autores han subrayado en los últimos tiempos, ya fuera causada por una disminución en las afiliaciones, por una pérdida de vigencia social o por los enfrentamientos internos. “Sí, también decían que en el siglo XIX la masonería había perdido mucho peso respecto del XVIII. Y lo mismo afirmaban en el siglo XX si lo comparaban con el XIX y luego, cuando echas un vistazo a la Historia, te das cuenta de quiénes estaban en la masonería”. Según Vidal, en la mayoría de los países desarrollados, la masonería tiene una gran vigencia. “En Francia es fortísima, tanto en la izquierda como en la derecha; igualmente, en los países anglosajones tiene un peso brutal”. Lo que ocurre es que, utilizando el símil futbolístico, “sólo podemos hablar de Puskas, Gento o Di Stefano pero no de Raúl o de Messi. Sólo podemos referirnos al pasado”.