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La castración química llega al chiringuito
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La castración química llega al chiringuito

En el chiringuito de la playa de Bayona se habla estos días de la castración química. Algunos de los contertulios, especialmente desinformados, ponen muecas de dolor

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La castración química llega al chiringuito

En el chiringuito de la playa de Bayona se habla estos días de la castración química. Algunos de los contertulios, especialmente desinformados, ponen muecas de dolor al oír la palabra castración. Otros, los más puestos en las declaraciones del presidente francés Sarkozy, sueltan raros discursos sobre la conveniencia o no de semejante medida. Mientras, los colegios médicos españoles no se pronuncian.

¿Sería eficaz castrar químicamente a los pederastas y a los violadores como ahora propone el mandatario conservador galo? El remedio se viene aplicando en EEUU, Alemania y España sin demasiado éxito. El pederasta o el violador debe tratarse con fármacos durante toda la vida, pero la agresividad no disminuye, al revés, sino que permanece dormida.

La mayoría de los médicos lo desaconsejan. Hablan de medidas complementarias de carácter psíquico con el fin de corregir los impulsos del enfermo. Porque esa gente está enferma y mucho. Necesita ayuda para poder convivir con normalidad. Y no sólo lo dicen los doctores. También letrados como, por ejemplo, el juez de menores de Granada Emilio Calatayud, quien coincide con las teorías que afirman que hay violadores que nunca se reinsertan en la sociedad y que tienen que recibir un tratamiento y analizar sus reacciones al mismo.

Los nazis fueron maestros en la castración química. Bush, acostumbrado a firmar sentencias de muerte cuando gobernaba Texas, también apoya en su país la 'solución química'. La medicina puesta al servicio de ignorantes. Castración o cadena perpetua. Muerte en vida sea cual sea la opción. Pero de intentar la rehabilitación, ni palabra.

Hay quien asegura que el violador, como el pederasta, nunca se cura. Tal vez. Yo, por mi parte, desconozco la solución. Sé, eso sí, que son enfermos y que, como tales, hay que darles una opción médica sensata, ética, que no los entierre de por vida, sino que en la medida de lo posible los rehabilite. Algo al respecto deberían decir los colectivos médicos españoles, antes de que Sarkozy, que ahora va de demócrata de toda la vida, confunda a todos con su tesis. Que hable, pues la sensatez, que se pronuncien los médicos, el ministro de Sanidad (si fuera necesario), los ciudadanos... Que hable la ciencia y no los sarkozy.

Ilustración de Julio Cebrián.

En el chiringuito de la playa de Bayona se habla estos días de la castración química. Algunos de los contertulios, especialmente desinformados, ponen muecas de dolor al oír la palabra castración. Otros, los más puestos en las declaraciones del presidente francés Sarkozy, sueltan raros discursos sobre la conveniencia o no de semejante medida. Mientras, los colegios médicos españoles no se pronuncian.