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¿Qué es el sexo normal?
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EL EROTICÓN

¿Qué es el sexo normal?

Hoy en día en nuestra sociedad lo normal es que la gente sea heterosexual, que busque una pareja del sexo contrario y se prodiguen unos mimos

Hoy en día en nuestra sociedad lo normal es que la gente sea heterosexual, que busque una pareja del sexo contrario y se prodiguen unos mimos (caricias, besos… los más atrevidos suelen también masturbarse) hasta llegar a lo normal: el coito. Realizado, a ser posible, de la manera normal (unos 'preliminares' para ponerse a tono y luego la penetración), con la postura normal (él encima), y el resultado normal (orgasmo de ambos, si es posible simultáneo, o eso se supone que sucederá). Lo normal es que él, que es el hombre, disfrute más y tenga más deseo que ella (deseo de coito, que se entiende, es el deseo normal). Y que sea él quien conduzca la relación erótica, ya que, al ser hombre, sabe más de todo eso.

Lo normal es que ella, por su parte, no tenga tanta experiencia (a ser posible, ninguna), y que se involucre en la relación erótica por amor hacia él y que, además, conozca poco de su cuerpo, e incluso nunca se haya masturbado (lo normal es que no tenga ganas de masturbarse, que para eso es mujer, y ya se sabe, las mujeres no sienten ese deseo animal que tiene el hombre…).

Lo normal es que una relación erótica incluya lo genital, para ser socialmente valorada (sobre todo el coito). ¿Qué se entiende, si no, por relación sexual? Una relación genital que a ser posible incluya lo coital.

Hasta aquí todo normal ¿no?

Llegados a este punto, vamos a replantear la situación. ¿Es posible que lo normal sea que la mujer no llegue al orgasmo en la inmensa mayoría de los casos únicamente con el coito? ¿Es posible que lo normal sea que bastantes personas no sean heterosexuales? ¿Es posible que lo normal sea que la mujer tenga tanto deseo erótico como el hombre (aunque no desee lo mismo)?

¿Y que la relación erótica más normal no sea el coito? Ya sabemos que relación erótica no es sólo coito. También sabemos que la orientación heterosexual no es la única que existe. Pero…

¿Quién dijo que erótica era igual a coito? ¿Quién dijo que la relación heterosexual era la única posible? ¿Quién establece lo que es normal y lo que no es normal en la sexualidad de cada persona?

La verdadera erótica

El concepto de erótica y amatoria ha ido cambiando a lo largo del tiempo. Actualmente, en la sociedad occidental nos enseñan (de manera no formal) un modelo de erotismo normal, y esto se refleja en la conducta erótica de las personas y en sus creencias al respecto.

La sociedad occidental ha mantenido un concepto de la erótica muy centrado en el coito y orientado a la reproducción. La única relación posible ha sido hasta hace poco la heterosexual, y dentro de una pareja estable. La vida erótica en la infancia y en la vejez (épocas no reproductivas), así como los contactos eróticos no reproductivos (con la masturbación a la cabeza, aunque también incluyendo la masturbación compartida, o la masturbación oral) han sido rechazadas y denigradas (“eso no es sexo de verdad, lo normal es hacerlo como todo el mundo, o sea, con coito”).

Las caricias también han sido despreciadas, considerándose, como mucho, aperitivos del sexo de verdad (el coito, o como mucho, el contacto genital). También las relaciones eróticas genitales que no incluían el coito han sido considerados 'sexo de segunda categoría' (masturbación manual y oral).

Aún hoy en día, para muchas personas, el sexo (ese sexo mal entendido) es sinónimo de genitales, de coito y de instinto, de la parte biológica y en cierto modo primitiva, poco evolucionada del ser humano. Muchas personas no asumen la dimensión social y psicológica del hecho sexual humano, considerándolo simplemente como un hecho físico, limitando por tanto, y reduciendo, esta faceta, mucho más amplia. La sexualidad no es un instinto, es un valor. Algo que nos hace más humanos.

El sexo reproductivo

Muchas de las ideas que actualmente se mantienen sobre la erótica y la amatoria en occidente, tienen su origen en modelos de conducta erótica dirigidos únicamente a la reproducción. Por ello, se ha glorificado el coito (la única conducta erótica reproductiva), pasando a convertirse el resto de la erótica en algo de segunda división (o tercera, como las caricias si no incluyen los genitales). Algo que, socialmente, ni siquiera tiene la consideración de sexo.

Las modestas caricias, los modestos besos, los modestos abrazos y las miradas, los apretujones sabrosos y los toqueteos, esas cosas tan simples y cotidianas que hacen disfrutar tanto a muchos, a muchas, que producen a tantos y tantas tanto goce, se consideran hoy día muy poca cosa. Nada. No sexo. Algo de poco valor. Si acaso, preliminares de otra cosa (¿Más importante?)o muestras de afecto. Algo para los/as adolescentes, los/as enamorados/as o los/as 'babosos/as'.

Las creencias actuales sobre la erótica normal han sufrido algunas modificaciones, pero tienen sus raíces en una erótica coitocentrica, genitalizada y con roles de género bien marcados.

Una erótica siempre positiva

Tal vez sea mejor hablar de una erótica positiva y vivida con felicidad y satisfacción, que de una erótica o amatoria normal. Alejemos la normalidad de la sexualidad. O creemos cada una, cada uno, nuestra propia norma. O aceptemos nuestro poco o nuestro mucho de anormalidad. Por supuesto, respetando a las demás personas. Pero respetando también la individualidad de cada una.

Una erótica y amatoria positiva implica que se practique entre personas adultas (o con mentalidad adulta), en plenas facultades, con pleno consentimiento de los implicados, y donde ninguna persona sufra daño físico o psíquico. También, aunque la masturbación en solitario es una manifestación legítima y corriente de la erótica, es deseable que la persona disponga de ciertas habilidades para relacionarse con otras personas, y así tener la posibilidad de mantener encuentros eróticos con otras personas que le atraigan.

Una erótica y una amatoria positiva implica también la satisfacción erótica, y la libertad erótica. Como último apunte sobre una erótica y una amatoria positiva y enriquecedora, se podría tomar como criterio que el deseo no se limitara a un estímulo (o varios) inanimados (fetiches), sino que abarcara también a personas reales.

Teniendo todo esto en cuenta, lo demás es una simple opción personal, que debe respetarse. Esa felicidad o satisfacción se logra de formas muy diversas en muy diversas personas: con fantasías (políticamente correctas o –más frecuentemente- políticamente incorrectas), con caricias o masajes, con risas y complicidad amorosa en una relación estable o con encuentros fugaces, con juegos de roles, con ropas o juguetes o fetiches, con caricias genitales, con besos fugaces o miradas o con coitos… o con la suma de todo ello o de parte de ello. Lo que forme parte de la vida erótica debe decidirlo (y disfrutarlo) cada una, cada uno, y negociarlo con su amante.

Porque lo normal o lo anormal variará de una cultura a otra, de una persona a otra. Afortunadamente, a nivel erótico todas y todos somos únicas y únicos y también irrepetibles. Y por ello, nos podemos permitir ser tan anormales como queramos.

*María Victoria Ramírez es psicóloga y sexóloga.

Asociación www.lasexologia.com

Hoy en día en nuestra sociedad lo normal es que la gente sea heterosexual, que busque una pareja del sexo contrario y se prodiguen unos mimos (caricias, besos… los más atrevidos suelen también masturbarse) hasta llegar a lo normal: el coito. Realizado, a ser posible, de la manera normal (unos 'preliminares' para ponerse a tono y luego la penetración), con la postura normal (él encima), y el resultado normal (orgasmo de ambos, si es posible simultáneo, o eso se supone que sucederá). Lo normal es que él, que es el hombre, disfrute más y tenga más deseo que ella (deseo de coito, que se entiende, es el deseo normal). Y que sea él quien conduzca la relación erótica, ya que, al ser hombre, sabe más de todo eso.