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El fatal error que no debe cometer el ministro-científico
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El fatal error que no debe cometer el ministro-científico

Pocos días antes de abandonar el sillón de mando del Ministerio de Sanidad, Elena Salgado repasó en privado algunos de los errores que la llevaron a

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El fatal error que no debe cometer el ministro-científico

Pocos días antes de abandonar el sillón de mando del Ministerio de Sanidad, Elena Salgado repasó en privado algunos de los errores que la llevaron a convertirse en uno de los ministros más polémicos e incomprendidos del Gobierno ZP.

Reconoció a los suyos (luego en público, aunque ya no había remedio) que no supo comunicar sus ideas. Tarde e inútil la reflexión. Que sus asesores de prensa fallaron estrepitosamente era obvio desde hacía muchos meses, por no decir que fallaron desde el primer día que la gallega tomó las riendas de la Sanidad nacional. Y eso, claro, se paga a buen precio.

Un aviso serio al nuevo timonel del Ministerio. Bernat Soria, por cabal que sea, debería saber que su gabinete de prensa (funcionarial a más no poder) será la prolongación de sus ideas y de sus prácticas y si aquel no carbura bien, Soria fracasará más temprano que tarde, como lo hizo su antecesora en el cargo.

Soria tiene a su favor que goza de un aspecto bonachón que no irrita, que se hace familiar y creíble cuando habla, cosa que para Salgado era y es pura metafísica. Pero todas esas cualidades del nuevo ministro hay que hacérselas llegar a los ciudadanos, a su tiempo, sin forzar. Y para ello se necesitan personas hábiles, con cintura, bien informadas, nada de funcionarias y funcionarios resabiados, que más que informar, deforman.

Soria necesita personas que sepan vender el producto total, que dicen con una frialdad pasmosa quienes saben de esto. El ministro está acostumbrado a explicarse como pocos delante de los periodistas, pero ahora no va a tener tantas oportunidades. La mayoría de sus decisiones llegarán a la población vía prensa ministerial. Y ahí el ministro-científico corre peligro.

Si el estilo anterior que acompañó a Elena Salgado se hace fuerte, al investigador le quedan dos telediarios. Porque a ese Ministerio le hace falta un cambio de imagen. A Soria, sin embargo, le queda poco tiempo. Ocho meses para las generales es un colchón demasiado fino para soportar tanta carga. O elige bien a sus escuderos de imagen y comunicación, o está condenado a seguir los pasos de la fracasada Salgado.

Y Soria no se merecería un recuerdo así. Es sensato y muy capaz. Un sabio al que la política no debería quemar.

Ilustración de Julio Cebrián.

Pocos días antes de abandonar el sillón de mando del Ministerio de Sanidad, Elena Salgado repasó en privado algunos de los errores que la llevaron a convertirse en uno de los ministros más polémicos e incomprendidos del Gobierno ZP.

Elena Salgado Bernat Soria