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Al nuevo ministro le llueven chuzos de punta
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Al nuevo ministro le llueven chuzos de punta

Bernat Soria, eminente científico y ahora ministro de Sanidad, se ha topado nada más llegar a su Ministerio con unas células que no son las que

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Al nuevo ministro le llueven chuzos de punta

Bernat Soria, eminente científico y ahora ministro de Sanidad, se ha topado nada más llegar a su Ministerio con unas células que no son las que él trabaja habitualmente en laboratorio para devolverle la salud a los diabéticos. Las células que le han salido a Soria (hablo en metáfora por si alguien no lo pilla) son de otra naturaleza, hablan un idioma diferente al de la biología.

Dijo el secretario general de la Conferencia Episcopal Española, Juan Antonio Martínez Camino, que "es inmoral trabajar en nuevas vías de investigación" en referencia a los estudios de Soria con células madre para curar a diabéticos. Es más: añadió que las posiciones del nuevo ministro "no son compatibles" con las de la comunidad científica. ¿A qué comunidad se refiere Camino? Porque, que se sepa, los estudios pioneros de Soria han sido avalados y publicados por las principales revistas científicas del planeta, cuyos evaluadores son, a su vez, investigadores de prestigio.

De modo que, otra vez, el hoy ministro de Sanidad se ha vuelto a topar con la Iglesia. Le pasó igual en tiempos del PP con Ana Pastor, cuando Aznar se codeaba con Bush, que cortaba toda financiación estatal para investigar con células madre embrionarias. Soria las pasó canutas. Le llovían chuzos desde el cielo y las asociaciones religiosas inundaban Internet, por boca de profesores y catedráticos afines, de reproches hacia el científico.

Camino dice que ha despertado "expectativas infundadas e inmorales". Que "no puede haber ciencia sin conciencia". ¿Qué significa eso? ¿A qué conciencia se refiere el portavoz de los curas? ¿A la suya? La ciencia busca la verdad independientemente del credo que sea. El PSOE, a través de la secretaria de Bienestar Social del PSOE, Matilde Valentín, ha calificado de "improcedentes" las palabras de Martínez Camino. La bronca se veía venir con o sin Soria.

Lo que pasa es que, en este caso, la personalidad del ministro molesta más a quienes no comparten sus ideas. Y eso que no se trata de una persona estridente, de las que va con su ego por delante sin atender a razones. Son razones las que faltan a quienes le critican de manera tan ácida. Lo hizo también el arzobispo de Toledo. Difícil papeleta estos ocho meses que quedan de legislatura. Poco podrá hacer, creo, el estrenado ministro, que no sea apagar fuegos. Y en el intento también él se quemará.

¿O está Soria tan convencido de que el partido que le acaba de fichar ganará las próximas elecciones? Esto no es ciencia, señor ministro. Lo de ahora es política y navajeo. Le deseo suerte.

Ilustración de Julio Cebrián.

Bernat Soria, eminente científico y ahora ministro de Sanidad, se ha topado nada más llegar a su Ministerio con unas células que no son las que él trabaja habitualmente en laboratorio para devolverle la salud a los diabéticos. Las células que le han salido a Soria (hablo en metáfora por si alguien no lo pilla) son de otra naturaleza, hablan un idioma diferente al de la biología.

Bernat Soria