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Las células madre llegan al Ministerio
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Las células madre llegan al Ministerio

Que la ministra Elena Salgado, ahora de Administraciones Públicas, salga del gabinete sanitario, no le ha extrañado a nadie. Pese a sus buenas intenciones y eficacia,

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Las células madre llegan al Ministerio

Que la ministra Elena Salgado, ahora de Administraciones Públicas, salga del gabinete sanitario, no le ha extrañado a nadie. Pese a sus buenas intenciones y eficacia, carece por completo de mano izquierda y esta circunstancia le ha traído más de una bronca en Ferraz (ver El ocaso de la ministra). Aún así nadie pensaba que en las quinielas de los ministrables se encontrara un científico de pedigrí como es Bernat Soria. Atrás quedan las apuestas por la consejera catalana Marina Geli, el actual presidente extremeño Guillermo Fernández Vara o la consejera andaluza María Jesús Montero, esta última de armas tomar y que rescató del ostracismo científico a Soria cuando le llamó para dirigir Centro Andaluz de Biología Molecular y Medicina Regenerativa (Cabimer).

También es cierto que no hubiera sorprendido tanto el nombramiento de Soria, si se hubiera pegado la oreja a la campaña de promoción que le hizo el también andaluz José Martínez Olmos, actual secretario general de Sanidad y que bien se puede haber ganado el puesto de su superior, el subsecretario de Sanidad y Consumo Fernando Puig de la Bellacasa, según apuntan fuentes del sector. Con todo y con eso, habrá que esperar si en una legislatura que languidece Soria tiene espacio y tiempo para implantar sus ideas revolucionarias en el mundo sanitario o simplemente el presidente Rodríguez Zapatero ha utilizado su nombre y su brillante currículum, conocidos urbi et orbe, como golpe de efecto preelectoral.

Para la oposición popular, sin embargo, tener a Bernat Soria en el hemiciclo es un jarro de agua fría. La polémica ha estado siempre a las espaldas de este científico y todo porque ha sido pionero en la investigación con células madre... pero embrionarias, no de adultos ¿Por qué? No por capricho, sencillamente porque tienen más capacidad de regeneración y, por ello, son más eficaces.

Y en este punto, con la Iglesia hemos dado amigo Sancho y por extensión con los sectores más conservadores, normalmente vinculados al Partido Popular, que estando en el Gobierno no le dejaron hacer nada, a juicio del científico, ‘condenándole’ a buscar en el extranjero las respuestas que buscaba en el ámbito de la investigación biomédica básica contra la diabetes. Fuentes populares opinan, por el contrario, que se condenó él solito, puesto que “reconocemos que pudimos hacer más, pero con la reforma de la Ley de Reproducción Asistida, Soria ya tenía embriones para investigar... se quedó sin discurso y pese a todo se marchó a Singapur”.

Durante los gobiernos Aznar, este alicantino, que presume de hacer bien la paella y que siempre recuerda que el recipiente también se llama “paella, no paellera”, acudió al Hospital Nacional Universitario de Singapur, donde la investigación con células madre no estaba prohibida. Un exilio científico, típico en España, del que le rescató la Junta de Andalucía en 2004 con la dirección a distancia del Laboratorio Andaluz de Terapia Celular en Diabetes Mellitus y, un año después, al frente del nuevo Cabimer, al que trasladó toda la investigación que estaba desarrollando en Singapur.

El prestigio de un hombre de consensos

La trayectoria de Soria quita el hipo. Por mencionar sólo unos ejemplos, en febrero de 2000 fue pionero en la obtención de células pancreáticas productoras de insulina a partir de células madre de ratones; consiguió convertir células madre de embriones humanos en células beta de páncreas productoras de insulina en 2001 (por lo que el Ministerio de Ana Pastor le abrió un expediente informativo); lidera también un proyecto de trasplantes de islotes pancreáticos en el Hospital Carlos Haya de Málaga y coordina la Red Española de Trasplantes de Islotes Pancreáticos, es presidente de la Sociedad Española de Diabetes y de la Red Europea de Investigadores con Células Madre.

Su trabajo ha sido reconocido con numerosas distinciones como la Medalla de Oro y Premio de la Real Academia Nacional de Medicina, el Premio Nacional de Investigación Básica de la Sociedad Española de Diabetes y la Medalla de Oro de Andalucía, entre otros. Y todo esto, en los más de 30 años que el nuevo ministro lleva sirviendo a la ciencia.

Así las cosas, con Bernat Soria en Sanidad, el sector de la ciencia e investigación sueña con un impulso y reconocimiento a su actividad. El científico posee una gran capacidad de liderazgo por su experiencia en la coordinación de grupos de trabajo y en la negociación con administraciones. Además, conoce a la perfección el mundo sanitario dentro y fuera de España y, por su prestigio internacional, está muy bien relacionado. Todo ello le ha convertido en un hombre de consensos, fundamental para recuperar el orden en el Consejo Interterritorial, convertido en gallinero durante la gestión de Salgado.

Sin embargo, en el mundo de la farmacia se tientan la ropa con la esperanza de que, al menos, en los meses que restan de legislatura no se cambie el equipo de Salgado y, principalmente, al mencionado Puig de la Bellacasa. Por su parte, la industria farmacéutica ha mostrado su satisfacción “por el perfil científico-investigador del nuevo responsable de Sanidad, puesto que es un claro signo del Gobierno en favor de la investigación biomédica, actividad con la cual los laboratorios farmacéuticos se sienten totalmente comprometidos”. Que se prepare Soria, que allá van con su propuesta de investigar enfermedades raras a cambio de actualizar las patentes.

Que la ministra Elena Salgado, ahora de Administraciones Públicas, salga del gabinete sanitario, no le ha extrañado a nadie. Pese a sus buenas intenciones y eficacia, carece por completo de mano izquierda y esta circunstancia le ha traído más de una bronca en Ferraz (ver El ocaso de la ministra). Aún así nadie pensaba que en las quinielas de los ministrables se encontrara un científico de pedigrí como es Bernat Soria. Atrás quedan las apuestas por la consejera catalana Marina Geli, el actual presidente extremeño Guillermo Fernández Vara o la consejera andaluza María Jesús Montero, esta última de armas tomar y que rescató del ostracismo científico a Soria cuando le llamó para dirigir Centro Andaluz de Biología Molecular y Medicina Regenerativa (Cabimer).

Bernat Soria