Nuevo rostro en la Sanidad madrileña: Lamela cambia la bata por el casco de obra

Manuel Lamela, el azote de la ministra Elena Salgado, cambia los hospitales por los túneles de Metro. El consejero de la Sanidad madrileña en funciones, cansado de la primera línea de batalla, aparece ya como nuevo titular de Transportes e Infraestructuras. Su sustituto, Juan José Güemes, a la sazón yerno del presidente de la diputación de Castellón Carlos Fabra y antiguo miembro del gabinete de Rodrigo Rato, como el propio Lamela, ha entrado con estrella, ya que antes de que haya tomado posesión de su cargo se ha desvanecido la escandalera de Leganés por el caso de las sedaciones irregulares, que tanto dolor de cabeza le ha provocado a su precedesor.

Al día siguiente de anunciar su nombramiento, el titular del Juzgado de Instrucción número 7 de Leganés dictó un auto de sobreseimiento del caso de las presuntas sedaciones irregulares en el hospital Severo Ochoa de esa localidad. El Ministerio de Sanidad, al que Lamela cargó el muerto, ha mostrado su satisfacción “porque contribuye a reforzar la confianza de los pacientes en el sistema de salud”. Dado lo que el personal confía en la Justicia (lo dicen las encuestas del CIS), permítanse en el Ministerio conservar alguna duda.

Volviendo al asunto sanitario, el cambio de cara de la Sanidad madrileña no ha extrañado a nadie. Sólo había que ver en qué puesto aparecía Manuel Lamela, otrora mano derecha de Aguirre, en las listas electorales: el 120. A petición propia, eso sí (ver crónica). A partir de ahí, comenzaron las especulaciones poniendo al susodicho, incluso, en algún futuro escaño del Congreso de los Diputados. Por el momento, se coloca el casco de obras para dirigir esa máquina de votos popular que es el flamante Metro de Madrid. Por cierto, algo perjudicial para la salud de los huesos, ya que más de uno se ha resbalado en las tan pulidas nuevas estaciones.

Juan José Güemes no es nuevo en el gabinete de Esperanza Aguirre, hasta el momento ocupa el cargo de consejero de Empleo y Mujer y viene entrenado para dar guerra. Que Salgado no se confíe. Sólo hay que recordar cómo se atrevió a denunciar al mismísimo Fiscal General del Estado ante el Supremo por su actuación en el caso de corrupción de Majadahonda junto al consejero de Presidencia Francisco Granados.

Con todo, parece que los Consejos Interritoriales, en los que, presuntamente, se deben coordinar las políticas sanitarias autonómicas, continuará lejos de alcanzar la paz. Seguirá conformando la tribuna preferida para los consejeros del PP a la hora de atacar a la ministra, que bien podría cambiar de estrategias para calmar los ánimos, tal y como ha hecho con el fenecido proyecto de Ley del Alcohol (ver crónica)... que al final pagamos siempre los mismos.