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Los médicos civiles van a la guerra
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Los médicos civiles van a la guerra

Esta vez la batalla se libra en territorio del Gómez Ulla, en pleno centro de Carabanchel donde se levanta el hospital al que acuden los militares

Foto: Los médicos civiles van a la guerra
Los médicos civiles van a la guerra

Esta vez la batalla se libra en territorio del Gómez Ulla, en pleno centro de Carabanchel donde se levanta el hospital al que acuden los militares para curarse las heridas en tiempo de guerra y paz. De puertas adentro, médicos civiles y personal sanitario andan a la gresca por un puñado más que considerable de euros.

El dinero, por lo que se ve, casi siempre está detrás de los conflictos humanos. Y en este caso, el desencuentro se cifra en 16.848 euros por cabeza, que en los tiempos que corren representan una pasta. Veamos.

Mientras un galeno sin estrellas ni galones (o sea, civil) cobra al año 24.924 euros brutos, sus colegas militares se llevan a casa 41.772. Y a la voz de ¡ar!, por si las moscas. ¿Por qué? ¿Acaso la sabiduría médica castrense es mayor que la de otros? No. Lo que ocurre es que los primeros juegan en casa y mandan más. A ver quién es el atrevido que le tose, por ejemplo, a un coronel de bata blanca.

Se masca más de un paro laboral. De hecho, la CESM Médicos de Madrid, que ya luchó contra la discriminación de los médicos civiles de los hospitales militares en pasado junio, podría movilizar a los suyos si la Administración de Rodríguez Zapatero no coje el toro por los cuernos de una vez por todas. Porque eso de cobrar un 59,97% menos difícilmente se aguanta mucho tiempo más.

El sindicato le ha refrescado la memoria al Gobierno recordándole que "desde la entrada en vigor del segundo Convenio Colectivo del Personal Laboral de Administraciones Públicas, ni la Administración ni los representantes sociales han tomado medida alguna para evitar el empeoramiento progresivo de las condiciones laborales del personal sanitario del Ministerio de Defensa".

Es más, "los complementos de especialidad médica se han suspendido, igual que los de peligrosidad y de tóxicos". El recado va para el ministro Alonso, jurista de prestigio, íntimo de ZP. O sea, que lo que piden es otro convenio menos leonino. De lo contrario, la guerra está servida.

Igualar las retribuciones siempre crea enemigos en el bando que más gana y en este caso, teniendo en cuenta semejante diferencia de salarios, la cosa dolerá mucho más a los más privilegiados. Lo que parece mentira es que siga habiendo tamañas diferencias por cuestiones que uno presume de uniforme. Porque méritos específicamente profesionales tienen tanto civiles como militares.

Y si ese es el baremo, no se entiende bien el disparate salarial que denuncia el sindicato. Lo sensato parece que sería igualar las retribuciones de los del Gómez Ulla a las del resto del personal sanitario del sistema público de salud, que se reconozcan las especialidades, la promoción profesional y se retribuya a la gente según los criterios de productividad que imperan en los hospitales de la red pública. Y si no, que a todos los médicos los nombren coroneles.

Ilustración de Julio Cebrián.

Esta vez la batalla se libra en territorio del Gómez Ulla, en pleno centro de Carabanchel donde se levanta el hospital al que acuden los militares para curarse las heridas en tiempo de guerra y paz. De puertas adentro, médicos civiles y personal sanitario andan a la gresca por un puñado más que considerable de euros.