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Lo que no cuenta Sanidad sobre la reproducción asistida
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Lo que no cuenta Sanidad sobre la reproducción asistida

En tiempos de quemas no sólo arden los bosques de norte a sur de Galicia. También, valga el símil, arde esa clase médica cuya labor principal

Foto: Lo que no cuenta Sanidad sobre la reproducción asistida
Lo que no cuenta Sanidad sobre la reproducción asistida

En tiempos de quemas no sólo arden los bosques de norte a sur de Galicia. También, valga el símil, arde esa clase médica cuya labor principal consiste en hacer que la gente se quede embarazada cuando la naturaleza se lo niega de por vida.

Hace poco avanzamos la noticia de que el Ministerio de Sanidad, del que cada vez resulta más difícil obtener información por medios extraoficiales, pretende prohibir los anuncios privados (en universidades, calles, estaciones de Metro...) destinados a captar donantes de óvulos y de semen con el fin de hacer frente a la creciente demanda de tratamientos de ferlidad.

Actualmente 600.000 parejas españolas lo necesitan. Apunto está de entrar en vigor la nueva Ley de Reproducción Humana Asistida y algunos especialistas en fecundación se preguntan qué pasará si la idea reseñada triunfa. “Volveremos atrás”, pronostica un experto. “El día que falten óvulos para los tratamientos, que las afectadas vayan al Ministerio a pedir explicaciones y que se les diga claramente los motivos de la prohibición”. La cosa, como decía al principio, está que arde.

Ninguno de los especialistas consultados encuentra explicación alguna a tamaña medida. Las opiniones -todas ellas preocupantes- están corriendo de boca en boca por las clínicas privadas, donde se concentra casi la totalidad de los bancos de semen del país y donde se transfiere la inmensa mayoría de los óvulos (que no se pueden congelar, de momento). “El Gobierno”, añade la misma fuente, “da palos de ciego en este delicado asunto, no se le pregunta a los que saben y están a pie de obra todos los días. Es el cuento de siempre”.

No se entiende que tanto la presidenta de la comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados como la propia ministra de Sanidad interpreten la llegada cada vez mayor a España de parejas extranjeras (el llamado turismo reproductivo) para someterse a tratamientos de fecundación asistida como si el fenómeno fuese una frivolidad.

Y claro, cuando alguien que gobierna anda en esa onda, mal asunto. No es la primera vez que Elena Salgado mete la pata. Los expertos en reproducción, por su parte, mantienen la esperanza de que la idea de la prohibición no triunfe. De lo contrario, opinan, estaríamos en riesgo de que naciera un mercado paralelo e incontrolado de este precioso material reproductivo. Una pena.

Ilustración de Julio Cebrián.

En tiempos de quemas no sólo arden los bosques de norte a sur de Galicia. También, valga el símil, arde esa clase médica cuya labor principal consiste en hacer que la gente se quede embarazada cuando la naturaleza se lo niega de por vida.