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Cómo acabar con el acné sin fármacos
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Cómo acabar con el acné sin fármacos

El temido acné suele aparecer en la pubertad y, como casi todo el mundo habrá sufrido, tiene por costumbre emplazarse en frente, mejillas, mentón, espalda y

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Cómo acabar con el acné sin fármacos

El temido acné suele aparecer en la pubertad y, como casi todo el mundo habrá sufrido, tiene por costumbre emplazarse en frente, mejillas, mentón, espalda y hombros. Estas son las zonas más seborreicas o grasas. Para la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) se trata de “una enfermedad inflamatoria crónica de “carácter multifactorial”, definición con la que pretende justificarse el tratamiento farmacológico. Sin embargo, según recoge la revista DSalud, ni es enfermedad, ni patología inflamatoria, ni es necesario el uso de fármacos... salvo en casos puntuales en que se exista infección.

El acné no es otra cosa que la obturación de los poros de los folículos que llegan hasta la superficie de la piel cuando durante la adolescencia (principalmente) se incrementa la producción de andrógenos tanto en los varones como en las mujeres. Estas hormonas hacen que las glándulas sebáceas secreten una cantidad excesiva de sebo que el organismo intenta eliminar. En ocasiones, esas mismas hormonas hacen aumentar el grosor de la queratina que se encuentra en las paredes del folículo y entonces el sebo tiene dificultades para salir al estrecharse el conducto. Se forma un tapón y el poro se oscurece: aparece la espinilla o comedón.

El problema del acné viene cuando, por falta de higiene, esas espinillas se infectan, porque el tapón se rompa o porque no resistamos la tentación de romperlo inadecuadamente. En ese momento, existen bacterias que aprovechan para acceder al conducto del folículo provocando inflamación y dando lugar a lo que se conoce como pápula. Dependiendo del grado de infección, esa pápula puede convertirse en pústulas o, incluso, en pequeños quistes.

El acné se puede prevenir siendo estrictos en mantener una higiene adecuada (sin tocarse la piel con las manos y evitar el uso de maquillaje y cremas cosméticas), beber al menos dos litros de agua al día, comer pocas grasas saturadas, azúcares, leche e hidratos de carbono y, en la medida de lo posible, evitar fármacos como los corticoides.

Pero como esto puede ser una misión imposible, la citada publicación ofrece varios tratamientos no farmacológicos y siempre aderezados con una buena dosis de paciencia, ya que es una dolencia que no desaparece de la noche a la mañana.

Tratamientos tópicos

Las cremas, geles, lociones... recomendadas para los tipos de acné leves producen escasos resultados y provocan descamación e irritación de la piel. En cambio, el uso tópico de productos naturales como el aloe vera, el alga roja marina y el aceite del árbol del té carece de efectos secundarios indeseables y ha dado muy buenos resultado para tratar el acné leve o moderado.

Tratamientos sistemáticos

En caso de un acné más grave, además del tratamiento tópico se suele prescribir antibióticos, pero su utilización debe ser bajo estricto control médico debido a los importantes efectos secundarios, sobre todo en mujeres embarazadas. Y lo mismo cabe decir de los antiandrógenos y anticonceptivos.

Medicina ortomolecular

Según esta disciplina, lo más conveniente en caso de acné es incluir en nuestra dieta fruta por su conocida actividad depurativa. El limón es además antibiótico y alcalinizante y su zumo se puede usar de forma tópica. También es aconsejable comer soja, cereales integrales, hortalizas, germen de trigo, frutos secos y levadura de cerveza. La dieta debe completarse con vitaminas A, B6, E, selenio, zinc, cromo y ácidos grasos esenciales.

Limpieza quirúrgica

La limpieza ‘quirúrgica’ se recomienda en caso de acné microquístico. Consiste en eliminar los microquistes o pequeñas bolsas de grasa que se ven abajo la piel y que no tiene ninguna forma de salir al exterior. Cuando esas bolsas se infectan, la única forma de eliminarlas es pinchándolas con un bisturí, la incisión es mínima y no deja cicatriz. El tratamiento con frecuencias utiliza la corriente eléctrica como terapia antibacteriana y antiparasitaria. Emite una frecuencia que entra en resonancia con la del microorganismo y logra destruir de forma rápida y definitiva.

Peelings químicos

Consiste en aplicar sustancias que producen una micro dermoabrasión. En mayor o menor intensidad, se trata de exfoliar la capa más superficial de la piel para eliminar las células muertas.

Láser para tratar y para reparar

Se utiliza para paliar el acné y para eliminar cicatrices. El número de sesiones dependerá del estado de la piel y de la gravedad de las lesiones, aunque se estima una media de 6 a 20 en total y una por semana.

El temido acné suele aparecer en la pubertad y, como casi todo el mundo habrá sufrido, tiene por costumbre emplazarse en frente, mejillas, mentón, espalda y hombros. Estas son las zonas más seborreicas o grasas. Para la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) se trata de “una enfermedad inflamatoria crónica de “carácter multifactorial”, definición con la que pretende justificarse el tratamiento farmacológico. Sin embargo, según recoge la revista DSalud, ni es enfermedad, ni patología inflamatoria, ni es necesario el uso de fármacos... salvo en casos puntuales en que se exista infección.