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Los niños celíacos no podrán tomar la hostia de la primera comunión
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Los niños celíacos no podrán tomar la hostia de la primera comunión

Comulgar, en al amplio sentido de la palabra, tiene sus riesgos. Y no de tipo religioso. Porque, aunque pocos son los que se fijan o conocen

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Los niños celíacos no podrán tomar la hostia de la primera comunión

Comulgar, en al amplio sentido de la palabra, tiene sus riesgos. Y no de tipo religioso. Porque, aunque pocos son los que se fijan o conocen el daño que puede llegar a causar en el organismo la ingestión de una simple hostia, lo cierto es que no todos digieren correctamente ese trocito de matea consagrada. De modo que los celíacos, deseosos de limpiar su alma, no pueden hacerlo.

La asociación que los representa en Madrid está que trina. Y acusa a la Iglesia Católica de discriminar, a la hora de hacer la primera comunión, sobre todo a los niños que padecen esta enfermedad crónica intestinal, y nada entienden de metafísica, pues se les prohíbe comulgar con obleas de maíz. La oblea de la comunión contiene gluten de trigo, una proteína cuya ingestión en pequeñas cantidades puede causar serios e irreparables trastornos a los celíacos, que son casi 30.000 en toda España.

Fue precisamente el hoy Papa quien, en 1995, cuando era cardenal, prohibió que las obleas de maíz fueran consagradas en las iglesias. La solución de Ratzinger: que estos enfermos comulguen solamente con vino. ¿Qué habrá visto el entonces purpurado y hoy Pontífice en el maíz para negarse a bendecirlo? ¿Acaso no es un alimento noble? ¿Atenta el maíz contra el dogma? Manuela Márquez, que dirige la asociación, no entiende por qué hay parroquias que consagran las obleas de maíz y otras se niegan. Pero lo que no comprende, como cualquiera con sentido común, es la falta de sintonía entre Iglesia y Realidad (con erre mayúscula).

La cosa viene a cuento porque mayo es el mes de las primeras comuniones y para muchos padres e hijos celíacos el problema es importante, ya que habrá que buscar parroquia donde las hostias sean de maíz y no de gluten. A no ser que se esté dispuesto a terminar el día de fiesta en un servicio de urgencias o en una UVI. El miedo es tal que desde la Asociación Madrileña de Celíacos se recomienda a los celíacos católicos, que si se comulga con vino, se haga siempre en un cáliz distinto al del sacerdote. Por precaución, ya que el oficiante podría haber dejado restos de gluten en el recipiente tras haber comulgado y luego bebido del cáliz. Pregunta: ¿qué diría de esto Pedro? ¿O el propio Jesús?

Comulgar, en al amplio sentido de la palabra, tiene sus riesgos. Y no de tipo religioso. Porque, aunque pocos son los que se fijan o conocen el daño que puede llegar a causar en el organismo la ingestión de una simple hostia, lo cierto es que no todos digieren correctamente ese trocito de matea consagrada. De modo que los celíacos, deseosos de limpiar su alma, no pueden hacerlo.