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No cuelgue si le llaman por una herencia: 100 millones se quedan sin dueño cada año
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un 40% de los españoles muere sin testamento

No cuelgue si le llaman por una herencia: 100 millones se quedan sin dueño cada año

Imagine que un día suena el teléfono y alguien, al otro lado de la línea, le comunica que es el único heredero de una fortuna que un tío muy lejano, del que nunca ha oído hablar

Foto: "Buenos días, le llamo de Coutot-Roehring, ha heredado 350.000 euros". (Corbis)
"Buenos días, le llamo de Coutot-Roehring, ha heredado 350.000 euros". (Corbis)

Imagine que un día suena el teléfono y alguien, al otro lado de la línea, le comunica que es el único heredero de una pequeña fortuna que un tío muy lejano, del que nunca ha oído hablar, dejó tras fallecer hace unos meses al otro lado del Atlántico. Lo más probable es que piense que se trata de un timo o lo último en estafas telefónicas. El dinero nunca llueve del cielo. Así que cuelga.

Sin embargo, el interlocutor no se da por vencido. Está acostumbrado a esta desconfianza y vuelve intentarlo. En esta ocasión consigue despertar su interés y usted, movido por la curiosidad, decide concertar una cita y comprobar, de primera mano, si todo lo que ese interlocutor misterioso, con acento italiano y que dice trabajar para una empresa cuyo nombre no consigue memorizar, tiene algo de verdad. ¿Y si fuera así? No tiene nada que perder. Si acaso, media hora de su tiempo.

Cada año, en España, más de 100 millones de euros se quedan sin adjudicar a sus herederos legítimos. Una cifra que en toda Europa podría alcanzar más de 1.000 millones de euros. Propiedades inmobiliarias, bienes muebles, cuentas bancarias, joyas y dinero en efectivo que, cuando es imposible localizar a los herederos, van a parar a las arcas del Estado.

Más aún, según datos del Consejo General del Notariado, un 40% de los españoles fallece sin haber otorgado testamento. Esto significa que si en España fallecen alrededor de 350.000 personas cada año, aproximadamente unas 150.000 no han hecho testamento.

Para lograr que esas herencias vacantes acaben en manos de los herederos legítimos, existen empresas especializadas en encontrarlos. Una de estas firmas es Coutot-Roehrig, con 120 años de experiencia a sus espaldas. "Nuestro trabajo no consiste en averiguar si una persona tiene una herencia oculta de un pariente lejano del que nunca ha oído hablar. Buscamos personas, no herencias", explica a El confidencial Marco Lamberti, director en España de la firma francesa Coutot-Roehrig, especializada en genealogía sucesoria. "Cuando una persona muere sin testamento y deja una herencia, nosotros nos encargamos de localizar a posibles herederos".

Pero ¿cómo se inicia el proceso? "Generalmente empezamos un expediente por el encargo de un profesional. Un abogado o un notario que se enteran de que una persona ha muerto sin testamento, un administrador de fincas que quiere saber a quién reclamar las deudas de un vecino moroso que falleció, el consulado de un país extranjero cuando muere un compatriota asentado en España y no hay constancia de herederos o la propia Administración Pública. Una vez verificado el fallecimiento comprobamos las propiedades y cuentas bancarias del difunto, pero también sus deudas, ya que para que nos interesemos por un caso es imprescindible que haya dinero a repartir", explica Lamberti. No en vano, sus honorarios pueden llegar a suponer hasta el 30% de la herencia, aunque, tal y como explica este experto, "en el caso de grandes fortunas, el porcentaje es mucho menor. "Además", aclara, "la mayor parte de la herencia va para su legítimo beneficiario. De hecho, lo que ofrecemos es un servicio llave en mano. Tanto el heredero como el abogado o el profesional que nos ha contactado no tiene que hacer ninguna gestión".

El campesino que heredó un piso en París

Coutot-Roehrig lleva más de un siglo buscando herederos por todo el planeta. Tramita cerca de 7.500 expedientes al año y, anualmente contacta con un promedio de 17.500 herederos. En España, donde la compañía cuenta con oficinas en Madrid y Barcelona, el número de expedientes ronda los 550 anuales. Con estas cifras, las anécdotas y curiosidades son innumerables, algunas, incluso, propias de un guion de cine.

Lamberti cuenta con especial cariño la historia de un español que emigró a Francia y se instaló en el centro de París. Al fallecer no tenía ni testamento ni herederos y Coutot-Roehrig se encargó de buscar algún heredero, que resultó ser un campesino español que vivía en una aldea pequeña y aislada en los Pirineos.

“Cogí el coche y me desplacé hasta allí para contactar directamente con esta persona. En varias ocasiones pensé que me había perdido con el coche porque no conseguía encontrar el pueblo. Finalmente di con él y cuando llegué pregunté a unos vecinos por la persona que estaba buscando. Me dijeron que me dirigiera al Ayuntamiento, donde podrían ayudarme, pero sin duda, les extrañó muchísimo que una persona con traje y con acento extranjero preguntara por alguien del pueblo. Me dirigí al Ayuntamiento donde localizaron al heredero quien acudió con su hijo. Salimos del Ayuntamiento, y los aldeanos nos siguieron hasta su casa. Allí le comuniqué que había heredado un piso junto a la ópera de París. El heredero no sabía absolutamente nada de este familiar de quien había perdido la pista en su árbol genealógico", recuerda Lamberti.

Este 'detective genealógico' recuerda perfectamente lo que le dijo aquel campesino. "Esta herencia no me cambiará la vida y, posiblemente, tampoco la de mi hijo, que se comprará un coche nuevo o una casa más grande. Sin embargo, sí cambiará la de mis nietos, que podrán ir a la universidad y tendrán un futuro menos incierto".

Es raro dar con fortunas millonarias, en la inmensa mayoría de las ocasiones nos encontramos con pequeñas fortunas de 350.000 euros

Pero, ¿realmente puede cambiarnos la vida una llamada de Lamberti? "En muy pocos casos nos encontramos grandes fortunas. Solo en un 10% de los casos se supera el millón de euros. Y es que una persona que tiene tanto dinero suele ser una persona formada, que se preocupa por su dinero y suele tener muy claro su árbol genealógico. En la inmensa mayoría de las ocasiones nos encontramos con pequeñas fortunas de 300.000 o 400.000 euros, también de 100.000. El caso típico es de una persona que muere sin dejar herederos con un patrimonio en metálico y algún piso. Y es muy habitual que haya más de un heredero. De hecho, hemos tenido el caso de una herencia de 500.000 euros a repartir entre 32 herederos".

1.000 millones de datos digitalizados

Para que el engranaje de Coutot-Roehrig funcione a la perfección cuenta con amplio equipo de genealogistas y abogados expertos especializados en herencias, testamentos y sucesiones. Entre sus fuentes de información, algunas están al alcance de cualquier ciudadano como como los registros civiles o los archivos de las parroquias, pero cuando llegan a punto muerto, cuando la pista desaparece, recurren a fuentes alternativas de información como una extensísima base de datos con más de 1.000 millones digitalizados. "Pero tan importante como tener la información es saber interpretarla, y eso solo se consigue con años de experiencia", aclara Lamberti, quien asegura que los plazos para resolver un expediente son muy variables. "Puede ser cuestión de semana o incluso de años".

Cuando el heredero es localizado -en España solo se hereda hasta el cuarto grado-, llega el momento de contactar con él. Posiblemente el momento más delicado porque la desconfianza se palpa desde el primer momento. "De hecho, si alguien no desconfía y se muestra demasiado entusiasmado, nos hace sospechar. Lo normal es que el heredero se muestre muy escéptico y recele de todo lo que le contamos".

"El momento clave se produce cuando esa persona, a la que comienzas a contarle detalles de sus padres, abuelos y tatarabuelos, y empieza a encajar las piezas del puzle te ofrece un café. Cuando eso sucede, el muro entre nosotros empieza a derrumbarse y nace una relación de confianza".

¿Será usted el próximo?

Imagine que un día suena el teléfono y alguien, al otro lado de la línea, le comunica que es el único heredero de una pequeña fortuna que un tío muy lejano, del que nunca ha oído hablar, dejó tras fallecer hace unos meses al otro lado del Atlántico. Lo más probable es que piense que se trata de un timo o lo último en estafas telefónicas. El dinero nunca llueve del cielo. Así que cuelga.

Herencia COUTOT-ROEHRIG
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