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Viaje a las entrañas de Torre Europa, así se transforma un rascacielos
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EN PLENO PROCESO DE REFORMA

Viaje a las entrañas de Torre Europa, así se transforma un rascacielos

La transformación del edificio rondaba por la cabeza de Infinorsa desde antes de que KPMG, que ocupaba 20.000 metros, la mitad del edificio, anunciara su marcha

Son las 10:00 de la mañana de un caluroso 27 de julio. Llegamos al número 95 del Paseo de la Castellana. Allí, esquina con la Avenida del General Perón se levanta, solemne, Torre Europa, uno de los rascacielos más icónicos de la capital y uno de los diez edificios más altos que configuran el 'skyline' madrileño. Los andamios de la entrada anticipan al viandante que el edificio, al igual que sus vecinos de los números 81 -histórica sede del BBVA- y 77 -Torre Saint Gobain- se está sometiendo a un profundo lavado de imagen. Renovarse o morir.

Entramos por una puerta giratoria y ya en el hall tenemos la sensación de haber cruzado una puerta espacio temporal y de haber retrocedido veinte años en el tiempo, una sensación que volveremos a revivir de manera intermitente a lo largo de nuestra visita a las entrañas de Torre Europa.

La transformación de este edificio, de 32 plantas y 121 metros de altura, rondaba por la cabeza de su propietario mayoritario, Grupo Infinorsa, desde antes incluso de que KPMG, que ocupaba la mitad del edificio, anunciara su marcha a Torre de Cristal dejando huérfanos unos 20.000 metros cuadrados, prácticamente la mitad de la superficie total -43.000 metros cuadrados de SBA-.

“En realidad, la decisión de la consultora de marcharse ha supuesto la oportunidad perfecta para acometer una profunda reforma del edificio. Somos conscientes de que sus instalaciones se habían quedado obsoletas y de que no cumplían los estándares de diseño, calidad y eficiencia energética que se están demandando hoy en día en el mercado”, explica Fernando Ferrero, director de operaciones de Infinorsa que recuerda cómo desde la inauguración del edificio, en 1985, no se ha realizado una profunda reforma, solamente parches para adaptarse a las necesidades de los clientes y los avances tecnológicos.

La misma obsolescencia del vestíbulo la encontramos nada más salir del ascensor en la planta 28, donde aún permanece la huella de su antiguo inquilino y donde tenemos la sensación de encontrarnos en alguno de los capítulos de la serie 'Cuéntame'.

Los aparatosos sistemas de aire acondicionado oscuros, de madera y ubicados en el suelo junto a los ventanales empequeñecen los espacios e impiden apreciar en todo su esplendor las inigualables vistas de todo Madrid, porque Torre Europa brinda una posibilidad que muy pocos edificios de la capital permiten, observar en un ángulo de 360 grados toda la ciudad, desde el Santiago Bernabéu, pasando por la Casa de Campo, el Edificio España o el Pirulí.

Bajamos a la planta 25 y, de nuevo, tenemos la sensación de habernos teletransportado. Todo lo que huele a antiguo, moquetas incluidas, ha desaparecido. Entramos en una estancia completamente abierta y diáfana, con amplios ventanales donde la luz parece haber recuperado el lugar que le correspondía. Es el avance de la nueva Torre Europa cuyo diseño, prestaciones y servicios, se adaptan a lo que el mercado necesita. Espacios abiertos, flexibles y eficientes.

Oficinas que cubrirán, solo en parte, la alarmante escasez de edificios de oficinas de calidad que hay actualmente en la zona de negocios de Madrid y que tiene en Azca su centro neurálgico. Una escasez que, sin duda, sitúan a la futura Torre Europa, así como a Castellana 81 y Castellana 77, en el objetivo de todas aquellas compañías que buscan una ubicación privilegiada y de primera calidad en la capital en un momento, además, de recuperación del mercado inmobiliario. Si bien, Infinorsa cuenta a su favor, respecto a sus competidores, con el factor tiempo.

En septiembre, los 20.000 metros cuadrados, 14 plantas del rascacielos, las zonas comunes y las instalaciones estarán totalmente reformadas y podrían llegar los primeros inquilinos, si bien, quién se mudará a la torre es aún una incógnita.

“Estamos hablando con todo tipo de compañías y se pueden alquilar desde 300 hasta 10.000 metros cuadrados”, explica Ferrero, quien señala a JLL como la consultora encargada de la comercialización de la superficie disponible. Para enero finalizarán los trabajos que transformarán totalmente la entrada, aunque habrá que esperar hasta el primer trimestre de 2017 para contemplar el revestimiento total de acero de la fachada. Sin duda, un cambio que dejará su huella en Azca y que lleva tras de sí el trabajo de la ingeniería de Arup y el estudio de arquitectura de RTKL.

Fuerte aumento de los alquileres

Además, Infinorsa cuenta con la experiencia y los resultados de Torre Serrano 47, probablemente el edificio de oficinas con las rentas más elevadas de la capital. "Pasamos de no tener ninguna visita a alquilar en cuestión de días”, apunta Fernando Ferrero, quien reconoce el positivo impacto que dicha reforma tuvo sobre las rentas. "Los alquileres crecieron entre un 30% y un 40%. Hemos pasado de alquilar de 22 a 34 euros el metro cuadrado". Unos porcentajes que esperan repetir en Torre Europa, si bien prefieren mantener este dato en secreto.

También evitan hablar de cifras cuando preguntamos por la inversión que supondrá la reforma del edificio, si bien, en el mercado se habla de 20 millones de euros. Tampoco quieren hablar del tiempo que necesitarán para recuperar el dinero invertido. "No hemos medido la inversión en función del retorno que obtendremos o del TIR, sino que solamente hemos pensado en tener el mejor edificio de Madrid. Como tampoco nos hemos planteado en ningún momento venderlo tras la reforma. Ése no es nuestro negocio. Nosotros nos dedicamos a alquilar”.

Lo que sí que afirman es que derribar el edificio no era una opción "ya que era caro y complejo. Además, la materia prima del rascacielos, el acero, y el diseño de Miguel de Oriol e Ybarra es magnífico. Con la reforma conseguiremos adaptarlo a las necesidades del siglo XXI pero manteniendo la esencia del edificio. Tendremos el mejor edificio de oficinas de Madrid".

De hecho, esperan conseguir la certificación Leed Oro para edificios ya existentes y conseguir que el consumo energético se reduzca en torno a un 10%-15%. Un ahorro que se sumará al 30% conseguido en los últimos cinco años.

Los obreros trabajan a destajo. Incluso por la noche, cuando desarrollan los trabajos que pueden resultar más molestos para los inquilinos que aún ocupan 20.000 metros cuadrados del rascacielos y cuyas oficinas han quedado, por el momento, fuera de este enorme proceso de rehabilitación. La nueva Torre Europa es ya casi una realidad.

Son las 10:00 de la mañana de un caluroso 27 de julio. Llegamos al número 95 del Paseo de la Castellana. Allí, esquina con la Avenida del General Perón se levanta, solemne, Torre Europa, uno de los rascacielos más icónicos de la capital y uno de los diez edificios más altos que configuran el 'skyline' madrileño. Los andamios de la entrada anticipan al viandante que el edificio, al igual que sus vecinos de los números 81 -histórica sede del BBVA- y 77 -Torre Saint Gobain- se está sometiendo a un profundo lavado de imagen. Renovarse o morir.

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