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“Mi consejo para cualquier arquitecto joven español: Haz las maletas y márchate a Asia”
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HUYEN DE LA CRISIS Y LOS CONTRATOS BASURA EN ESPAÑA

“Mi consejo para cualquier arquitecto joven español: Haz las maletas y márchate a Asia”

“Mi mujer y yo nos hemos dado de plazo hasta septiembre-octubre. Si la situación no mejora y algunos de los planes que tengo en marcha tampoco

Foto: “Mi consejo para cualquier arquitecto joven español: Haz las maletas y márchate a Asia”
“Mi consejo para cualquier arquitecto joven español: Haz las maletas y márchate a Asia”

“Mi mujer y yo nos hemos dado de plazo hasta septiembre-octubre. Si la situación no mejora y algunos de los planes que tengo en marcha tampoco funcionan, me tendré que ir fuera. Posiblemente a Asia y una vez instalado allí se tendrán que venir mi mujer y mis dos hijos”. 

Éste es el testimonio de José María Abellán, un arquitecto murciano que en 2003 puso en marcha junto a sus dos hermanos un estudio de arquitectura en Murcia y a quien la crisis, como a otros tantos compañeros de profesión ha situado ante la disyuntiva de quedarse en España y dedicarse a otra cosa o salir fuera en busca de un futuro. No sería la primera vez que tiene que hacer las maletas.

La crisis económica por la que atraviesa España, el desplome del sector inmobiliario y el imparable aumento del desempleo han obligado a más de 300.000 españoles a hacer las maletas en busca de un futuro laboral mejor del que pueden encontrar aquí, pero sobre todo, en busca de un futuro. Más de 4.000 arquitectos de los cerca de 60.000 titulados que hay en España ya lo han hecho.

“La tendencia a salir del país es muy clara. Aquí están realizando trabajos por menos de 1.000 euros, mientras que en el extranjero duplican fácilmente su salario”, comenta a El Confidencial Ignacio Bisbal, secretario general del Sindicato de Arquitectos (SARQ). “La precariedad en España es tal que muchos se van a trabajar al extranjero de lo que sea y una vez en el país comienzan a buscar trabajo como arquitectos”.

“Tengo un amigo que se fue a Inglaterra y encontró un trabajo que nada tenía que ver con la arquitectura. Ahora está en una tienda de materiales de construcción. No trabaja como arquitecto pero es lo más cercano a su profesión que ha encontrado hasta ahora”, comenta Paula Martín, una joven arquitecto de 33 años.

“Yo no descarto hacer las maletas. En el estudio de arquitectura en el que trabajo a media jornada han comenzado a reducirme las horas. Hay días que no hace falta que vaya. Tengo que pedir dinero a mis padres para poder seguir manteniéndome”, comenta. “Si no me he marchado ya es porque he comenzado a prepararme oposiciones para profesor de secundaria y no me gusta dejar las cosas a medias. Pero si no saco plaza y las cosas siguen como hasta ahora tendré que marcharme a partir del verano, salvo que antes me surja algo, pero tiene que ser muy interesante”, reconoce.

No sería la primera vez que Paula se va al extranjero, aunque reconoce que ahora le “cuesta dar el paso. Al menos no tengo ataduras como una hipoteca o hijos”.

Los que se han quedado son conscientes de que la situación es tremendamente complicada. “Durante el boom todo marchaba sobre ruedas. Mejor que bien. Incluso en 2008, cuando la burbuja había estallado tuvimos bastante trabajo. Quizás los arquitectos más jóvenes o los estudios más pequeños y con menos clientes notaron antes la crisis. En nuestro caso, en 2009 la actividad comenzó a aflojar y en 2010 nos quedamos sin proyectos grandes. Ese año ya no ganamos dinero y en 2011 conseguimos evitar los números rojos. Sin embargo, 2012 va a ser catastrófico”, señala José María.

Ni Alemania, ni Estados Unidos, el futuro está en Asia

Pero, ¿a dónde ir? “A los estudiantes de arquitectura que he tenido en prácticas en mi estudio les he dicho que salgan al extranjero, que en España no tienen futuro en los próximos diez años y mi recomendación es que se vayan a Asia o a Oriente Próximo que es donde están ahora mismo el dinero y los proyectos. Ni Estados Unidos, ni Francia, ni Alemania. El futuro está en el continente asiático. De hecho, la inmensa mayoría de las ofertas de trabajo en el extranjero que me envían del colegio de arquitectos proceden de Asia”.

José María ya sabe lo que es hacer las maletas. “Antes de montar la empresa estuve trabajando en Bélgica, Francia y Alemania. Aunque preferiría no tener que marcharme, no tengo ningún problema en volver a hacerlo. Tengo la experiencia profesional de haber trabajado ya en el extranjero y la experiencia que me ha dado el tener mi propia empresa. Domino el inglés y me he estado reciclando continuamente a nivel tecnológico. Si la situación no mejora, me tendré que ir fuera”.

A sus 37 años y con la experiencia de haber salido ya de nuestras fronteras, este arquitecto murciano reconoce que con diez años más a sus espaldas, marcharse al extranjero no sería una opción. “Lo más probable es que la gente joven que se vaya fuera de España no regrese. A lo mejor lo hacen con 60 años para jubilarse. Pero es probable que hagan su vida y formen su familia allá a donde vayan y no regresen hasta dentro de treinta años. Quienes lo tiene mucho más difícil son los arquitectos con más de 45 años. Muchos se han quedado estancados y no se han reciclado. La mayoría no sabe idiomas ni está al día de las nuevas tecnologías. Con el boom inmobiliario no les hacía falta. Había trabajo de sobra. Estos son los que más complicado tienen su situación”.

Mucha precariedad laboral en España

Ahora, a la ausencia de trabajo se unen las deficientes condiciones laborales ya que, a pesar de tratarse de profesionales altamente cualificados, se han visto sometidos a una importante precariedad laboral, incluso en épocas de vacas gordas. Una precariedad que el estallido de la burbuja inmobiliaria ha puesto sobre la mesa, dejando a muchos de ellos totalmente desamparados ante cualquier prestación por desempleo.

Trabajaron como falsos autónomos, por cuenta ajena o por cuenta propia. Eso en el mejor de los casos, porque otros han tenido que ir saliendo adelante encadenando becas y trabajos en prácticas. No tuvieron alternativa, tal y como reconocen. Era eso o el despido.

Esto, unido al elevado desempleo ha supuesto una reducción drástica de sus salarios, al tiempo que han proliferado las situaciones irregulares en la contratación. Según un estudio reciente del Sindicatos de Arquitecto -realizado a más de 1.000 arquitectos no colegiados-, el salario medio anual de los profesionales de la arquitectura se sitúa en los 15.842,89 euros brutos anuales, mientras que para los profesionales que declaran trabajar fuera de España asciende hasta los 24.564,71 euros. 

Su caché ha saltado por los aires. Apenas un 4% de los encuestados percibe entre 27.000 y 39.000 euros brutos anuales, mientras que tan sólo un 1,9% cobra más de 39.000. Las ofertas de empleo no hacen sino poner de manifiesto esta situación y alimentar la indignación de cientos de profesionales. 

Profesionales que proliferaron con el boom inmobiliario. "Hace doce años ya había muchísimos arquitectos en España. En el año 2000 duplicábamos la media europea: un arquitecto por cada 800 habitantes españoles frente a uno por cada mil en Europa. El mercado residencial estaba inflado y no faltaba el trabajo aunque en la mayoría de los casos era en condiciones muy precarias. Por eso, en esta crisis, en la que nadie tiene trabajo es necesario sentar las bases adecuadas para cuando esto comience a tirar hacia arriba".

Necesaria reestructuración de la profesión

El futuro de esta actividad empresarial pasa por un lavado de cara completo. "Estamos ante una situación muy dramática sin posibilidad de recuperar el sector sobre las mismas bases sobre las que se asentaba", se lamenta Bisbal. En la época dorada del 'ladrillo' y del sector, los visados para obra nueva llegaron a superar las 900.000 unidades. Ahora, apenas se alcanzarán los 80.000 en 2011, un 90% menos.

Con un panorama nada alentador, Igancio Bisbal reclama tomar conciencia de la precariedad laboral a la que se han visto sometidos miles de estos profesionales para sentar las bases del futuro de la profesión. Una reestructuración que, en su opinión, deberá articularse sobre tres pilares fundamentales:

1.- Profesionalización de su trabajo. "Es necesario que los estudios de arquitectura se reestructuren y adopten un perfil empresarial cuya actividad esté más vinculada a su viabilidad. En el pasado y a día de hoy son estructuras precarias en las que suele trabajar un autónomo que recurre a la subcontratación o contratación precaria para sacar adelante los proyectos", se lamenta Bisbal. "Incluso los grandes estudios de arquitectura mantienen este raquitismo de laboralidad. Estudios vinculados a un trabajador autónomo y muchos trabajadores a tiempo completo no contratados".

2.- Diversificación. "La carrera tiene competencias muy amplias con gran posibilidad de diversificarse más allá de la edificación residencial que ha centrado la práctica total de la actividad: diseño industrial y de interiores, la rehabilitación o cuestiones relacionadas con la imagen y el diseño urbanístico son campos por explotar".

3.- Internacionalización. "Nos espera un periodo muy difícil en el que se plantea necesario hacer negocios y buscar socios en el exterior. Tenemos que ofrecer nuestra imagen y prestigio para salir fuera. Tenemos que sacar partido de la buena imagen de nuestra profesión en el extranjero".

“Mi mujer y yo nos hemos dado de plazo hasta septiembre-octubre. Si la situación no mejora y algunos de los planes que tengo en marcha tampoco funcionan, me tendré que ir fuera. Posiblemente a Asia y una vez instalado allí se tendrán que venir mi mujer y mis dos hijos”.