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China: Pekín, Hong Kong, guerreros de terracota y más
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China: Pekín, Hong Kong, guerreros de terracota y más

La Gran Muralla, los guerreros de terracota y la ciudad de Hong Kong son solo algunos de los innumerables atractivos que ofrece el territorio

Foto: Panorámica de Hong Kong. (iStock)
Panorámica de Hong Kong. (iStock)

En cuanto ponga los pies en China, se dará cuenta de que es un país con unas costumbres totalmente diferentes. En su extensísimo territorio, de 9.600 millones de kilómetros cuadrados, no solo se aglutinan formas de vida distintas a las que podemos encontrar en Europa, sino que también entre sus regiones es posible hallar tradiciones completamente diferenciadas. Por eso, cuando aterrice en Pekín para comenzar su periplo por el gigante asiático, tómese la tarde libre para acostumbrarse al bullicio chino, su tráfico y las rutinas de sus habitantes.

Sin embargo, la experiencia de un gran viaje como este empieza en el propio vuelo. Compañías como Air France KLM convierten el trayecto en un atractivo más a bordo de algunos de los aviones más espectaculares del momento —por ejemplo, los nuevos Boeing 787 Dreamliner o el Airbus 380—. En ellos, el entretenimiento a bordo en HD, el acceso a prensa digital, la comodidad de sus asientos más reclinables, su wifi o una interesante representación de la gastronomía china en su carta, hacen mucho más fácil sobrellevar una larga distancia hasta diferentes ciudades chinas.

Allí, establecer un centro es muy complicado: dentro de la ciudad existen otros 'centros' que actúan como puntos neurálgicos. Uno de ellos es la Ciudad Prohibida, el primero de los míticos lugares que conocerá en esta ruta guiada en la que en todo momento le acompañará un guía de habla española. Con este sugerente nombre se conoce al palacio imperial que fue residencia de las dinastías comprendidas entre la Ming y la Qing y que, debido a su tamaño —tan solo el palacio principal cubre una extensión de 720.000 metros cuadrados—, constituye casi una ciudad en sí.

En la Ciudad Prohibida también se encuentra la plaza de Tiananmén, un enclave especialmente destacado en la historia del país por haber sido escenario de las protestas de los estudiantes contra el Gobierno chino en 1989. Sobre el pavimento de esta plaza, una de las más grandes del mundo, se tomó una de las imágenes más famosas del mundo: aquella en la que se veía a un joven enfrentándose, a pecho descubierto y sin ningún arma, a los tanques que reprimían las manifestaciones.

Si tiene la suerte de que su viaje coincide con algún día festivo en China, tendrá la posibilidad de contemplar la enorme afluencia de turismo nacional que tiene la Ciudad Prohibida: la mayoría proviene de las zonas rurales, por lo que tendrá ocasión de ver su estilo de vida, ropas y tradiciones hogareñas —las familias siempre viajan con los abuelos y niños—. No se extrañe si, de repente, alguien se acerca a pedirle que usted se saque una foto con ellos, como si de un atractivo más de la plaza se tratase. Por la noche, tras este día plagado de historia y colores intensísimos, asistirá a un espectáculo de acrobacias y contorsionismo.

Gran Muralla y guerreros de terracota

Su viaje a China no estaría completo si no visitara la Gran Muralla. Por eso, esta ruta asiática la contempla en su programa para que pueda disfrutar de la que cuentan que es la única construcción elaborada por la mano del hombre que puede verse desde la Luna. Aunque no es excesivamente alta, unos ocho metros, su apariencia resulta impresionante, a pesar de que se pierde en el infinito y no conseguirá nunca ver su final: tiene más de 21.000 kilómetros de largo salpicados por torreones, zonas empinadas e incluso escaleras. De vuelta al autobús que le ha llevado a conocer esta antigua fortificación china comenzada en el siglo V a. C. seguro que 'compite' con sus compañeros de viaje por saber quién ha llegado más lejos en su paseo por la muralla.

El recorrido continúa con la vista panorámica del Nido de Pájaro, el estadio inaugural de los Juegos Olímpicos celebrados en Pekín en 2008. Además, podrá entrar en el mercado de la seda, un lugar donde paradójicamente no se vende este tipo de tejido... a menos que sea de imitación. En el mercado de la seda se ponen a la venta falsificaciones de todo tipo de productos, desde bolsos hasta ropa, pasando por colonias o relojes. Por la noche, tendrá la oportunidad de probar una de las recetas más típicas de la capital de China. Una buena ración de pato laqueado hará las delicias de los amantes de los nuevos sabores, pues la carne de esta ave se sirve como si fuera un 'burrito' sobre obleas de pan de arroz, una salsa típica y diferentes verduras crudas.

El día siguiente conocerá el Templo del Cielo, un lugar donde los emperadores acudían a rezar para pedir buenas cosechas. El templo es circular, construido en madera y en tres alturas, y su interior está decorado con pinturas policromadas que se encuentran por doquier sobre sus columnas rojas y doradas. Su viaje continúa en la ciudad de Xian, la única urbe amurallada de China que es conocida a nivel internacional por ser el punto de partida de la ruta de la seda.

Además, en Xian yacen los guerreros de terracota, más de 8.000 figuras de tamaño real elaboradas en este material que se disfrutan en el lugar original donde fueron halladas. Su contemplación es impresionante, y le parecerá haber vuelto al siglo III a. C. mientras observa las esculturas enterradas junto al primer emperador de China de la dinastía Qin.

Shanghái, Guilin y Guangzhou

Cuando llegue a Shanghái, le parecerá haber descubierto las bambalinas de 'Blade Runner'. Igual de futurista es esta película —rodada en las calles shanghaianas— que el paisaje de la ciudad, considerada una de las más espectaculares de Asia. Su mapa es un continuo contraste de pasado y futuro: en la parte vieja —llamada 'jardín de Yuyuan'— se encuentran las casas más antiguas de la urbe; mientras desde la parte del Malecón del Río-Bund, dejando atrás la zona de las construcciones inspiradas en los felices años veinte, se observan las vistas más vanguardistas de Shanghái y sus increíbles rascacielos. Aunque sus formas imposibles no lo parezcan, todos ellos han sido levantados siguiendo las directrices del 'feng shui', debido a la gran cantidad de supersticiones chinas.

A Guilin viajará en avión y descubrirá el secreto de por qué es un lugar tan conocido por sus paisajes. Ubicado a orillas del río Li, un crucero le transportará por sus aguas para contemplar los 'pináculos' naturales que se alzan ante la vista. Estas colinas, infinitas sobre el horizonte, están completamente cubiertas de vegetación y con la bruma matinal adquieren un aspecto entre lo fantasmagórico y lo bucólico, rodeadas de los sempiternos campos de arroz de la región.

Hong Kong, la 'Nueva York de Oriente'

En Hong Kong, la superstición cobra especial relevancia entre la población. En esta región de China, las matrículas de los vehículos son las que realmente aportan valor al coche: si tiene muchos ochos —número de buena suerte, según la tradición—, el coche será muy caro; pero pobre de aquel cuyo vehículo esté cifrado con muchos cuatros. Esta es solo una de las curiosidades que podrá contemplar durante su visita a esta ciudad, que actúa como si de un pequeño país se tratara al acuñar su propia moneda —el dólar de Hong Kong— y no requerir visado para traspasar sus 'fronteras'.

La ciudad tiene dos partes diferenciadas que no hay que dejar de visitar. Por un lado, la península de Kowloon y, por otro, la isla hongkonesa. Desde Kowloon, mirando hacia la isla, se puede ver un 'skyline' maravilloso que ha procurado a la urbe el apodo de la 'Nueva York de Oriente'. Conocerá el Pico Victoria —una montaña a la que subirá en tranvía— y el muelle de pescadores de Aberdeen, donde antiguamente se encontraban los barcos-casa en que la gente vivía flotando sobre el agua.

Durante el tiempo libre en Hong Kong, es recomendable coger un ferri local desde Kowloon hasta la isla. Esto le permitirá contemplar unas impresionantes vistas mientras tiene contacto directo con los habitantes y ralentiza las ansias turísticas propias de todo viaje. Además, conviene hacer una visita a los múltiples mercados al aire libre y centros comerciales que se reparten por la ciudad. Sin duda, un sinfín de atractivos que dejan claro que una ruta por el gigante asiático es una opción inmejorable para conocer nuevas culturas.

De vuelta a casa, cuando crea que su aventura no tiene más que ofrecer, se sorprenderá al conocer que tanto Air France como KLM adaptan su servicio de comida y bebida en función de los destinos, por lo que en pleno vuelo los pasajeros tendrán oportunidad de rememorar los sabores de uno de los países más poblados del mundo gracias a las preparaciones que los chefs elaboran en todas sus rutas asiáticas. La gastronomía china es uno de los 'platos fuertes' del viaje, pues su gran cantidad de contrastes y las recetas tan diferentes que se pueden degustar a lo largo de su territorio son una experiencia que no hay que dejar de 'probar'. Conózcalas por usted mismo y que no le cuenten cuentos chinos.

En cuanto ponga los pies en China, se dará cuenta de que es un país con unas costumbres totalmente diferentes. En su extensísimo territorio, de 9.600 millones de kilómetros cuadrados, no solo se aglutinan formas de vida distintas a las que podemos encontrar en Europa, sino que también entre sus regiones es posible hallar tradiciones completamente diferenciadas. Por eso, cuando aterrice en Pekín para comenzar su periplo por el gigante asiático, tómese la tarde libre para acostumbrarse al bullicio chino, su tráfico y las rutinas de sus habitantes.

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