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Polinesia Francesa: ruta por las islas de Tahití, Moorea y Bora Bora
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duerma en 'overwater' sobre el agua

Polinesia Francesa: ruta por las islas de Tahití, Moorea y Bora Bora

En este triángulo imaginario de unos 4.200 kilómetros cuadrados, se engloban lugares tan paradisíacos como los que se conocen en esta propuesta de relax y descanso

Foto: Piscina de borde infinito junto a la playa. (iStock)
Piscina de borde infinito junto a la playa. (iStock)

Si piensa que aún falta mucho tiempo para disfrutar de los paseos a la orilla del mar, no se desanime. En la Polinesia Francesa —nombre que recibe la unión de más de 100 islas salpicadas en el sur del océano Pacífico— no hace falta que el calendario marque los meses de julio y agosto para aprovechar esta experiencia, pues en esta región las playas deleitan durante todo el año. En este triángulo imaginario de unos 4.200 kilómetros cuadrados, se engloban islas tan idílicas como las que se conocen en esta propuesta de relax y descanso: Tahití, Moorea y Bora Bora son los destinos paradisíacos en los que la rutina queda olvidada por completo.

Tahití: la isla montañosa

Pero no solo de playas vive Polinesia. Así puede comprobarse al bajar del avión en Papetee, la capital de Tahití, donde el paisaje marítimo combina con un espectáculo montañoso que pinta de colores vibrantes el horizonte. Los que tengan la suerte de conocer la isla más grande de la Polinesia Francesa se llevarán una sorpresa al darse cuenta de que la arena de sus playas es negra: el origen volcánico de Tahití se deja ver en este matiz cromático que le permitirá tomar unas fotografías increíbles.

Para que el 'jet lag' no haga mella en su viaje y le trastoque los horarios, es recomendable no realizar demasiados esfuerzos durante el día de llegada a Tahití. Aproveche para dar un paseo por las calles de Papetee, donde conocerá su clásico mercado de flores y la tradicional concentración de puestos callejeros conocidos como 'roulottes'. En ellos, se vende desde pescado fresco hasta comida ya preparada lista para hincarle el diente.

Moorea: la isla del 'lagarto dorado'

La isla de Moorea, a tan solo 17 kilómetros al noroeste de Tahití, será su siguiente parada después de un tranquilo recorrido en barco. En tahitiano, el nombre de este lugar donde pasará tres noches se traduce como 'lagarto dorado'. No se preocupe, que ningún reptil amarillo aparecerá para asustarle: la denominación proviene de una antigua leyenda que culpa a este saurio de haber partido con la cola las dos bahías de Moorea, conocidas como Opunohu y Paopao.

Podrá aprovechar su estancia en Moorea para bañarse en sus espectaculares playas —las mejores están en la zona norte, donde también se ubican los hoteles más lujosos—. Senderismo por sus parajes montañosos, kayak por sus aguas cristalinas o buceo entre sus fondos de coral son algunas de las actividades que se ofrecen para que los días en esta isla de 133 kilómetros cuadrados sean inolvidables y estén plagados de experiencias.

Bora Bora: la isla de los hoteles sobre el agua

Bora Bora será la isla que ponga el broche final a su viaje por la Polinesia Francesa. Antes de partir de vuelta a casa, tendrá la posibilidad de explorar la conocida como 'perla del Pacífico' por sus playas de fina y blanca arena. Bora Bora es un atolón, una formación de apariencia anular con una laguna interior que comunica con el mar a través de pasos estrechos.

Los contrastes entre diferentes tipos de azul —verdoso, turquesa, cian, marino...— le harán darse cuenta de lo hipnótica que puede llegar a ser Bora Bora. Debido a la preciosa gama cromática de sus aguas, en este atolón es muy recomendable alojarse en 'overwater', unos bungalós edificados sobre pilotes en la laguna central de la isla donde también se puede nadar con tiburones o practicar esnórquel. ¿Se imagina despertarse y tocar el mar nada más abrir los ojos? Déjese llevar por la Polinesia Francesa: allí, los sueños se hacen realidad.

Si piensa que aún falta mucho tiempo para disfrutar de los paseos a la orilla del mar, no se desanime. En la Polinesia Francesa —nombre que recibe la unión de más de 100 islas salpicadas en el sur del océano Pacífico— no hace falta que el calendario marque los meses de julio y agosto para aprovechar esta experiencia, pues en esta región las playas deleitan durante todo el año. En este triángulo imaginario de unos 4.200 kilómetros cuadrados, se engloban islas tan idílicas como las que se conocen en esta propuesta de relax y descanso: Tahití, Moorea y Bora Bora son los destinos paradisíacos en los que la rutina queda olvidada por completo.

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