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Florencia: qué ver en tres días la cuna del David de Miguel Ángel
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cocine su propia pasta italiana

Florencia: qué ver en tres días la cuna del David de Miguel Ángel

Esta ciudad tiene un encanto especial si, además de sus míticos monumentos, uno se deja caer en una cafetería para dejar que el reloj corra sin prisas

Foto: Florencia y su río Arno (iStock)
Florencia y su río Arno (iStock)

Florencia es, sin lugar a dudas, la ciudad perfecta para disfrutar del arte. Su Galería Uffizi –que recoge una de las más antiguas y reconocidas colecciones del mundo– y su Museo de la Academia –que acoge entre sus paredes al archiconocido ‘David’ de Miguel Ángel– la sitúan como uno de los lugares de visita obligatoria para los amantes de lo excepcional. Además, para acompañar esta característica tan popular de la urbe, existen viajes que llevan a conocer la parte más desconocida de Florencia: aquella que deleita a los foráneos embelesándoles con sus calles más tranquilas y sus cafés más pintorescos.

Para aprovechar al máximo los días de estancia en este enclave italiano es recomendable contratar los vuelos que aterrizan en su aeropuerto a primera hora de la mañana. De esta manera, el reloj avanzará a nuestro favor permitiéndonos conocer –tras dejar las maletas en el hotel– la zona norte de Florencia. Imprescindible resulta el paseo por el Baptisterio dedicado a San Juan Bautista y sus puertas de bronce; por la plaza de San Giovanni con increíbles vistas a este monumento y por la céntrica plaza del Duomo indicada por todos los expertos como punto ideal de inicio y fin de la ruta florentina.

Para situar en el callejero de la ciudad esa esencia que hace tan especial a Florencia, conviene dejarse caer por la plaza de la República. Allí, un sinfín de restaurantes y cafeterías le estarán esperando para hacerle partícipe de los sabores más emblemáticos de Italia –no se vaya sin probar un exquisito capuchino servido en un entorno inmejorable–. Conocida por ser una de las plazas más grandes de la ciudad desde la época romana, en su centro aún conserva la Columna de la Abundancia. Con este nombre se bautiza al ‘corazón de la ciudad’, pues es allí donde desembocan la Cardo y la Decumano: las calles principales de la ‘vecchia’ urbe romana.

Desde la emblemática plaza de la República, nada mejor que continuar el paseo poniendo rumbo al sur. La plaza del Porcellino saldrá a su encuentro susurrándole una de las leyendas más conocidas de Florencia. Según la tradición popular, los que se acerquen a esta fuente y toquen su estatua de bronce representando a un jabalí volverán, inevitablemente, a pisar las calles de la ciudad en algún momento de sus vidas. Esta fábula, valgan las diferencias, sería pues la ‘hermana pequeña’ de la Fontana di Trevi de Roma: quien lanza una moneda a sus aguas repetirá visita a la capital de Italia.

Florencia ‘al dente’ elaborando pasta

Si hay algún plato típico en Italia, ese es la pasta. En cualquiera de sus versiones –clásicos espaguetis o los más intrincados diseños de masa–, la pasta ostenta junto con la pizza el número uno del reconocimiento gastronómico internacional. Para aprovechar la visita al país que mejor trabaja con estos productos resulta ideal asistir a uno de los cursos de cocina que se ofrecen en Florencia y conocer en primera persona todos los secretos de su elaboración.

Una vez que haya aprendido todo lo que debe saber para que la pasta le quede ‘al dente’ y no se le pase nunca, lo mejor es rebañar el plato para que no se desperdicie ni uno solo de los trucos que le han enseñado: tras el curso, los asistentes se sentarán a la mesa para degustar las recetas que han preparado con sus manos. No todo el mundo puede presumir de haber probado una auténtica pastaitaliana cocinada por él mismo, así que... ¡disfrute de la experiencia entre fogones!

Paseo en bicicleta y arte, mucho arte

Visitar una ciudad con tanto arte como Florencia y no exprimir al máximo todos sus rincones resultaría inaceptable. Por ello, para explicar a los turistas lo que se esconde tras los cimientos y paredes de cada uno de los monumentos que ya conocieron durante sus paseos por la ciudad existen rutas guiadas en bicicleta alrededor de su callejero más mítico. Puesto que Florencia no destaca por ser una urbe con marcadas cuestas o empinadas calles, la bicicleta se postula como el mejor medio de transporte para recorrer un lugar que poco a poco le ha ido acogiendo como ciudadano.

Como consejo, es recomendable vestir ropa cómoda durante este tipo de recorrido. Si bien es cierto que el guía no le hará sudar la camiseta, el suelo de Florencia es en gran parte adoquinado y resultaría poco grato llevar zapatos con, por ejemplo, un tacón muy alto. Este tipo de pavimento se puede contemplar en la zona del río Arno y su ponte Vecchio como principal atractivo.

Símbolo de la ciudad y reconocido punto fotográfico, el ‘puente viejo’ de Florencia data de la época medieval. Fue destruido por una gran riada que asoló la ciudad en 1333, pero doce años más tarde fue vuelto a levantar con bloques de piedra que han aguantado casi intactos el paso del tiempo hasta hoy en día y, de hecho, no sufrió daño alguno durante los ataques que protagonizó la ciudad en la Segunda Guerra Mundial.

Como ya se ha comentado, la Galería Uffizi y el Museo de la Academia son dos puntos imprescindibles en las visitas a Florencia. Conviene reservar una tarde para conocer ambos por cuenta propia, haciendo paradas en los puntos que más interesen a cada visitante –no deje de conocer el ‘David’ de Miguel Ángel–. Precisamente a este genio se dedica la plaza que lleva su nombre, donde hay que subir –la cuesta es muy pronunciada, por lo que se recomienda acceder a ella en taxi o autobús– para contemplar una panorámica única de Florencia. La ciudad del arte está a sus pies: no le haga esperar para conocerle.

Florencia es, sin lugar a dudas, la ciudad perfecta para disfrutar del arte. Su Galería Uffizi –que recoge una de las más antiguas y reconocidas colecciones del mundo– y su Museo de la Academia –que acoge entre sus paredes al archiconocido ‘David’ de Miguel Ángel– la sitúan como uno de los lugares de visita obligatoria para los amantes de lo excepcional. Además, para acompañar esta característica tan popular de la urbe, existen viajes que llevan a conocer la parte más desconocida de Florencia: aquella que deleita a los foráneos embelesándoles con sus calles más tranquilas y sus cafés más pintorescos.

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