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Qué ver en Marruecos: Marrakech, dunas, desierto, kasbash y más
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la puerta del desierto

Qué ver en Marruecos: Marrakech, dunas, desierto, kasbash y más

Un recorrido por este mágico país le hará darse cuenta de las maravillas que se ofrecen al traspasar las columnas de Hércules

Foto: Kasbah de Ait Ben Haddou, en Marruecos (iStock)
Kasbah de Ait Ben Haddou, en Marruecos (iStock)

Los que han tenido la suerte de pasear por Marrakech se habrán dado cuenta de que sus calles son del mismo tono que las arenas del desierto. Esta urbe de Marruecos consigue mimetizarse con las arenas de las dunas gracias al color ocre y anaranjado de sus barrios, razón por la cual ha sido bautizada como la 'ciudad roja'. Considerada como la puerta de entrada a África, Marrakech es uno de los destinos ideales si se desea conocer los innumerables atractivos ofrecidos al visitante tras las columnas de Hércules. Tan especial es su recorrido por la medina que la Unesco la declaró Patrimonio de la Humanidad y no hay quien visite la ciudad que no haga una escapada a conocerla.

Y es que entre los lugares imprescindibles de Marrakech aparece, en lugar destacado, la plaza Jamaa El Fna. Centro de la vida pública de la ciudad, en este enclave de enormes dimensiones parece detenerse el tiempo cuando el sol se va a dormir. Es entonces cuando la plaza empieza a bullir en un ir y venir incesante de gente que busca especias en alguno de sus puestos, contempla el espectáculo del encantador de serpientes, compra comida típica o –incluso– se extrae algún diente tortuoso en el tenderete del mítico sacamuelas.

En los viajes a Marrakech tampoco puede faltar el paseo por los jardines de la Menara o por los alrededores del minarete de la Koutubia. En el recinto de las tumbas saadíes, datadas en los tiempos del sultán Ahmad al Mansur –finales del siglo XVI– y descubiertas en 1917, se pueden contemplar más de un centenar de sepulcros donde están enterrados miembros de la familia del sultán. Sus hijos descansan en la sala de las doce columnas, la más popular de entre las tres estancias del mausoleo. A poca distancia se encuentra el Palacio Bahía, una de las obras arquitectónicas más destacadas de la ciudad con un precioso estanque central construido a finales del siglo XIX.

Además de la gran cantidad de palacios y monumentos de la ciudad, conviene reservar parte del día para dejarse arrastrar por la intuición y callejear sin rumbo fijo. Cada barrio desprende una esencia diferente, y las fachadas de los edificios no dejarán de sorprenderle con sus colores e intrincadas decoraciones. Disfrute de lo exótico de tomar un té en uno de sus típicos establecimientos y, si se anima, acompáñelo con los típicos dulces elaborados a base de miel y pistacho que hacen las delicias de todo el que los prueba.

La cordillera del Atlas y las dunas del Sáhara

Existen rutas programadas que trasladan a los turistas a través de las montañas del Atlas en un coche 4x4, ofreciéndoles la posibilidad de cambiar el paisaje que hasta ahora habían contemplado: si en Marrakech se atisban preciosos valles verdes, en este recorrido la gama cromática varía hacia los colores cálidos de la región predesértica. La ciudad de Zagora, conocida por ser el inicio de la ruta de los bereberes hacia el corazón de África y bautizada por este motivo como la 'puerta del desierto', es el paraíso para los que buscan la paz más absoluta entre productos artesanos tan exquisitos como el aceite que extraen de sus cultivos de olivos. Para completar el día, nada mejor que dejarse llevar a lomos de un dromedario en un paseo hasta las dunas del Sáhara.

Para que su viaje a Marruecos resulte de lo más completo, conviene hacer hueco para pasar por Tamegroute. Este lugar, sagrado para el Islam, acumula en su antiquísima biblioteca una gran variedad de volúmenes de todo tipo. Conocida como una de las más ricas del norte de África y la más importante de Marruecos, esta biblioteca llegó a acoger más de 40.000 libros de diferentes temáticas: ejemplares del Corán –alguno escrito sobre piel de gacela–, álgebra, gramática, poesía, diccionarios, etc.

Cuando su brújula apunte hacia Erfoud no olvide coger su cámara de fotos, pues durante 25 kilómetros saldrán a su encuentro los más increíbles paisajes dorados. El punto álgido será la llegada a la región de Merzouga, donde le esperan las dunas más altas de África que incluso llegan a los 150 metros. En esta zona se ubica el único erg –desierto arenoso formado por dunas de morfología y dimensiones variables– del Sáhara en Marruecos, conocido como el erg Chebbi.

Los 'hermanos pequeños' del Cañón del Colorado

Marruecos también puede presumir sus particulares 'cañones del Colorado'. Si bien es cierto que sus dimensiones son más reducidas que las del gigante estadounidense, las gargantas del Todra y del Dades se parecen a él por sus tonalidades rojizas y doradas. Los miradores sobre los desfiladeros formados a lo largo de los ríos homónimos son impresionantes, pues su ubicación estratégica en los mejores rincones dejará con la boca abierta a los turistas que se animen a conocer sus secretos.

Tras una mañana de increíbles recuerdos, por la tarde la ruta de las kasbash será el broche para un día perfecto. Con este nombre se conocen a las partes más antiguas de las ciudades árabes, haciendo especial hincapié en sus fortalezas construidas en adobe. Muchas de las kasbahs han sido rehabilitadas para albergar en su interior hoteles, pero aún mantienen su antiguo encanto.

Una de ellas, la kasbah de Ait Ben Haddou, es tan sobrecogedora que ha sido elegida como escenario para multitud de películas. Su alias como 'el Hollywood del desierto' se entiende al conocer que largometrajes internacionales como 'Gladiator', 'Prince of Persia' o 'La Momia' acudieron hasta ella para rodar. También series tan afamadas como 'Juego de Tronos' la han escogido para sus grabaciones. ¿A qué espera para conocer todos los encantos de un país tan mágico como Marruecos?

Los que han tenido la suerte de pasear por Marrakech se habrán dado cuenta de que sus calles son del mismo tono que las arenas del desierto. Esta urbe de Marruecos consigue mimetizarse con las arenas de las dunas gracias al color ocre y anaranjado de sus barrios, razón por la cual ha sido bautizada como la 'ciudad roja'. Considerada como la puerta de entrada a África, Marrakech es uno de los destinos ideales si se desea conocer los innumerables atractivos ofrecidos al visitante tras las columnas de Hércules. Tan especial es su recorrido por la medina que la Unesco la declaró Patrimonio de la Humanidad y no hay quien visite la ciudad que no haga una escapada a conocerla.

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