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Australia y Fiyi: Sidney, Ayers Rock, Melbourne y mucho más
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7,7 millones de kilómetros cuadrados

Australia y Fiyi: Sidney, Ayers Rock, Melbourne y mucho más

El país de los canguros y los koalas recibe con los brazos abiertos a todo el que quiera disfrutar de sus encantos en primera persona

Foto: Uno de los paisajes de Australia (McLennan Mata)
Uno de los paisajes de Australia (McLennan Mata)

Además de ser tradicionalmente considerado como nuestras antípodas –que algunos ubican en Nueva Zelanda–, este país también puede presumir de ser la isla más grande del mundo y el continente más pequeño de la Tierra. Australia es un enclave perfecto para los que buscan un viaje completo pues, en sus 7,7 millones de kilómetros cuadrados, se puede encontrar naturaleza y paisajes de lo más urbanitas. Además, por sus orillas se diseminan un total de 10.685 playas: tantas, que si se visitara una cada día se tardarían más de 29 años en conocerlas todas.

Todas estas maravillas convierten a Australia en un país por descubrir. Existen rutas de viaje que llevan a los turistas a recorrer sus principales atractivos, reservando tres noches en Sidney, una de sus ciudades más importantes. Durante el tiempo de estancia, una vista panorámica a su callejero permitirá conocer en primera persona lugares tan míticos como la archiconocida Opera House, el puente Harbour que atraviesa la bahía a 134 metros de altura o, a tan solo 15 minutos en coche, la Bondi Beach –una de las playas más famosas de la 'tele' por ser el escenario de los capítulos del docurreality 'Veterinario al rescate'–.

También en las proximidades de esta conocida ciudad australiana, sin salir de su área metropolitana, se puede disfrutar del Parque Nacional de Blue Montains, un paraje natural donde las cascadas saldrán a su encuentro en un homenaje a la naturaleza en explosión. Además, es posible contratar excursiones de un día entero para contemplar con detenimiento la vida en el Featherdale Wildlife Park, donde koalas, canguros, wombats y otros animales campan a sus anchas.

Ayers Rock: la roca sagrada

Mide 348 metros de alto, nueve kilómetros de contorno y se 'entierra' 2,5 kilómetros bajo el suelo. Con estas medidas, el Ayers Rock australiano es uno de los monolitos más grandes –y conocidos– del mundo. Su color, cambiante según inciden sobre la roca los rayos del sol, ofrecen al visitante un paisaje único que va mutando en función de la hora del día. Esta característica cromática, muy apreciada por los amantes a la fotografía, es la que aconseja reservar dos noches en este lugar para disfrutar de los diferentes colores del desierto.

También conocido como monte Uluru, Ayers Rock es un lugar sagrado para los aborígenes. Está completamente prohibido ascender hasta su cumbre, 24 metros más alta que la Torre Eiffel, pero como plan alternativo es muy recomendable un paseo bordeando su contorno –bien andando, bien montado a lomos de una preciosa moto Harley de las que se alquilan para turistas–. Todo el recorrido se realiza acompañado por un guía experto que compartirá con los visitantes los secretos de las pinturas rupestres del cercano manantial de Mutitjulu y las leyendas tradicionales más llamativas.

Si se queda con ganas de más formaciones rocosas, Kings Canyon es otro de los parques que no pueden faltar para disfrutar de los cobrizos colores del centro australiano, situado a unos 300 kilómetros al noreste del monte Uluru. Tampoco hay que dejar de visitar el Kata Tjuta, un conjunto pétreo popularmente conocido con el nombre de 'Las Olgas' compuesto por 36 cimas de diferentes tipos de roca.

La naturaleza de Cairns y el encanto de Melbourne

Cairns es internacionalmente conocida por ser la ciudad de entrada para ver la famosísima barrera de coral australiana. De hecho, existen servicios que ofrecen la posibilidad de alquilar kayaks con suelo de cristal para apreciar los arrecifes desde una perspectiva única. Ubicada a las faldas de uno de los bosques tropicales más bonitos del mundo, en Cairns se realizan excursiones de un día entero a bordo de un mini-crucero que le llevará a conocer la espléndida Gran Barrera de Coral y Michaelmas Cay –una isla protegida donde, además de corales, se pueden contemplar más de 20.000 aves migratorias–.

Un día libre en Cairns le permitirá conocer el Parque Nacional de Kuranda. Allí, un tren cremallera o un barco anfibio le llevará hasta el interior de esta zona verde para ver todo tipo de fauna. Las próximas zonas de Daintree y Cabo Tribulación también merecen una parada en su viaje a Australia.

Los que quieran conocer la parte más urbanita de este continente podrán hacerlo al pisar Melbourne. Con sus altos edificios, la ciudad adquiere tintes de 'urbe europea'. Para los turistas que quieran exprimir al máximo sus encantos existe un tranvía gratuito que permite recorrer sus calles sin tener que rascarse el bolsillo. Con él se puede llegar a algunos de los monumentos más representativos de Melbourne, como la Catedral de St. Paul, el mirador con suelo de cristal de Eureka Skydeck situado en a la altura de un piso 88 o la plaza Federation Square.

Las paradisíacas islas de Fiyi

Para poner el broche final a un viaje de ensueño, nada mejor que descansar y olvidar el estrés en las paradisíacas islas de Fiyi. Tras bajar del avión en el aeropuerto de Nadi, los turistas dispondrán de dos días –o más, según contrate con la agencia– para disfrutar de las maravillosas costas de agua cristalina y arenas blancas. Viti Levu es la isla más importante del archipiélago, y desde ella se puede llegar al hotel escogido en ferry o en avioneta.

Los que tengan el capricho de dormir en un hotel 'overwater' tendrán en Fiyi la opción de cumplir su deseo, pues en Australia existe este tipo de alojamientos levantados sobre el agua del mar. Que no se lo cuenten: presuma a su vuelta de haber conocido un nuevo continente a cuerpo de rey.

Además de ser tradicionalmente considerado como nuestras antípodas –que algunos ubican en Nueva Zelanda–, este país también puede presumir de ser la isla más grande del mundo y el continente más pequeño de la Tierra. Australia es un enclave perfecto para los que buscan un viaje completo pues, en sus 7,7 millones de kilómetros cuadrados, se puede encontrar naturaleza y paisajes de lo más urbanitas. Además, por sus orillas se diseminan un total de 10.685 playas: tantas, que si se visitara una cada día se tardarían más de 29 años en conocerlas todas.

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