Airbnb ofrece dormir en el castillo de Drácula en Halloween... en un ataúd

Airbnb ha puesto a prueba la valentía de los más osados abriendo un concurso donde el premio no es apto para clientes 'de susto fácil': los ganadores serán galardonados con el alojamiento en Halloween para dos personas en el castillo de Drácula rumano que inspiró la novela de Bram Stoker.

Desde el pasado lunes, los interesados en este singular concurso deberán ser lo más originales posible y contestar a la sencilla pregunta de qué le dirían al conde Drácula si se encontraran con él. Como premio, dos personas podrán dormir en un castillo –el de Bran– que no aloja huéspedes desde 1948. En concreto, el descanso se efectuará en dos ataúdes forrados de terciopelo rojo –aunque si la experiencia es demasiado terrorífica, Airbnb ha instalado dos camas normales que se pueden utilizar en caso de no querer meterse en los ataúdes–.

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Durante la noche de Halloween, los primeros huéspedes del hotel desde la I Guerra Mundial también serán obsequiados con una cena que se compondrá de los mismos platos que habla Bram Stoker en su novela: pollo con pimientos. Por supuesto, durante el banquete no se servirá nada de ajo ni se podrán lucir joyas de plata –ambas restricciones en alusión a las 'armas' efectivas contra los vampiros–.

“Bienvenido a mi morada. Entre libremente, por su propia voluntad, y deje parte de la felicidad que trae”

Airbnb informa de que Drácula no es “fan de los selfies”, por lo que será muy difícil inmortalizarle durante la velada aunque su presencia se haga notar de diferentes maneras. Al llegar en un carruaje tirado por caballos, los ganadores del concurso serán recibidos por Dacre Stoker, descendiente del autor de la famosa novela de terror que interpretará el papel de Jonathan Harker. En el libro, Harker es uno de los personajes que conoce a Drácula en el castillo.

“Bienvenido a mi morada. Entre libremente, por su propia voluntad, y deje parte de la felicidad que trae” será la frase con la que se acoja a los huéspedes en Halloween. En 2006, este castillo de Rumanía se entregó a un familiar de los dueños originarios, el arquitecto retirado de Nueva York Dominic Hapsburg. Desde entonces, el monumento se gestiona por una empresa del país que lo alquila para fiestas y eventos.