"Estoy en contra de la homeopatía, pero si un cliente me la pide, se la consigo"

"Estoy en contra de la homeopatía; pero si un cliente me la pide, se la consigo. Es un servicio que tengo que ofrecer para que no se vaya a la farmacia de enfrente". Así contesta un farmacéutico de un barrio del centro de Murcia cuando se le pregunta por qué vende productos homeopáticos. "A un cliente que viene pidiéndote homeopatía no puedes decirle que no funciona, el cliente siempre tiene la razón".

Por otro lado, asegura que su obligación como farmacéutico es dar un buen consejo de salud, y lo justifica asegurando que “si viene alguien preguntándome por un producto homeopático, y me cuenta además qué le sucede, intento aconsejarle otra cosa y ofrecerle fitoterapia", es decir, tratamiento de las enfermedades mediante plantas o sustancias vegetales. ¿Y medicamentos químicos? “No, a alguien que viene buscando homeopatía no puedes venderle eso”.

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Rocío P. Benavente

Este es un ejemplo de lo que un ciudadano, mejor o peor informado, puede encontrarse cuando acude a su farmacia de confianza a comprar homeopatía. Hace unas semanas, la Real Academia Nacional de Farmacia (RANF) se posicionaba al respecto de esta situación y, en ese contexto, aparecía una comentada columna de Rosa Montero, en la que ésta se preguntaba por los motivos tras la campaña de desacreditación de la homeopatía, y por el intento de sacarla de las farmacias y de los centros médicos. La realidad es que, actualmente, está presente en unos y otros, pese a que no ha superado un ensayo clínico. ¿Por qué se vende entonces? ¿Por qué está en boca de todos?

A un cliente que viene pidiéndote homeopatía no puedes decirle que no funciona, el cliente siempre tiene la razón

“El tema de la homeopatía ahora mismo es trending topic, nunca se ha hablado tanto ni de una forma tan sincera. Es el momento de que los medios se hagan eco”. Así opina Suso Fernández, que regenta la Farmacia Rialto en la Gran Vía de Madrid, una farmacia en la que no se dispensan productos milagro. Además, es uno de los promotores de Farmaciencia, agrupación de farmacéuticos a favor de la evidencia científica que promueve una petición para que la homeopatía salga de las farmacias, y que ha colaborado en el manifiesto de la RANF. “La ciencia es clara y dice que la homeopatía no funciona; por eso los farmacéuticos no estudiamos homeopatía, porque no tiene base científica”, explica Fernández. Sin embargo, admite, “hay algunas deshonrosas excepciones: la Universidad de Salamanca, que ofrece una asignatura semestral sobre medicamentos homeopáticos, o la Universidad Católica de Murcia, que imparte un título de Experto Universitario en Homeopatía Clínica”. Hay más casos.

El posicionamiento de los organismos científicos

“Existe un riesgo real de que los pacientes prefieran los tratamientos homeopáticos a aquellos tratamientos farmacológicos apoyados en la evidencia científica y que han sido desarrollados siguiendo la metodología habitual en investigación clínica. Esta inclinación por los tratamientos homeopáticos puede tener serias consecuencias para el paciente”. Serias consecuencias, como el fallecimiento de un niño de siete años en Italia por una otitis tratada con productos homeopáticos. No es el único caso. Esta es una de las conclusiones del informe de la RANF, que también aconseja que “los profesionales sanitarios deben advertir a los pacientes que consumen medicamentos homeopáticos de los riesgos de abandonar los tratamientos con fármacos de eficacia probada”. Esto incluye a los farmacéuticos.

“La homeopatía entró en las farmacias como algo más que demanda el paciente”, explica Fernández. Además, según indica, muchos productos que dicen ser homeopáticos no lo son; son preparados naturales de fitoterapia. El engaño es doble. En los últimos meses, se han dado pasos adelante en su prohibición, y desde noviembre del pasado año, las tres sociedades científicas farmacéuticas de España la rechazan. La Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (SEFAP) y la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (SEFAC), advirtieron de que no hay ninguna evidencia de que funcione más allá del placebo y cuestionaron su venta como medicamento. Ahora, también el informe de la academia es contundente: dice que la homeopatía no sirve para nada, que puede ser peligrosa y que está fuera de la ley, y pide al gobierno que lo legisle.

“La Real Academia de Farmacia es, a nivel científico, técnico y legislativo, un órgano consultivo a nivel gubernamental, y su apoyo es muy importante”, indica Fernández, que desde hace años lucha por la prohibición de la homeopatía y reclama a Sanidad que revise su situación. Alerta también de un asunto grave dentro de ciertos representantes de la farmacia. “Los Colegios Oficiales de Farmacéuticos y su Consejo pecan de apoyar firmemente la homeopatía. El Gobierno también está influenciado: Alemania y Francia tienen las compañías que más venden estos productos, y quieren obligar a los países miembro de la Unión Europea a regularlos”. Actualmente, los medicamentos homeopáticos en España están en una situación muy irregular.

La sociedad española, ¿una sociedad homeopática?

Según la octava Encuesta de Percepción Social de la Ciencia que realiza la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), el 52,7% de la población española confía mucho, bastante o algo en los productos homeopáticos. De hecho, según el estudio, las personas con mayor nivel de estudios creen más que la media en estos productos, pese a su eficacia no probada científicamente. Con este elevado porcentaje es de esperar que, a menudo, un ciudadano acuda a la farmacia de su barrio a pedir homeopatía. Más aún, cuando se la aconseja un médico.

Es el caso de A. G. García. Su doctora de cabecera le “receta” (no pueden recetarse productos homeopáticos, ya que no están regulados ni financiados por el sistema sanitario) Sedatif PC, un tratamiento de homeopatía que dice ejercer una acción sedativa y tranquilizante. El producto vale en torno a unos doce euros. Acude a su farmacia de toda la vida y se lo venden sin ningún miramiento. Sin embargo, ha leído las diversas reacciones al artículo de Rosa Montero, y entiende que, si es homeopatía, seguramente va a calmarla lo mismo que chupar caramelos.

Así que va a varias farmacias de la calle Alcalá en Madrid a informarse por sí misma. En una le dicen que “la homeopatía no hace el mismo efecto que la medicina normal, pero hace”, y le sugieren como alternativa otro producto (también homeopático) y un medicamento químico, equiparándolos. En otro establecimiento, el farmacéutico le dice: “Yo no creo en la homeopatía, pero el Sedatif sí que funciona. No vas a sentir el efecto tan rápido como si te tomas un producto químico, pero a la larga lo empiezas a notar y el efecto se mantiene. Además, no crea adicción”. En una última farmacia, le explican que los productos homeopáticos son beneficiosos y que a unas personas les hace más efecto que a otras. “Son medicamentos buenos, no provocan daños ni efectos secundarios, y funcionan hasta en niños, así que no todo es efecto placebo”.

Esto contrasta con otras opiniones y pruebas, como el suicidio homeopático que tuvo lugar en Madrid en 2014. Cada participante se tomó 40 comprimidos de Sedatif PC. Lejos de relajarse o morir, el somnífero les procuró regusto a azúcar y una ligera gastroenteritis a algunos. Y es que, como sostiene la RANF, “no hay argumentos que apoyen la eficacia de los medicamentos homeopáticos y justifiquen su utilización clínica”. Al final, ante las evidencias aportadas, A. G. García decide optar por un producto natural de fitoterapia.

Farmacias especializadas: la resistencia que hace oídos sordos

La homeopatía, en cómputo global, no significa mucho económicamente para la economía farmacéutica. “La farmacia media española vende de media un euro al día de homeopatía, es irrisorio”, detalla Suso Fernández. Ante cifras tan bajas, si no da tanto dinero y no funciona, ¿por qué siguen los farmacéuticos vendiéndola? Demanda, competitividad en el sector, costumbre… Incluso, autoconvencimiento.

“Yo vendo homeopatía porque soy la primera que la consumo desde que, gracias a ella, superé un problema de garganta que ni los mejores médicos me curaron. Me gusta, y el que quiera que compre y el que no, que no compre; no es obligatorio”. Así reacciona una farmacéutica de una pedanía murciana, dueña de una farmacia especializada en homeopatía. Sobre el manifiesto de la RANF y la postura de las sociedades farmacéuticas españolas dice no haber escuchado nada. “Quien dice que la homeopatía no tiene evidencia científica es un ignorante”. Ella sostiene que lo vende porque es un medicamento y puede hacerlo, como pueden el resto de farmacias. “Me da lo mismo lo que haga la gente y no sé si es bueno o malo, pero si se puede vender no es cosa mía”.

Sobre este tipo de situaciones, Suso Fernández denuncia que “es una práctica que desprestigia la profesión, incumple el código ético y es un fraude para el cliente”. Por ejemplo, el Código Deontológico del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid recoge que “el farmacéutico, en su ejercicio profesional, mantendrá un comportamiento ético en todas sus actividades, incluso, si es preciso, más allá del estricto cumplimiento de la legislación vigente”. La discusión sobre si vender homeopatía o no en las farmacias está en el aire, y Fernández reflexiona sobre qué pasará el día en que su venta se prohíba. “Llevo cuarenta años engañándote, ¿cómo te lo digo ahora?”.