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Esta sentencia europea permitirá a cualquier antivacunas demandar a una farmacéutica
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Esta sentencia europea permitirá a cualquier antivacunas demandar a una farmacéutica

Pese a no haber evidencias científicas, el Tribunal de Justicia de la UE da la razón a un paciente francés que contrajo esclerosis múltiple tras vacunarse contra la hepatitis B.

Foto: Una vacuna contra la fiebre amarilla (Reuters)
Una vacuna contra la fiebre amarilla (Reuters)

Un ciudadano francés anonimizado como J.W. se puso la vacuna contra la hepatitis B entre 1998 y 1999. Poco después comenzó a quejarse de dolencias y, en noviembre de 2000, fue diagnosticado de esclerosis múltiple. Este hombre y su familia demandaron en 2006 a Sanofi Pasteur, la farmacéutica fabricante de la vacuna, con el fin de obtener una indemnización.

El tribunal francés consideró en su momento que no se había demostrado que existiese una relación entre la vacuna y la enfermedad, pero tras un nuevo recurso por parte de la familia, la Corte de Casación preguntó al Tribunal de Justicia de la Unión Europea si era necesario probar científicamente el vínculo entre la inyección de la vacuna y la aparición de la enfermedad.

Ayer, el TJUE emitió una sentencia que da la razón a la familia, pese a que todas las pruebas médicas y científicas rechazan que la vacuna contra la hepatitis B pueda causar esclerosis múltiple, una enfermedad autoinmune cuyas causas no se conocen con seguridad.

"Sanofi Pasteur entiende que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea considera que las jurisdicciones nacionales tienen que evaluar los hechos para definir la responsabilidad", explica un portavoz de la farmacéutica consultado por Teknautas. "En este punto, esta posición es consistente con la actual jurisprudencia francesa".

Las vacunas contra la hepatitis B llevan comercializadas más de 30 años

El portavoz ha recalcado también que las vacunas contra la Hepatitis B de la compañía llevan comercializadas y aprobadas por las autoridades sanitarias desde hace más de 30 años.

La polémica se centra en la aplicación de la directiva europea 85/374/EEC sobre quién asume la responsabilidad cuando un producto resulta defectuoso. La legislación indica que la parte afectada tiene que demostrar el daño, el defecto del producto y el vínculo entre el producto defectuoso y el daño causado. En este caso concreto, a la familia de J.W. le basta con atestiguar que su salud era excelente antes de la vacuna, que no existían antecedentes familiares de esclerosis múltiple y que pasó poco tiempo entre la inyección y la aparición de los síntomas.

Con respecto al caso francés existen, además, precedentes avalados por la ciencia. Un estudio de JAMA Neurology en 2014 ya demostró que las vacunas contra la hepatitis B y el virus del papiloma humano en ningún caso provocaban esclerosis múltiple, aunque sí conceden que podrían acelerar la aparición de los primeros síntomas en individuos que tuvieran la enfermedad, algo que sí pudo haber pasado en el caso de J.W.

Un ciudadano francés anonimizado como J.W. se puso la vacuna contra la hepatitis B entre 1998 y 1999. Poco después comenzó a quejarse de dolencias y, en noviembre de 2000, fue diagnosticado de esclerosis múltiple. Este hombre y su familia demandaron en 2006 a Sanofi Pasteur, la farmacéutica fabricante de la vacuna, con el fin de obtener una indemnización.

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