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Este algodón puede revertir un vertido de petróleo, pero nadie sabe por qué
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Contaminación de los océanos

Este algodón puede revertir un vertido de petróleo, pero nadie sabe por qué

El material Pure, obra de una pequeña compañía alemana, fue fruto de la suerte. Pese a que es barato y reciclable, las empresas petrolíferas no parecen muy interesadas.

Foto: El ingeniero alemán, con su invento (EPO)
El ingeniero alemán, con su invento (EPO)

Una tarde de 2011, el ingeniero alemán Gunter Hufschmid estaba trabajando en la creación de un nuevo tipo de cera en polvo. Su empresa, Deurex, es una pyme de Alta Sajonia especializada en crear ceras sintéticas como las que protegen la carrocería de nuestros coches de la humedad o la corrosión.

Sin percatarse de ello, Hufschmid había cometido tres errores: se había equivocado en la materia prima y la había puesto a una temperatura equivocada y una presión equivocada.

Cuando llegaron a la mañana siguiente, encontraron toda una montaña de un material extraño. A simple vista parece lana recién esquilada y es sólo al tacto cuando deja en las yemas de los dedos un recuerdo de cera que delata su origen sintético. "Lo dejamos reposar por la noche y al despertar teníamos como diez toneladas de este producto, realmente no sabíamos qué hacer con él", explica a Teknautas Ernst Krendlinger, químico y director de I+D de la empresa teutona.

El material tenía dos propiedades interesantes, "baja densidad en comparación con el agua, es decir, que siempre flota, y por otro lado al ser cera es siempre hidrófobo", explica Krendlinger. Pero en realidad no encontraban utilidad alguna para aquellos montículos de algodón raro.

Hasta que, en 2013, una botella de aliño para ensaladas se cruzó en el camino de estos ingenieros.

Al verter este material sobre una mezcla de agua y aliño aceitoso, observaron maravillados que el algodón, al que bautizaron como Pure, absorbía todo el aceite hasta no dejar ni un átomo de grasa en el agua. Desde entonces Hufschmid y Krendlinger suelen hacer la misma demostración y tras ella, cogen el vaso y le pegan un buen trago para dejar al personal boquiabierto.

¿Cómo funciona? Nadie lo sabe. No es que sea un secreto industrial, es que realmente no tienen ni idea. "No estamos seguros de cómo funciona el mecanismo, aunque tenemos relativamente claro de que no es algo químico sino físico", explica Krendlinger. Que fuera descubierto de chiripa y aún ni siquiera sepan por qué la esponja se traga el petróleo no fue óbice para patentar el invento. De hecho, Hufschmid acaba de ganar un premio al Inventor Europeo del Año, junto al español José Ángel Ávila.

"Pensamos que tiene que ver con la estructura de las fibras, pero no lo sabemos con exactitud", especula el químico, que este año ha encomendado a un grupo de investigadores de la Universidad de Friburgo que experimenten hasta resolver el problema.

Ni idea de por qué funciona

En noviembre de 2013, varias ciudades del sureste de Alemania sufrieron inundaciones a causa de un temporal. Fue la primera oportunidad para que estos inventores pusieran en práctica el algodón, y éste no decepcionó. En ciudades como Leipzig, las aguas se habían colado en los sótanos de las casas provocando la fuga del combustible de las calderas. "El gasóleo se estaba escapando a las calles y a todas partes", explica a este diario Steffen Remdt, del departamento de absorbentes de Deurex. "El producto pudo utilizarse directamente en los sótanos de las casas para evitar que el combustible se adhiriera a las paredes o a cualquier otro sitio".

Además, el algodón sintético demostró ser capaz de absorber una cantidad de casi siete veces su peso en gasóleo. "Sólo necesitamos un gramo de cera pura para producir tres metros cuadrados de material", añade Remdt, "y se puede reutilizar el producto porque es un proceso físico, se mete en una centrifugadora industrial, se separan ambas partes y ya están listas para ser usadas de nuevo".

Una parte volverá a seguir limpiando el planeta, la otra seguirá contaminándolo.

Lo dejamos reposar y al día siguiente teníamos diez toneladas de producto, no sabíamos qué hacer con él

Es barato, efectivo, limpio, fácil de producir y podría limpiar los océanos y ahorrar una millonada a las empresas energéticas. Quizá se estén preguntando por qué no está siendo usado por todas las petroleras del mundo desde hace años.

Aquí es donde empiezan las excusas.

"El problema es que no formamos parte de la industria petrolera, sólo somos una pequeña empresa de cera para revestimientos", se excusa Remdt.

Su compañero Krendlinger va un poco más allá: "es complicado llegar a un acuerdo con las petroleras, y además... ya casi no hay grandes vertidos de petróleo en el océano".

Vaya, vaya.

¿Dónde está esa buena suerte ahora?

Una tarde de 2011, el ingeniero alemán Gunter Hufschmid estaba trabajando en la creación de un nuevo tipo de cera en polvo. Su empresa, Deurex, es una pyme de Alta Sajonia especializada en crear ceras sintéticas como las que protegen la carrocería de nuestros coches de la humedad o la corrosión.

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