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El olvidado cardiólogo español que descubrió los secretos del corazón y rozó el Nobel
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la cardiología rescata su figura y hallazgos

El olvidado cardiólogo español que descubrió los secretos del corazón y rozó el Nobel

Ajeno a los grandes centros de investigación, descubrió desde su laboratorio en Dénia que el corazón es como una toalla enrollada sobre sí misma. Su hallazgo ha cambiado la cardiología

Foto: (Fundación Francisco Torrent Guasp).
(Fundación Francisco Torrent Guasp).

Tenemos a Santiago Ramón y Cajal y a Severo Ochoa. Son los dos únicos españoles con premio Nobel de ciencias en su casillero (hay otros seis en Literatura), ambos en el área de la medicina. Pero en 1978 hubo un tercero que estuvo a punto de conseguirlo, que rozó con los dedos un galardón que le fue 'arrebatado' por los doctores estadounidense Daniel Nathans y Hamilton Smith y el suizo Werner Arber por sus trabajos en biología molecular. Los padres de la ingeniería genética, entonces en fase germinal pero con un potencial infinito, se impusieron sobre el español.

Foto: Los investigadores César González (izquierda), Elisa Oteros y Daniel Manzano.

Su nombre fue Francisco (Paco) Torrent-Guasp, nacido en Gandía en 1931, y cambió para siempre la investigación en cardiología. Falleció en 2005. Esta semana sus compañeros de profesión, familiares y amigos le rindieron un homenaje en Valencia con una jornada de conferencias. Fue un sentido recuerdo para alguien que pocos años antes de ese Nobel 'fallido', en 1973, se atrevió a lanzar su hallazgo.

placeholder Francisco (Paco) Torrent-Guasp, explica la morfología del corazón en una pizarra en los años setenta.
Francisco (Paco) Torrent-Guasp, explica la morfología del corazón en una pizarra en los años setenta.

Torrent-Guasp había tenido una primera experiencia investigadora como becario en Estados Unidos en los años sesenta, invitado por Gerhard A. Brecher, un científico reconocido que vio potencial en el joven médico tras publicar una primera monografía desde la Universidad de Salamanca. Poco dado a que otros se apuntasen su trabajo, su etapa americana fue breve y pronto se instaló en Dénia, donde compatibilizó la consulta de medicina familiar con una tarea investigadora rudimentaria y ajena a los circuitos de los grandes centros científicos. Su obsesión y el eje conductor de su trabajo siempre fue desentrañar la función y la morfología cardiaca.

Tras años de disecciones de todo tipo de especies, sin grandes apoyos científicos ni institucionales, llegó a una conclusión que dejó boquiabiertos a sus compañeros: el corazón es, en realidad, “un conjunto de fibras musculares, retorcido sobre sí mismo a modo de cuerda lateralmente aplastada”, según su propia definición. Es decir, que en contra de los que se pensaba hasta entonces, el órgano que bombea la sangre por todo el cuerpo no es un amasijo de tejido muscular sino una suerte de banda o toalla enrollada sobre sí misma, conectada por arriba con la arteria pulmonar y, por debajo, con la vena aorta. Ese repliegue en doble hélice es, además, el que construye las dos cavidades ventriculares.

placeholder Torrent-Guasp, cuando recibió la medalla de la Sociedad Española de Cardiología.
Torrent-Guasp, cuando recibió la medalla de la Sociedad Española de Cardiología.

Este primer descubrimiento lo acercó a sus compañeros científicos e investigadores de la cardiología porque permitía entender mucho mejor la ‘arquitectura’ del corazón. En 1974 recibió en Suiza el premio Miguel Servet, el Nobel de los cardiólogos, y comenzó a recibir el aplauso de una comunidad médica que hasta entonces lo había dejado en segundo plano pese a que llevaba años publicando artículos en revistas como ‘Circulation’, ‘European Journal of Cardiothoracic Surgery’ o ‘l‘American Association of Thoracic Surgeons’.

Pero Torrent-Guasp tenía además otra duda que tardó algunos años más en despejar. “Nunca se creyó que la sangre pudiera entrar en el ventrículo izquierdo si no era succionada. A Paco le producía mucha extrañeza que desde el desmentido histórico de Harvey a Erasístrato y Galeno se diera por bueno un mecanismo imposible, en realidad siempre que nombraba la «vis a tergo» se reía y te hacía un guiño de compromiso en la incredulidad”, afirma el cardiólogo del Centro de Investigación del Hospital La Fe de Valencia, Juan Cosin Aguilar, en un artículo de la Revista Española de Cardiología.

placeholder La banda o toalla de fibras musculares descrita por Torrent-Guasp.
La banda o toalla de fibras musculares descrita por Torrent-Guasp.

Ese escepticismo sobre la creencia extendida sobre el funcionamiento cardiaco es el que llevó a teorizar en 1997 que la contracción progresiva de la banda era capaz de explicar la expulsión y la succión de la sangre, es decir, que si durante el movimiento de sístole el corazón empujaba la sangre por el sistema circulatorio, con la relajación del de diástole se producía el llenado de las aurículas.

La pequeña revolución de este médico valenciano ha tenido repercusión tanto en la investigación como en las aplicaciones médicas. Gerald Buckberg, de la Universidad de California de Los Ángeles, bautizó una técnica de cirugía ventricular como ‘pacopexy’ (pacopexia), en alusión a Paco Torrent-Guasp. Según recuerdan portavoces de su familia, su ingenio y su calidad humana han sido reconocidos por personalidades de la cardiología como el profesor Sir Donald N. Ross del Nacional Heart Hospital de Londres, o James L. Cox, expresidente de la Fundación Mundial del Corazón. También Morteza Gharib, jefe del departamento de bio-ingeniería para la exploración del espacio de la Nasa y del Instituto de Tecnología de California, (CalTech), entre muchos otros que compartieron con él ratos apasionantes en el jardín de su casa de Dénia (Alicante), "donde cultivaba su particular árbol de la ciencia".

“Abría las puertas de su estudio con su pequeño laboratorio tanto al eminente científico como a estudiantes de todo el mundo”. En la mesa de su patio, discutían sobre el corazón autoridades científicas, doctores y estudiantes. ‘Nos sentíamos como ‘Alicia en el país de las maravillas’ escuchándole’, añade el Dr. Mladen Kocica en declaraciones a la Fundación Torrent-Guaps, una entidad promovida por la familia que pretende recuperar la memoria del médico de Gandia.

“Paco era una mina de oro para los investigadores”, declara el doctor Francesc Carreras, cardiólogo del Hospital Sant Pau de Barcelona. En la Universidad de Kyoto se ha aplicado clínicamente y con éxito una operación de delicada cirugía cardiaca destinada a pacientes que sufren de fallos graves del corazón. “La Universidad de California y la de Hull (Reino Unido) han desarrollado un innovador modelo matemático del corazón humano basado en sus descubrimientos que permitirá a cirujanos cardiacos, cardiólogos y otros investigadores predecir las reacciones del corazón después de algunos procesos terapéuticos o en algunas condiciones experimentales”, explican desde la Fundación.

Al homenaje a Torrent-Guasp esta semana en Valencia se sumaron eventos similares en Liverpool, Barcelona y Salvador de Bahía, donde reputados cardiólogos repasarán los últimos avances de la especilidad al tiempo reconocerán la aportación al conocimiento de la anatonmía y la fisiología del corazón del científico afincado en Dénia.

Y como la vida es una contradicción, Francisco Torrent-Guasp falleció hace ahora doce años de un infarto de miocardio, poco después de ser ovacionado por sus compañeros tras una conferencia en un congreso de cardiología en Madrid.

Tenemos a Santiago Ramón y Cajal y a Severo Ochoa. Son los dos únicos españoles con premio Nobel de ciencias en su casillero (hay otros seis en Literatura), ambos en el área de la medicina. Pero en 1978 hubo un tercero que estuvo a punto de conseguirlo, que rozó con los dedos un galardón que le fue 'arrebatado' por los doctores estadounidense Daniel Nathans y Hamilton Smith y el suizo Werner Arber por sus trabajos en biología molecular. Los padres de la ingeniería genética, entonces en fase germinal pero con un potencial infinito, se impusieron sobre el español.

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