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El astrónomo que recoge las palabras que vienen del cielo
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daniel kunth (paris, 1946)

El astrónomo que recoge las palabras que vienen del cielo

El libro 'Las palabras del cielo' reflexiona sobre el papel que ha jugado la astronomía en el lenguaje humano

Foto: El astrónomo Daniel Kunth. (Imagen: EC)
El astrónomo Daniel Kunth. (Imagen: EC)

Desastre, abrigo, Ártico, canícula, dios, deseo, excentricidad, jovial, cosmético, occidente, revolución, sazonar... Todas estas palabras que usamos cada día tienen algo en común: vienen del cielo. La astronomía ha dejado una huella imperceptible en el lenguaje, da igual el idioma, como recuerdo de la fuerte impronta que el firmamento ha dejado en el ser humano a lo largo de miles de años.

Foto: Ilustración de una supuesta esfera de Dyson

Daniel Kunth, astrónomo en el Instituto Astrofísico de París y director de investigación en el Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia lleva más de dos décadas 'coleccionando' estos términos. Ahora publica en español 'Las palabras del cielo' (Gedisa), donde ciencia y lenguaje se abrazan. En Teknautas hemos aprovechado la visita del investigador a nuestro país para charlar con él sobre deseos, desastres y excentricidades. Siempre con jovialidad y, por su parte, en un perfecto español.

"¿Por qué se dice cielo para describir el cielo y no otra cosa? Así como la astronomía es la ciencia de nuestros orígenes, el origen de la palabra también es importante", explica Kunth. Fue a comienzo de los 90 cuando el investigador descubrió que su especialidad había dejado una marca en nuestro lenguaje mayor que la de cualquier otra rama de la ciencia. Entonces empezó a recoger palabras y, "como sucede con los champiñones, cuando se encuentra uno ves que hay muchos más".

La Tierra es la cuna de la Humanidad y siempre llega un momento en el que hay que abandonar la cuna. Ese era el sueño de Ícaro

Deseo es la palabra favorita de Kunth porque, aunque parece muy alejada del cielo, guarda un significado muy poético. "Viene del latín 'desiderare', compuesto de 'de', ausencia, y 'sidus', astro". Deseo es, por lo tanto, aquello que sentimos al dejar de contemplar una estrella. Canícula es "un viaje de tres países y culturas": los romanos fusionaron las creencias de egipcios (Sirio, la brillante estrella con la que marcaban el año y la llegada del calor) y griegos (Sirio, la pequeña perra que sigue al cazador Orión) para dar lugar a esta palabra que hace referencia al período más caluroso del año.

En otros casos es la religión la que ha 'robado' a nuestro lenguaje este matiz astronómico. Es conocido que los días de la semana hacen referencia a los distintos astros: lunes (Luna), martes (Marte)... Pero en idiomas como el francés y el español, el domingo (día del Señor) le ha quitado el protagonismo a su verdadero dueño, el Sol. El inglés sí mantiene este homenaje con su 'Sunday' (día del Sol).

Un desastre muy considerado

Considerar (del latín 'cum', con, y 'sidus', estrella) es una palabra "de marineros" que, en su origen, se utilizaba para medir la posición de una estrella. Tanto el Ártico como el nombre Arturo hacen referencia a la Osa Mayor. El primero, del latín 'arcticus', haría referencia a las regiones cercanas al polo Norte ubicadas bajo esta estrella. El segundo, del griego 'arktos' (oso) y 'ursu' (guardiana), sería el guardián de la Osa.

Astronomía y astrología caminaron de la mano en su origen. "La gente miraba al cielo para adivinar su destino", explica Kunth. Por eso, la práctica que hoy consideramos pseudocientífica también ha dejado restos en nuestro lenguaje. Desastre viene del italiano 'disastro', que deriva de astro y 'dis' (mal). Exacto: un acontecimiento funesto, presagiado por las estrellas.

Kunth aprovecha su diccionario para divulgar sobre astronomía. "El ser humano siempre tiene preguntas, no puede aceptar que haya cosas que no entiende. Por eso nos gusta tanto el cielo, es una fuente de deseo y sueños que no podemos alcanzar. Pero la Tierra es la cuna de la Humanidad y siempre llega un momento en el que hay que abandonarla. Ese era el sueño de Ícaro".

Desastre, abrigo, Ártico, canícula, dios, deseo, excentricidad, jovial, cosmético, occidente, revolución, sazonar... Todas estas palabras que usamos cada día tienen algo en común: vienen del cielo. La astronomía ha dejado una huella imperceptible en el lenguaje, da igual el idioma, como recuerdo de la fuerte impronta que el firmamento ha dejado en el ser humano a lo largo de miles de años.

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