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La oruga procesionaria se multiplica en España y arrasa ya bosques enteros
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distintos ayuntamientos luchan contra ellas

La oruga procesionaria se multiplica en España y arrasa ya bosques enteros

Siempre en formación y cubiertas de pelos urticantes, las procesionarias del pino son un problema en muchas zonas de España en cuanto suben las temperaturas

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Sobradas de tiempo para las procesiones de Semana santa, en el mes de febrero comenzaban a aparecer en los bosques españoles las orugas procesionarias, o procesionarias del pino, llamadas así por su costumbre de desplazarse en fila de un árbol a otro, protegidas por sus pelos urticantes que resultan una intensa molestia para cualquier persona que las toque, pero un grave riesgo para la vida de los animales que traten de comérselas. Su fecha de aparición ya fue un problema: la fecha en la que las orugas son visibles en los bosques españoles lleva años adelantándose.

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Pero además, su número se multiplica en muchas regiones debido a que el frío del invierno ya no es el que era, y especialmente en los últimos años las temperaturas se han mantenido más cálidas de lo habitual durante toda la estación. Desde el Centro de Investigación Ecológica y de Aplicaciones Forestales (CREAF), explican que están empezando a observarse por primera vez cómo la plaga afecta al mismo lugar dos años consecutivos. "Suelen arrasar con los árboles que pillan, por eso cuando un año afectan a una zona, normalmente el año siguiente no queda nada para que se coman y allí no prosperan. Pues ahora sí, pero todavía no sabemos a qué se debe".

Como resultado, la plaga de las procesionarias es un problema en toda España, donde se alimenta de cualquier especie de pino que pille a su paso, así como cedros y abetos. Se alimentan de los brotes jóvenes de sus acículas (las hojas en forma de agujas de los pinos) y cuando terminan, pasan al siguiente árbol dejando a su paso un triste panorama de pinos esqueléticos, que no mueren pero requieren de mucha energía para volver a dotarse de hojas, lo que retrasa su crecimiento.

Un mapa ciudadano para situarlas

Organismos, ayuntamientos y comunidades de toda España están en armas contra estos peludos y organizados insectos. El propio CREAF hacía un llamamiento hace algunos días para pedir a los ciudadanos que les ayuden, vía redes sociales, a hacer un mapa de la extensión de esta plaga en las zonas montañosas de Cataluña, para mejorar el conocimiento sobre el ciclo de vida de la especie y sobre su efectos sobre grandes zonas forestales.

Este mapa servirá para complementar la información que recogen los agentes rurales, que son los que evalúan qué zonas están más afectadas y qué medidas tomar para prevenir que la plaga cause mayores daños a los bosques.

Más murciélagos, menos orugas

Esas medidas pueden ser de varios tipos: desde favorecer la presencia de sus depredadores naturales y poner barreras físicas a las orugas para limitar sus movimientos hasta el uso de productos fitosanitarios e inhibidores para evitar su reproducción y prevenir así la plaga para el año siguiente.

En Baleares, por ejemplo, la Consejería de Medio Ambiente utilizará murciélagos para luchar contra las orugas. En 2008 se instalaron en distintas zonas de la islas 115 cajas pensadas para sirviesen como refugios para murciélagos, especialmente en aquellas zonas donde escaseaban los refugios naturales. Estos animales se alimentan de insectos, entre ellos de estas orugas, de forma que aumentar su presencia serviría para reducir las cifras de orugas.

Hace unos días, la Consejería anunciaba su intención de revisar e incrementar el número de cajas dentro de las actuaciones contra las procesionaria, en un intento por que esas actuaciones resulten respetuosas con el medio ambiente.

Que no lleguen al suelo

En Pamplona también están tomando medidas para que la procesionaria no termine con los pinares de la ciudad. Como cada año, el Servicio de Jardines y Zonas Verdes cortó en otoño las ramas de los árboles de las que colgaban los nidos de larvas (según Noticias de Navarra retiraron unos 600 de 105 árboles), pero en 2016 y 2017 han añadido a las medidas la instalación de anillos de procesionaria, un aro de plástico que rodea el tronco del árbol por el que bajan las orugas de forma que quedan atrapadas en él y nunca llegan al suelo.

También han instalado varias cajas nido en las zonas más afectadas para atraer a carboneros, herrerillos y otros pájaros que, como los murciélagos, se alimentan de las orugas.

Insecticidas biológicos

El de Málaga es otro ayuntamiento ha anunciado su lucha contra estos insectos, que establecen sus nidos en parques del municipio. En el mes de octubre y noviembre, el ayuntamiento aplicó una serie de insecticidas, como el Belthirul, que utilizan bacterias que atacan a la larva de la oruga, para tratar de prevenir la proliferación de sus nidos meses después. En otra fase de la operación, que se lleva a cabo en los primeros meses de año, se intenta evitar que los nidos eclosionen y se formen otros nuevos.

Sin embargo, la prensa local recoge numerosas quejas de los malagueños contra el ayuntamiento de su ciudad porque consideran que no se ha hecho suficientemente responsable de los pinos públicos de sus parques, y eso está causando numerosos problemas relacionados con la proliferación de las procesionarias.

Sobradas de tiempo para las procesiones de Semana santa, en el mes de febrero comenzaban a aparecer en los bosques españoles las orugas procesionarias, o procesionarias del pino, llamadas así por su costumbre de desplazarse en fila de un árbol a otro, protegidas por sus pelos urticantes que resultan una intensa molestia para cualquier persona que las toque, pero un grave riesgo para la vida de los animales que traten de comérselas. Su fecha de aparición ya fue un problema: la fecha en la que las orugas son visibles en los bosques españoles lleva años adelantándose.

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