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La idea de España para sus 'cerebros fugados': reconvertirlos en diplomáticos
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empezando por lo que están en RU, Alemania y EEUU

La idea de España para sus 'cerebros fugados': reconvertirlos en diplomáticos

Los grupos de investigadores españoles en el extranjero se han convertido en la base de una red diplomática científica de apoyo y promoción a la ciencia en España

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En 2011 nacía en Londres la Society of Spanish Reserchers in the United Kingdom (CERU por sus siglas en español), una agrupación de los investigadores españoles que los años anteriores habían llegado a la capital inglesa, unos para estancias que formarían parte de su desarrollo profesional y otros huyendo de unas perspectivas de futuro que en España habían pasado de inciertas a precarias debido a los recortes.

En una reunión en la embajada, varios de ellos entraron en contacto. Aunque las relaciones entre científicos son parte de su trabajo (la ciencia debe comunicarse para avanzar), estas suelen darse por áreas de investigación. En esta, el factor común era ser españoles en el extranjero y la intención era promover la relación entre ellos. Bajo la idea de que la unión hace la fuerza, los científicos españoles en Reino Unido decidieron que entre todos podían echarse una mano.

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El ejemplo no tardó en ser imitado en otros países. Pronto nació una asociación de científicos españoles en Alemania (CERFA), y en 2014 se estableció otra en Estados Unidos (ECUSA). Esta última cuenta hoy en día con 850 miembros en 30 estados organizados en 5 secciones regionales (Washington, Boston, Nueva York, el Medio Oeste y California).

En total, más de una docena en todo el mundo (desde México hasta Australia) funcionan a día de hoy, y todas estas asociaciones tienen el mismo objetivo: dar la bienvenida a los recién llegados, favorecer el contacto entre ellos, facilitar información sobre becas y proyectos, organizar actividades divulgativas y mantener el contacto con las instituciones científicas españolas y de sus países de acogida.

Y entre todos forman una red de diplomacia científica que trata de sacar partido para España de una situación tan desastrosa como fue la salida del país, sin perspectivas de poder volver, de toda una generación de investigadores que, tras formarse con fondos públicos, se vieron obligados a poner en práctica sus conocimientos en otros países.

Una red de diplomáticos científicos

La estrategia está reflejada en un artículo publicado en Sciencie & Diplomacy. "Con la reciente incertidumbre económica en España, se necesitaban perspectivas alternativas para aprovechar la 'fuga de cerebros'. Se diseñó una red de diplomáticos científicos alrededor de las comunidades de investigadores en el extranjero. Estos diplomáticos científicos permitirían a España interaccionar con sus países anfitriones de formas nuevas, así como ampliar la presencia de la ciencia en la agenda de la política exterior española".

Para ello, esas asociaciones de científicos en el extranjero ya existentes serían parte crucial del plan. A través de dos instituciones públicas, el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) y la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) se canalizaron los esfuerzos para desarrollar esa red de diplomacia científica en torno a estos grupos. La primera trata de mejorar la posición tecnológica de las empresas españolas en el extranjero. La segunda proporciona asesoramiento en política científica y comunicación para promover la ciencia entre el público, así como apoyo general a la comunidad científica.

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Además, se designó personal científico para las embajadas de Reino Unido, Alemania y EEUU, los tres países que más investigadores españoles acogen. La presencia de científicos en las embajadas es algo habitual en otros países, y sirve para colocar la ciencia en un lugar importante de los esfuerzos diplomáticos. Los científicos designados lo fueron por sus conocimientos del panorama científico en España así como en sus países de destino, y así podrían dar asesoramiento sobre actores importantes y potenciales socios.

Los resultados que describe el artículo son distintos en los tres países ya mencionados donde se puso en marcha esta estrategia. En Estados Unidos, la comunidad científica española se ha organizado, y colabora con la administración española para mejorar la visibilidad, la influencia y las conexiones de los científicos españoles, tanto en EEUU como en España, facilita la integración de los recién llegados y el intercambio de ideas organizando charlas y congresos, y favorece los contactos tanto con instituciones como con empresass privadas que puedan estar interesadas en la financiación y puesta en marcha de proyectos.

En Reino Unido, el primer país en tener su grupo de científicos españoles, CERU lleva a cabo actividades de divulgación en bares y escuelas, congresos para promover las carreras científicas de sus miembros y conferencias internacionales con científicos españoles de prestigio. Y en Alemania, CERFA ha organizado eventos sobre muchos temas, entre otros las oportunidades de financiación en Alemania, opciones profesionales fuera del mundo académico e intersecciones entre ciencia y arte.

Esfuerzo de ida y vuelta

Se trata, explica José Ignacio Fernández Vera, director de la la FECYT, de un esfuerzo de ida y vuelta. Las instituciones apoyan a estos grupos de científicos españoles en el extranjero, y a cambio ellos hacen aportaciones en distintas formas al sistema científico español.

Estos grupos de científicos pueden aportar una guia científica transnacional a la vez que inspiran a una nueva generación de investigadores en España

Por ejemplo, los miembros de CERU realizaron un informe con recomendaciones para el sistema de I+D que entregaron a los principales partidos políticos durante el (larguísimo) proceso electoral de 2015 que aumentó la presencia de la ciencia en el debate político, y sus recomendaciones sobre mujeres y ciencia han sido procesadas como una propuesta no de ley en el Parlamento español. También elaboraron informes sobre el impacto del Brexit en sus miembros.

Es en definitiva una forma de aumentar la visibilidad de la ciencia española en el extranjero a la vez que se aprovecha de alguna forma el trabajo que estos científicos realizan en otros países. "Estos grupos de científicos pueden aportar una guia científica transnacional a la vez que inspiran activamente a una nueva generación de investigadores en España", concluye el artículo.

"La clave está en que la ciencia es una empresa global que emplea a 10 millones de personas en todo el mundo. 120.000 de esos 'empleados' son españoles, lo que significa que nuestra contribución es amplia y bien asentada", asegura Fernández Vara.

En 2011 nacía en Londres la Society of Spanish Reserchers in the United Kingdom (CERU por sus siglas en español), una agrupación de los investigadores españoles que los años anteriores habían llegado a la capital inglesa, unos para estancias que formarían parte de su desarrollo profesional y otros huyendo de unas perspectivas de futuro que en España habían pasado de inciertas a precarias debido a los recortes.

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