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40 años sin cobertura: por qué se retrasó cuatro décadas la llegada del teléfono móvil
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ya estaba listo en los cuarenta

40 años sin cobertura: por qué se retrasó cuatro décadas la llegada del teléfono móvil

Los reguladores estadounidenses, que no veían la utilidad de esta tecnología, y la llegada de la televisión impidieron que arribara tras la Segunda Guerra Mundial

Foto: Los teléfonos móviles comerciales llegaron en los años 80, pero podían haberse popularizado antes. (Visual Hunt)
Los teléfonos móviles comerciales llegaron en los años 80, pero podían haberse popularizado antes. (Visual Hunt)

Años 80 del siglo XX. Un invento comienza a propagarse por todo el planeta. Los teléfonos móviles eliminaban las distancias y los cables poco a poco, hasta llegar a la revolución del ‘smartphone’ que vivimos hoy en día. Sin embargo, este invento relativamente reciente podría haber estado entre nosotros varias décadas antes si los estadounidenses no le hubieran dado prioridad a otro sin el que tampoco se podría entender el siglo XX: la televisión.

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La primera vez que en el país de las barras y estrellas supieron de un teléfono móvil fue en 1945. En el ‘Saturday Evening Post’, el entonces responsable de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC por sus siglas en inglés), J. K. Jett, explicaba que pronto millones de personas usarían unos ‘handie-talkies’ (‘hand’ es mano en inglés, ‘talk’ es hablar). Para ello, habría que expedir unas licencias en un proceso que “no será complicado” y que, según los cálculos de Jett, estaría listo en cuestión de meses.

placeholder Motorola DynaTAC 8000X, el primer teléfono móvil comercial (Wikipedia)
Motorola DynaTAC 8000X, el primer teléfono móvil comercial (Wikipedia)

Sin embargo, “el sistema regulatorio en Estados Unidos se creó formalmente en 1927 y dificultó a las nuevas tecnologías entrar en el mercado”, explica a Teknautas Thomas Winslow Hazlett, profesor de Economía en la Universidad Clemson de Carolina del Sur. “Los reguladores dijeron que tendríamos esta nueva tecnología en el mercado en un corto periodo de tiempo y que no habría problemas para emitir licencias”, continúa. “Evidentemente, tardó 40 años”.

En los años 40 comenzó a desarrollarse el MTS (‘Mobile Telephone Service’ o servicio de telefonía móvil), un estándar que utilizaba las ondas de radio para conectar un teléfono fijo con otro móvil mediante un operador. Este teléfono móvil estaba empotrado en un automóvil, como si de la radio de un coche patrulla se tratara. Las señales llegaban a estaciones con una torre desde las que dicho operador rebotaba la señal al otro teléfono. Era un sistema caro, pero según cuenta Winslow había incluso lista de espera para suscribirse. Es más, Humphrey Bogart lo llegó a usar en una escena de la película ‘Sabrina’, de 1954.

AT&T, que tenía el monopolio de la telefonía en Estados Unidos, quiso en 1947 llevar este radioteléfono móvil a un público más amplio. Sin embargo, se encontró con la oposición de la FCC, que creía que el espectro debía usarse para otros servicios que no se consideraran de lujo y de nicho, como aquel.

El espectro se destinaría a otro invento naciente y que no tuvo que esperar cuatro décadas para su pleno desarrollo: la televisión. “La industria de la televisión fue muy influyente. Su posición era clara: no querían que nada del espectro dedicado a la televisión se esfumara para [ir a] otro sector”, cuenta Winslow.

Sin embargo, según explica el propio investigador, la televisión disfrutó de un trato de favor demasiado ventajoso. Se le asignó mucho espectro de radio para su expansión, tanto que incluso hubiera sobrado para el propio desarrollo de la telefonía móvil. De acuerdo con las indagaciones de Winslow, en los años 60, cuando ya había varios canales emitiendo para disfrute de los estadounidenses, todavía quedaba una parte sin usar que podía haberse destinado a ello.

Según datos del investigador, la FCC en 1952 autorizó 2.002 estaciones repetidoras de televisión; diez años después solo estaban emitiendo 603. Con el tiempo, las frecuencias que estaban libres sirvieron a las tres grandes cadenas de televisión comerciales (NBC, ABC y CBS) para la transición a la televisión digital.

Vista la situación, con tanto espectro libre, aquellas compañías que querían promover la telefonía móvil pidieron acceder a la banda de UHF, por la que las cadenas de televisión emitían. La FCC argumentó que ese uso del espectro sería ineficaz. En 1959, AT&T hizo una nueva petición para licenciar la tecnología móvil, pero hubo que esperar otros diez años hasta que la FCC decidió considerar la idea seriamente y comenzó a apoyarla de manera formal. Mientras tanto, los sistemas móviles seguían funcionando en los coches.

Todo cambia en 1973

En 1973, el entonces vicepresidente de Motorola, Marty Cooper, considerado como el padre del teléfono móvil, hizo la primera llamada con uno de esos dispositivos tal y como nosotros los conocemos, es decir, con antena, totalmente independientes de la base de un coche. Mientras tanto, la FCC opinaba que solo podía haber monopolio en este campo, que se consideraba complejo y caro, que “los sistemas móviles en competencia no serían factibles” y que AT&T era la única que tenía la infraestructura para el desarrollo. En 1981 cambió de opinión y se abrió al actual panorama. “Fue una salida muy radical para el monopolio, llevó años y años llegar a ese punto”, explica Winslow.

placeholder Marty Cooper, inventor del teléfono móvil (Wikipedia)
Marty Cooper, inventor del teléfono móvil (Wikipedia)

Así, en 1982, casi 40 años después, se comienzan a expedir las licencias y la telefonía móvil se empieza a desarrollar tal y como la conocemos hoy en día. Además del trato preferente a la televisión, Winslow justifica estas cuatro décadas de retraso en que “los reguladores fueron muy lentos” y no percibieron que la tecnología había evolucionado lo suficiente como para desarrollar estos nuevos servicios.

No fueron capaces de ver cómo se usaría masivamente o los posibles productos que podrían salir de allí: “Nunca se pensó que los adolescentes consumirían miles y miles de mensajes de texto al año”. El profesor aporta otro dato: en 1980, AT&T le pidió a una consultora una estimación de cuántos móviles se usarían en el año 2000 en Estados Unidos. Esta pronosticó unos 900.000. Finalmente fueron 109 millones, en una población de 282 millones de personas.

Winslow explica que en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984 “fue cuando de verdad la gente se empezó a dar cuenta de que este era un gran servicio y que lo querían aun cuando era muy caro en ese momento”. Fue en aquel año cuando llegó el primer modelo comercial, también de Motorola. La expansión de las redes a finales de los 80 ayudó a estimular la nueva tecnología y a que no se viera solo como un objeto para los bolsillos más pudientes.

Europa tira del carro

Y mientras en Estados Unidos la cosa se había retrasado, el avance de los años 80 contó con la ayuda del Viejo Continente. Compañías europeas como Nokia, Alcatel, Siemens y Ericsson generaron con rapidez la segunda generación de telefonía móvil (2G): “Se impuso lo que se llamó el estándar europeo. El nombre técnico era GSM. Era básicamente un estándar propio de los fabricantes europeos”. Todo esto sucedió en 1989. Ese año se comenzaron a expedir las licencias para la segunda generación y en apenas tres años, en 1992, la mayoría de los países europeos tenían el 2G.

Más de 30 años después del primer teléfono móvil comercial, celebramos el décimo aniversario del iPhone y nos preguntamos cuáles serán los avances más increíbles en ‘smartphones’ que ofrecerán las compañías a la vuelta de las vacaciones. Quizá cualquier innovación que veamos podría haberse dado mucho antes si unos reguladores hubiesen ayudado a que otros, como Bogart, hablaran sin cables fuera de las películas.

Años 80 del siglo XX. Un invento comienza a propagarse por todo el planeta. Los teléfonos móviles eliminaban las distancias y los cables poco a poco, hasta llegar a la revolución del ‘smartphone’ que vivimos hoy en día. Sin embargo, este invento relativamente reciente podría haber estado entre nosotros varias décadas antes si los estadounidenses no le hubieran dado prioridad a otro sin el que tampoco se podría entender el siglo XX: la televisión.

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