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¿Cómo nos afecta la decisión de Trump? Los mapas del cambio climático en España
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la península se encuentra en una zona muy vulnerable

¿Cómo nos afecta la decisión de Trump? Los mapas del cambio climático en España

Los bosques experimentan desde hace años la disminución de su flora debido a la fluctuación de las temperaturas y las sequías, que perjudican también a su fauna

Foto: Protesta en Washington contra la política ecológica de Donald Trump. (Reuters)
Protesta en Washington contra la política ecológica de Donald Trump. (Reuters)

A Donald Trump le parecía un cuento chino lo del cambio climático y anunció lo que todos temían: abandonar el Acuerdo de París. De poco sirvieron las palabras del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, pidiéndole “no cambiar el clima a peor”. O su homóloga alemana Angela Merkel que, reconociendo hacerlo “de manera contenida”, calificó la decisión de “muy lamentable”. "Una por una, he cumplido todas las promesas electorales", presumió el mandatario estadounidense.

Tres años antes de llegar a Moncloa, Mariano Rajoy reconoció no saber demasiado sobre cambio climático, pero que su primo, físico de profesión, sí. Ya como presidente, el asunto acabó convirtiéndose en una prioridad. Sobre todo desde el mes pasado, cuando subrayó que España “no podía quedarse atrás”. “Es una de las encrucijadas más importantes que hemos afrontado a lo largo de la historia”, añadió en unas jornadas de debate para el anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética.

El mandatario pasa por fin del aparente negacionismo de su familiar a admitir que el cambio climático es ya una realidad, citando la pérdida de espesor en los glaciares del Ártico, la desertización o la subida del nivel del mar. Pero las consecuencias del fenómeno han llegado ya a España. Así lo advierte el informe ‘Hechos y cifras para una Ley de Cambio Climático y Transición Energética’ elaborado por el Observatorio de la Sostenibilidad.

“España es una zona muy vulnerable donde los impactos por el cambio climático ya se están produciendo con gran intensidad”, recoge. El documento alerta sobre las sequías que se están produciendo este año y avanza que “serán cada vez más frecuentes y más severas”. La posición geográfica, entre el Mediterráneo y el Atlántico, elevan la fragilidad de la península ante esta transición. Además del retroceso de la flora en bosques, el Observatorio indica que el territorio español es “uno de los pocos de la Unión Europea en el que las evidencias científicas ofrecen una reducción de la productividad agrícola”.

Muchas especies de fauna también se están viendo amenazadas. En riesgo grave se encuentran especies con desplazamiento reducido y “relativamente exigentes con las condiciones de su actual nicho ecológico”, caso de la perdiz nival, el urogallo, el camaleón o aves dependientes de ecosistemas acuáticos continentales. Las variaciones de las temperaturas del agua influyen también sobre las poblaciones de salmón, que en la cornisa cantábrica se encuentran en su límite sur de distribución en el Atlántico Noroccidental.

“Miremos donde miremos en la naturaleza española es imposible no ver el impacto del cambio climático, directamente sobre la biodiversidad y la actividad primaria del hombre”, manifesta el informe.

El aumento de las temperaturas conlleva además la subida del nivel del mar. Un trabajo de colaboración entre el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) estima que el mar avanza el doble de rápido de lo que se creía. Un informe del Ministerio del Medio Ambiente publicado en 2014 prevé que el agua invadirá el 8% de la fachada norte de la costa peninsular y el mar de Alborán en los próximos treinta años, lo que supone un crecimiento de 20 centímetros.

Rajoy se comprometió a que la futura Ley de Cambio Climático y Transición Energética suponga un modelo económico "bajo en carbono y capaz de ganar enteros en competitividad". "Ya hay algún resultado alentador: las emisiones no solo se han reducido, sino que hemos demostrado que el crecimiento económico no está necesariamente ligado al crecimiento de las emisiones", apostilló.

Difícil paso al modelo de bajo carbono

Los datos de la Agencia Europea del Medio Ambiente contradicen el argumento del presidente. España logró rebajar sus emisiones de CO2 a partir de 2007 tras años de continuos aumentos, pero volvió a crecer en 2014, último año disponible. España aumentó en un 17,5% sus emisiones totales entre 1990 y 2014, un período en el que en el conjunto de la UE cayeron el 23%, según datos de la agencia.

El Observatorio denuncia que el mercado de carbono en Europa “ha sido un fracaso” y no ha logrado “incentivar una transición hacia una economía baja en CO2”. El Parlamento Europeo aprobó en 2013 el ‘blackloading’, una práctica que retrasó la subasta de 900 millones de derechos de emisión correspondientes a 2013-2015 al período 2019-2020 para encarecer su precio. El coste de la tonelada ha llegado a alcanzar los 5 euros, cuando tiempo atrás se situó en los 30 euros. El informe explica que, en este período, se adjudicó “de una manera muy importante” al sector de la gran industria, “pervirtiendo la lógica de funcionamiento del mercado de emisiones”.

España se colocó en 2012 como el estado que más aumentó sus emisiones en toneladas. Junto con Austria, Liechtenstein y Luxemburgo, es el país europeo que necesita comprar más derechos de emisión en proporción a sus emisiones. “Solo así, a golpe de talonario, pudo compensar las toneladas de más que ha enviado a la atmósfera y cumplir sus compromisos”, expone el Observatorio, que cifra en más de 800 millones de euros el precio de comprar derechos de emisión entre 2008 y 2012.

Pese a la viabilidad del modelo sostenible defendido por el presidente, un 40,4% del total de emisiones de CO2 en 2015 procedió de plantas para la generación de energía o de la industria del petróleo. Las cinco mayores electricas emiten un total de 65 millones de toneladas, lo que supone un 20% del total de las emisiones de ese año. Y de ellas, solo Endesa expulsa el 10% del total emitido en España ese año.

A Donald Trump le parecía un cuento chino lo del cambio climático y anunció lo que todos temían: abandonar el Acuerdo de París. De poco sirvieron las palabras del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, pidiéndole “no cambiar el clima a peor”. O su homóloga alemana Angela Merkel que, reconociendo hacerlo “de manera contenida”, calificó la decisión de “muy lamentable”. "Una por una, he cumplido todas las promesas electorales", presumió el mandatario estadounidense.

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