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Kill Chain, el controvertido sistema de Seúl para arrasar Corea del Norte en minutos
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270 misiles para ataques preventivos

Kill Chain, el controvertido sistema de Seúl para arrasar Corea del Norte en minutos

Eliminar a los altos cargos del gobierno, atacar zonas enteras de la capital y neutralizar cualquier medida de ataque del enemigo. Esos son los pilares de la estrategia surcoreana

Foto: El líder norcoreano Kim Jong-Un. (Reuters)
El líder norcoreano Kim Jong-Un. (Reuters)

Ante un inminente lanzamiento de misiles por parte del régimen norcoreano, Corea del Sur tiene un triple plan. Por una parte está el sistema de defensa aérea KAMD (Korean Air and Missile Defense, defensa aérea y antimisiles coreana) para derribar los misiles balísticos enemigos. Por otra, el plan de represalia KMPR (Korean Massive Punishment and Retaliation, castigo y represalia masiva coreana) para destruir secciones enteras de Pyongyang con misiles e infiltrar comandos que castiguen al norte atacando blancos sensibles y asesinando a sus dirigentes. Pero la primera línea de defensa es un controvertido sistema denominado Kill Chain que podría cambiar para siempre el equilibrio de fuerzas en la zona.

Foto: El portaaviones nuclear estadounidense Carl Vinson.

Kill Chain (cadena mortal) es un un sistema de ataque preventivo cuyo objetivo es eliminar de un único y decisivo golpe todas las plataformas de lanzamiento de misiles norcoreanas así como sus sistemas de apoyo, mando y control antes de que puedan lanzar un ataque. Esto incluye eliminar a los dirigentes de Corea del Norte y especialmente a su líder, Kim Jong-Un. El polémico plan, sin embargo, está aún en pleno desarrollo y muchos especialistas aseguran que carece de elementos clave para hacerlo realidad.

Corea del Norte trabaja desde hace décadas en el desarrollo de una disuasión nuclear que garantice la estabilidad de su régimen político. Las pruebas nucleares que ha efectuado demuestran que ya cuenta con este componente, aunque no bastan: disponer de cabezas atómicas es insuficiente si no se pueden enviar al enemigo, por lo que ahora el esfuerzo norcoreano se concentra en desarrollar tanto armas nucleares miniaturizadas como los misiles para poder lanzarlas, cuanto más lejos, mejor.

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(Reuters)

Su objetivo final es tener la capacidad de amenazar a los Estados Unidos, respaldo de Corea del Sur, en su propio territorio, aunque los últimos fracasos en pruebas de misiles de largo alcance parecen indicar que aún está lejos de este propósito. Seúl, sin embargo, está dentro del alcance de la artillería norcoreana, que cuenta además con miles de misiles balísticos convencionales con capacidad suficiente para batir todo el territorio surcoreano (y buena parte de Japón). Pronto, Kim Jong-Un podrá amenazar a todo el país y especialmente ciudades clave como Seúl o Busán con misiles de cabeza nuclear, por lo que Corea del Sur necesita estar preparada ante la eventualidad.

Protección

La primera parte del escudo surcoreano es el KAMD, diseñado para interceptar y derribar en vuelo los misiles balísticos disparados desde Corea del Norte hacia su territorio. En su encarnación actual, el KAMD consta de 2 radares de detección de lanzamientos (uno desplegado, otro en proceso acelerado) y dos sistemas de interceptación, uno basado en 8 baterías Patriot en proceso de mejora a la versión PAC-3 y otro en una batería estadounidense THAAD, recién desplegada entre protestas locales.

Foto: El líder norcoreano, Kim Jong Un. (Reuters)

Los Patriot se encargan de la defensa de media y baja altitud y el THAAD del nivel superior, aunque inicialmente el proyecto era desarrollar un sistema de defensa propio debido a las reticencias chinas al despliegue de los THAAD. Esto proporcionaría teóricamente a las baterías Patriot la capacidad de interceptar 384 misiles, ya que el total es de 768 y se lanzan dos por amenaza detectada; el sistema THAAD que opera en Seongju, en el centro de la península, dispone de 48 cohetes capaces en teoría de 24 intercepciones.

placeholder Soldados surcoreanos, durante unas maniobras militares. (Reuters)
Soldados surcoreanos, durante unas maniobras militares. (Reuters)

En principio el sistema parece tener buenas posibilidades de derribar cualquier posible ataque norcoreano con misiles balísticos, aunque la eficacia de los antimisiles nunca es del 100% y en caso de enfrentarse a un ataque nuclear el precio de un fallo es muy elevado. Por otra parte, Corea del Norte es consciente de su presencia e incorpora contramedidas, como señuelos y perfiles de disparo que dificultan la interceptación. Además, Pyongyang está desarrollando submarinos con la capacidad de lanzar misiles balísticos desde el mar, de los que ya ha efectuado alguna prueba con éxito; se estima que en pocos años dispondrá de algunos ejemplares operativos.

Esto complica notablemente la defensa antimisiles ya que el sistema THAAD sólo cubre un ángulo de 135 grados, suficiente para detectar lanzamientos desde tierra pero no para vigilar el Mar Amarillo y el Mar de Japón. Corea del Sur está reforzando su capacidad antisubmarina y analiza adquirir aviones de patrulla P-8 Poseidon para hacer frente a la nueva amenaza. Además planea incorporar misiles SM-3 con capacidad antimisil balístico a tres de sus destructores equipados con el sistema de radar Aegis que ya usan buques estadounidenses y japoneses y podrían cubrir estas áreas ciegas.

Represalia

La última defensa surcoreana es la amenaza de una respuesta tan violenta y dañina que sirva para disuadir al régimen norcoreano de cualquier intento de ataque. Para ello se creó el KMPR que pretende garantizar la destrucción de amplias áreas de Pyongyang y otros blancos sensibles mediante un intenso bombardeo de misiles balísticos y de crucero. La intención es atacar las áreas donde se sospeche se encuentran los mandatarios del régimen para eliminarlos. La base es la familia de misiles Hyunmoo (guardián del cielo del norte) de desarrollo local, compuesta por varios modelos.

Los Hyunmoo 1, 2A, 2B y 2C son misiles balísticos con alcances de entre 180 y 800 kilómetros y una carga útil de hasta 500 kilos de explosivos y se desarrollaron a partir de los años 80 tomando como modelo los Nike Hercules estadounidenses; según algunos analistas las versiones más avanzadas recuerdan a los misiles rusos Iskander (SS-26).

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(Reuters)

Los Hyunmoo 3 (versiones A, B y C) son misiles de crucero equipados con un turboreactor para aumentar su alcance, que llega en la versión 3C hasta los 1.500 kilómetros con una carga útil de 500 kilos. Son similares a los Tomahawk estadounidenses y los Iskander-K rusos y pueden ser disparados desde los destructores de la clase Sejong el Grande y desde los futuros submarinos KSS-III.

Además de los misiles, la represalia surcoreana incluye el ataque de comandos infiltrados desde mar, tierra y aire con la intención explícita de acabar con los altos cargos del gobierno de Corea del Norte. Ante la escalada reciente de tensión se está acelerando la prevista creación de una unidad específica de soldados de élite que contará con medios como avanzados helicópteros para cruzar la frontera y eliminar a los escalones más altos del régimen norcoreano en caso de guerra.

Prevención

Pero como la mejor defensa es un buen ataque los mandos surcoreanos desarrollaron el concepto Kill Chain, muy querido entre los sectores más nacionalistas e irredentos de la población. La idea es disponer de la capacidad para lanzar un devastador ataque preventivo sobre las bases de lanzamiento y lanzadores de misiles norcoreanos y también sobre los centros de mando y control de aquel país antes de que éste sea capaz de lanzar sus propios misiles, rompiendo así la cadena de mando.

El énfasis está en garantizar la eliminación del máximo dirigente norcoreano Kim Jong-Un haciendo imposible la orden de lanzamiento y también destruir cualquier posible misil que esté en fase de preparación para ser disparado. La clave del sistema es la detección temprana y segura de la inminencia de un lanzamiento por parte del norte con tiempo suficiente para tomar la decisión y lanzar un bombardeo que garantice la destrucción de la capacidad de lanzamiento del vecino. Contando con que es muy probable que muchos elementos vitales norcoreanos estén protegidos en búnkeres profundos y secretos.

La clave del sistema Kill Chain es la detección temprana y segura de la inminencia de un lanzamiento por parte del norte

Para garantizar el componente cinético Corea del Sur ha adquirido 260 o 270 misiles de crucero Taurus KEPD 350K de fabricación germano-sueca, de los cuales un número no determinado entraron en servicio a finales de 2016. Se trata de una versión especial del mismo modelo que equipa a las fuerzas aéreas española y alemana. Estos misiles vuelan a velocidades de hasta 0,9 Mach y alturas de 30 metros sobre el terreno, tienen un alcance de entre 350 y 500 kilómetros y cuentan con una avanzada cabeza de combate de penetración optimizada para destruir blancos subterráneos.

Los misiles son disparados por los cazabombarderos F-15K de la Fuerza Aérea coreana y desde los destructores de la clase Sejong el Grande y disponen de guía inercial y por GPS. Sus avanzadas características furtivas, su perfil de vuelo y su capacidad de ataque de búnqueres y blancos reforzados los hacen idóneos para este tipo de misión. Recientemente se anunció la incorporación de un nuevo misil de ataque a tierra para los barcos medianos y pequeños de la armada que también formará parte del sistema, aunque no se han publicado detalles.

placeholder Carros de combate del ejército de Corea del Sur participan en unas maniobras militares junto al ejército de Estados Unidos. (Reuters)
Carros de combate del ejército de Corea del Sur participan en unas maniobras militares junto al ejército de Estados Unidos. (Reuters)

Sin embargo, Corea del Sur carece de un componente básico para garantizar el éxito de Kill Chai: los satélites de vigilancia. Existe un proyecto para desarrollar y poner en órbita un sistema de satélites propios que permita al país no depender de sus aliados, como EE UU, y garantizar los extremadamente cortos tiempos de decisión y respuesta que necesita un ataque preventivo de este tipo para tener éxito, pero la convulsa política coreana lo ha retrasado. Sin los satélites propios, que no podrán estar operativos antes de mediados de la década de 2020, si no hacia 2030, Corea del Sur está analizando la posibilidad de hacer un ‘leasing’ de activos ajenos, por ejemplo satélites israelíes, o alquilar satélites privados hasta entonces.

Kill Chain, que hasta ahora es poco más que una idea, se ha convertido en una patata caliente desde el punto de vista político: hay analistas que consideran que su despliegue sería peligroso y desestabilizador debido a que los tiempos de respuesta tendrían que ser demasiado rápidos abriendo la posibilidad de errores catastróficos en momentos de tensión. Además, sería casi imposible garantizar una completa decapitación preventiva del régimen norcoreano, lo que aseguraría el ataque que se pretende impedir. Y la guerra nuclear sigue siendo ese juego en el que la única forma de ganar es no jugar.

Ante un inminente lanzamiento de misiles por parte del régimen norcoreano, Corea del Sur tiene un triple plan. Por una parte está el sistema de defensa aérea KAMD (Korean Air and Missile Defense, defensa aérea y antimisiles coreana) para derribar los misiles balísticos enemigos. Por otra, el plan de represalia KMPR (Korean Massive Punishment and Retaliation, castigo y represalia masiva coreana) para destruir secciones enteras de Pyongyang con misiles e infiltrar comandos que castiguen al norte atacando blancos sensibles y asesinando a sus dirigentes. Pero la primera línea de defensa es un controvertido sistema denominado Kill Chain que podría cambiar para siempre el equilibrio de fuerzas en la zona.

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