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Por qué una guerra con Corea del Norte paralizaría la industria tecnológica mundial
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Por qué una guerra con Corea del Norte paralizaría la industria tecnológica mundial

Aunque la guerra parece imposible, un hipotético ataque podría paralizar la producción de chips y pantallas, de las que el vecino del sur es líder global

Foto: El líder norcoreano Kim Jong-un supervisa un ejercicio militar. (Reuters)
El líder norcoreano Kim Jong-un supervisa un ejercicio militar. (Reuters)

El posible conflicto bélico con Corea del Norte es un fantasma que ronda desde hace medio siglo pero que nunca llega. La dictadura más opaca del mundo tiene claro que dar el primer paso supondría el fin del régimen y del país, pero la llegada de Donald Trump ha iniciado un nuevo ciclo de hostilidades. Las amenazas asiáticas son postureo, pues carecen de la tecnología necesaria para hundir un portaviones de EEUU, aunque sí podrían alcanzar América con armas nucleares en 2020. En el otro lado, el presidente estadounidense parece haber entendido las consecuencias de una guerra, por breve que fuera: 64.000 muertos en Seúl el primer día.

Foto: El portaaviones nuclear estadounidense Carl Vinson.

Por distópico que resulte este futuro, un ataque a Corea del Sur tendría un efecto inesperado que resultaría devastador en todo el planeta. El país asiático está situado a más de 10.000 kilómetros de España, pero todos tenemos algún 'souvenir' coreano en casa o en el bolsillo. LG, Samsung y Hynix son algunos ejemplos de empresas surcoreanas vitales para la economía mundial. "Si Corea del Sur es alcanzada por un misil, toda la producción de electrónica se detendría", asegura a 'Bloomberg' el vicepresidente de IDC, Soo Kyoum Kim.

El pequeño tamaño de la península coreana, de unos mil kilómetros de largo, hace que algunas de las fábricas más avanzadas del mundo estén a poca distancia de Corea del Norte. Es el caso de Paju, una pequeña ciudad situada a 15 minutos en coche de la Zona desmilitarizada, la frontera que separa ambos países. En ella, LG ha construido una fábrica de pantallas OLED (diodo orgánico de emisión de luz) de sexta generación, que ofrecen un mejor resultado que las LCD (de cristal líquido).

Sustituir la capacidad de producción de Samsung y LG [para fabricar OLED] costaría unos 46.000 millones de euros

LG va a gastar más de 8.000 millones de euros en la fábrica de Paju de la que saldrán las pantallas de una nueva generación de 'smartphones'. Hasta Google se ha mostrado interesado en esta tecnología y ha anunciado su intención de invertir más de 800 millones de euros en ella para su próximo Pixel. El futuro iPhone 8 también contará con tecnología surcoreana: Apple le ha pedido a Samsung, el otro 'gigante OLED', 70 millones de pantallas.

En el largo viaje que hace un iPhone hasta su bolsillo, Corea del Sur juega un papel principal. Según datos de 'Bloomberg', este país alberga el 12% de los proveedores de Apple. Las fábricas surcoreanas también generan el 40% de las pantallas de LCD del mundo y casi todas las OLED: "Es ellos o nadie. Sustituir la capacidad de producción de Samsung y LG costaría unos 46.000 millones de euros", asegura el analista Alberto Moel.

Las pantallas son solamente un pequeño ejemplo de la importancia que tiene Corea del Sur para el sector tecnológico global. Casi dos tercios de las memorias electrónicas del planeta salen del país asiático gracias a empresas como Hynix y Samsung. Esta última fabrica chips para Qualcomm, el mayor productor de chips para móviles del mundo, y ambas compañías ya trabajan en el nuevo 'cerebro' Snapdragon 845 que debutará en el próximo Samsung Galaxy S9.

Las importancia global de las empresas surcoreanas va más allá de los chips que dan 'vida' a nuestros móviles. Daewoo, Hyundai y la propia Samsung son tres de los mayores fabricantes mundiales de barcos. Los dos primeros fabrican buques de guerra y submarinos para el ejército de su país, por lo que no es descabellado pensar que sus astilleros serían un objetivo lógico en caso de ataque por parte de Corea del Norte.

Si que la producción global de barcos se vea afectada no parece demasiado terrible, pensemos entonces en el gas natural. Estas empresas producen el 80% de los petroleros que transportan este importante combustible y son responsables de 191 de las 229 embarcaciones botadas desde 2008. Con las crecientes necesidades de gas natural licuado, este hipotético conflicto también paralizaría su reparto por todo el mundo.

Las multinacionales surcoreanas más alejadas de la frontera tampoco se salvarían en caso de guerra. Con los misiles cruzando el cielo, los barcos no se atreverían a dejar ni siquiera los puertos situados más al sur. Malas noticias si tenemos en cuenta que 9 de los 10 puertos más importantes del mundo están en Asia y que el Pacífico quedaría cerrado al comercio en caso de guerra. Por suerte, ni Donald Trump y Kim Jong-un juntos lo tendrán fácil para iniciar este poco probable escenario.

El posible conflicto bélico con Corea del Norte es un fantasma que ronda desde hace medio siglo pero que nunca llega. La dictadura más opaca del mundo tiene claro que dar el primer paso supondría el fin del régimen y del país, pero la llegada de Donald Trump ha iniciado un nuevo ciclo de hostilidades. Las amenazas asiáticas son postureo, pues carecen de la tecnología necesaria para hundir un portaviones de EEUU, aunque sí podrían alcanzar América con armas nucleares en 2020. En el otro lado, el presidente estadounidense parece haber entendido las consecuencias de una guerra, por breve que fuera: 64.000 muertos en Seúl el primer día.

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