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Los coches voladores ya existen y Silicon Valley intentará venderte uno
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varios modelos han surgido en los últimos años

Los coches voladores ya existen y Silicon Valley intentará venderte uno

"La tendencia [en 2014] será que los vehículos se eleven un par de pies sobre el suelo", escribió en 1964 el escritor de ciencia ficción Isaac Asimov

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"La tendencia [en 2014] será que los vehículos se eleven un par de pies sobre el suelo", escribió en 1964 el escritor de ciencia ficción Isaac Asimov sobre cómo sería el mundo cincuenta años más tarde. El siglo XXI nos debe viajes a Marte, inteligencias artificiales como la Samantha de 'Her' y coches voladores. En los últimos años, algunas empresas se han puesto las pilas para que esto último se convierta en realidad. Y ahora es Silicon Valley, desde Google a Uber, quien quiere apostar por ello. El reto será conseguir que sean algo más que curiosidades para satisfacer el capricho de los más ricos.

Foto: Miquel Barceló. (Sinc)

Kitty Hawk es una pequeña ciudad situada en Carolina del Norte (EEUU) cuyo nombre se hizo famoso cuando, el 17 de diciembre de 1903, los hermanos Wright volaron por primera vez, a pocos kilómetros de distancia, su aeroplano a motor. Desde entonces y en su honor, varios portaaviones, bombarderos y cazas han recibido este nombre. También una 'startup' con apoyo de Google que promete lanzar su primer vehículo volador este año, un siglo después de que Glenn Curtiss ideara una versión pionera que, aunque no llegó a volar del todo, sí se elevó.

El Kitty Hawk pesa unos 100 kg, puede alcanzar velocidades de 40 km/h y tiene una autonomía de hasta 75 km gracias a su motor eléctrico. Recuerda a una especie de moto acuática con hélices y, quienes ya lo han probado, aseguran que su conducción no dista mucho de la de una motocicleta. Una moto-helicóptero, eso sí. El precio y la fecha de lanzamiento todavía no han sido anunciados, pero si tenemos en cuenta que ya se puede conseguir un descuento de 2.000 dólares en su página web no tiene pinta de barato.

No hará falta que el Kitty Hawk (o gatete-halcón, como nos gustaría traducirlo aquí) salga a la venta para decir que el coche volador es real, porque el coche volador 'ya' es una realidad. Y desde hace bastantes años. Los diseños son diferentes a los que películas de ciencia ficción como 'Blade Runner' y 'El quinto elemento' nos han hecho creer, pero todos ellos vuelan, cada uno a su manera, hasta el punto de que Alejandro Polanco les dedica un capítulo en su recomendable 'Aviones Bizarros'.

La etiqueta de 'coche volador' es algo confusa, ya que aglutina máquinas variopintas que van desde la moto-helicóptero que es el Kitty Hawk hasta los 'aviones utilitarios' de Lilium. Esta aeronave eléctrica de origen alemán, que esta semana finalizó su primer vuelo, ha sido desarrollada con la idea de convertirse en un taxi volador que pueda transportar a cinco pasajeros a 300 km/h con una autonomía por carga de unos 300 km. Estos dos ejemplos recientes no son los únicos casos de éxito en la carrera por llevar la ciencia ficción del cine hasta nuestros garajes o aeródromos.

Parapentes, helicópteros y miniaviones

Hace más de un lustro que el I-TEC Maverick y el Pégase propusieron una solución algo 'tramposa' pero sencilla y efectiva: fusionar un buggy con un parapente. El precio de un Maverick, que alcanza unos 100 km/h en tierra y hasta 80 km/h en el aire es de unos 90.000 dólares y requiere de un permiso de conducir y otro que nos permita manejar algún tipo de paramotor.

Más impresionante es el Pal-V One, un triciclo que, como si fuera un descapotable, permite cambiar entre un modo terrestre y otro 'helicóptero'. Su precio es de apenas 400.000 dólares y puede alcanzar los 180 km/h. Según explica Polanco en su libro, está pensado para que se pueda pilotar sin rellenar planes de vuelo, pero debido a su peso en España no se podría considerar ultraligero.

El paso siguiente a los coches-parapente y a los coches-helicópteros son los coches-avión. Carplane y Aeromobil son dos ejemplos que, más que automóviles voladores parecen aviones utilitarios. La idea no es tan loca: Henry Ford ya soñó con la posibilidad de crear un avión que, como sus coches, se pudiera fabricar en masa a precios económicos. Así nació el Ford Flivver, que no superó la fase prototipo debido a un fatal accidente.

Pero es la empresa Terrafugia, fundada por investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), una de las que más cerca ha estado hasta ahora de convertir su idea de coche volador en un producto realista. Su Transition, presentado en 2012, fue el primero de una serie de modelos que han ido mejorando desde las alas plegables y la necesidad de una pista del primero, hasta el despegue vertical de los más recientes.

"Nos prometieron coches voladores y nos dieron 140 caracteres". Estas palabras salieron de la boca del fundador de PayPal Peter Thiel el año pasado y pretendían denunciar la supuesta falta de ambición de Silicon Valley. Pero el coche volador ya existe: la pregunta es si necesitamos uno. Todos estos proyectos han pasado la fase de 'render' y prototipado para convertirse en realidad, pero su éxito ha sido relativo. El reto al que se enfrenta Silicon Valley con proyectos como Kitty Hawk es que estos vehículos, además de elevarse, sean utilizados. Una problemática compartida con el también muy esperado coche autónomo.

"La tendencia [en 2014] será que los vehículos se eleven un par de pies sobre el suelo", escribió en 1964 el escritor de ciencia ficción Isaac Asimov sobre cómo sería el mundo cincuenta años más tarde. El siglo XXI nos debe viajes a Marte, inteligencias artificiales como la Samantha de 'Her' y coches voladores. En los últimos años, algunas empresas se han puesto las pilas para que esto último se convierta en realidad. Y ahora es Silicon Valley, desde Google a Uber, quien quiere apostar por ello. El reto será conseguir que sean algo más que curiosidades para satisfacer el capricho de los más ricos.

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