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El padre de la batería de ion de litio sigue mejorando su invento a pesar de sus 94 años
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ha desarrollado un nuevo tipo

El padre de la batería de ion de litio sigue mejorando su invento a pesar de sus 94 años

Sin John Goodenough (1922, Alemania) no tendríamos móviles, portátiles, tabletas, cámaras digitales, cigarrillos electrónicos, Nintendo Switch, coches elétricos. Y lo ha vuelto a hacer

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Sin John Goodenough (1922, Alemania) no tendríamos móviles, portátiles, tabletas, cámaras digitales, cigarrillos electrónicos, Nintendo Switch, coches elétricos. Tampoco el 'rover' Curiosity estaría explorando Marte ahora mismo. No es que este físico sea un moderno Leonardo da Vinci, sino que su invento es omnipresente en nuestra sociedad. Hablamos de la batería de ion de litio —o Li-Ion—, del que este anciano profesor de ingeniería mecánica y ciencia de los materiales de la Universidad de Texas en Austin (EEU) es cocreador. A sus 94 años, todavía pretende actualizar esta tecnología.

Foto: Los trabajadores de Bornay ante su sede

Las baterías de ion de litio han revolucionado la electrónica, pero no son perfectas. Como bien saben los usuarios de iPhone, su capacidad no ha crecido al mismo ritmo que las exigencias de los dispositivos. Como bien saben los usuarios del Galaxy Note 7, pueden sobrecalentarse hasta el punto de explotar. Ahora, Goodenough ha publicado en la revista 'Energy & Environmental Science' el desarrollo de la primera batería de estado sólido, que podría solucionar los problemas de sus antecesoras.

"Creemos que nuestro descubrimiento soluciona muchos de los problemas inherentes a las baterías actuales", asegura Goodenough en la nota de prensa remitida por su universidad. En otras palabras: menor coste, mayor seguridad y esperanza de vida. De hecho, el investigador y su equipo demostraron que esta nueva tecnología triplica como mínimo la densidad energética —cantidad de energía que puede acumular el sistema— de las baterías de ion de litio.

Esta mayor capacidad permitiría que los vehículos eléctricos pudieran recorrer más kilómetros antes de necesitar ser recargados. Además, al resistir una mayor cantidad de ciclos de carga y descarga se conseguirían móviles con una mayor vida en este sentido, que además se cargarían más rápido. "El precio, la seguridad, la densidad energética y los tiempos de carga y descarga son críticos para que los coches eléctricos sean adoptados de forma general", añade Goodenough.

Cambiar litio por sodio

¿Cuál es la diferencia entre las baterías clásicas de ion de litio y estas? En las primeras se utilizan electrolitos líquidos para transportar los iones de litio entre el ánodo y el cátodo, generando electricidad en el proceso. El uso de un metal alcalino —como litio, sodio o potasio— basta para mejorar las capacidades de la pila, pero esto no es posible con los dispositivos convencionales.

Creemos que nuestro descubrimiento soluciona muchos de los problemas inherentes a las baterías actuales

La solución consiste en cambiar los electrolitos líquidos tradicionales por otros de cristal sólido, lo que permite la fabricación de baterías con ánodos y cátodos de metal alcalino. Además, el caro litio se sustituye por sodio, tan barato que se puede extraer del agua marina.

Goodenough cuenta, a sus años, con una impresionante colección de premios entre la que destaca el Charles Stark Draper, el llamado 'nobel de la ingeniería' —a su vez, los premios Nobel son como el 'Messi de los premios'—. Sin embargo no es el único 'battery men' que lucha en la llamada "guerra de las baterías" por encontrar la superpila del futuro. Con este avance, quizá esté un paso más cerca de lograrlo.

Sin John Goodenough (1922, Alemania) no tendríamos móviles, portátiles, tabletas, cámaras digitales, cigarrillos electrónicos, Nintendo Switch, coches elétricos. Tampoco el 'rover' Curiosity estaría explorando Marte ahora mismo. No es que este físico sea un moderno Leonardo da Vinci, sino que su invento es omnipresente en nuestra sociedad. Hablamos de la batería de ion de litio —o Li-Ion—, del que este anciano profesor de ingeniería mecánica y ciencia de los materiales de la Universidad de Texas en Austin (EEU) es cocreador. A sus 94 años, todavía pretende actualizar esta tecnología.

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