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Cuando un monstruo viene a verte: así nacen los sonidos digitales (y artesanales) en el cine
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así son los efectos sonoros de la película

Cuando un monstruo viene a verte: así nacen los sonidos digitales (y artesanales) en el cine

Oriol Tarragó, ganador del Goya a mejor sonido por ‘Un monstruo viene a verme’ junto a Marc Orts y Peter Glossop, nos descubre los secretos de su sorprendente trabajo

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El lápiz de Conor O’Malley cae y rueda por el suelo, sobresaltándonos. Podemos sentir que todo en su habitación echa a temblar. El terremoto sonoro proviene de un tejo milenario que cruje y rechina hasta convertirse en un increíble, imponente y pesado monstruo, según perciben nuestros ojos y oídos. El universo sonoro juega un papel fundamental para que una de las primeras escenas de ‘Un monstruo viene a verme’ nos sobrecoja e impacte.

Foto: El maestro del escapismo Harry Houdini nació en Budapest en 1874. (Wikipedia)

El diseñador de sonido Oriol Tarragó ha sido el artífice de ese universo junto a Marc Orts y Peter Glossop. Un laborioso trabajo por el que han recibido el Goya al mejor sonido, uno de los nueve ‘cabezones’ que ha logrado la cinta de Juan Antonio Bayona, que también se llevó el premio a la mejor dirección. “Jota, eres un monstruo [...] eres el monstruo que ha conseguido que hagamos la película que nadie esperaba que hiciéramos”, aseguró el diseñador de sonido al emocionado director en su discurso de agradecimiento.

No en vano, hacer que un monstruo nacido de las páginas del libro de Patrick Ness nos impresione con solo escucharle caminar, o que la realidad y la fantasía se oigan con “los sonidos que su cabeza escuchara”, hizo que la cinta se convirtiera en “una gran obsesión” para él. “Lo que estuve haciendo durante año y medio es recopilar el máximo número de sonidos de maderas con diferentes texturas para poder dar expresividad al árbol”, asegura este galardonado diseñador de sonido a Teknautas.

El monstruo que suena a muebles, pomelos y fuego

Tarragó conoció al monstruo de la película de Bayona cuando vio los primeros ‘storyboards’ animados donde aparecía. Comenzó a imaginar los primeros sonidos e incluso grabó a un doblador inglés para escuchar a la criatura. Poco después, rodaron en un estudio de Oxford las escenas donde aparecía la versión de carne y hueso de la gigantesca criatura.

Contactó con una empresa de tala y les acompañó durante un año con ocho micrófonos para dar “personalidad” al monstruo

El diseñador de sonido decidió grabar la voz de Liam Neeson durante la filmación de la captura de movimiento en lugar de hacerlo posteriormente en el estudio, como es habitual, e incluso propuso que Lewis MacDougall (el pequeño Conor en la cinta) fuera a ese rodaje. “Preferí que el cara a cara de los actores hiciera que la interpretación fuera mejor. De hecho, la voz del monstruo está muy posproducida luego, pero tiene un punto de sonido directo realista que me gusta”, señala Tarragó. Eso sí, en español escuchaste la del actor de doblaje Camilo García en uno de los papeles más complicados de su carrera, según él mismo ha confesado.

Ahora bien, ¿cómo hacer que que las cortezas de un monstruo con fuego en las venas sonaran? Este maestro del sonido comenzó grabando “maderas corrientes”, como muebles y palés, en su estudio. “Jota en esos días me dijo que era muy importante que el monstruo tuviera mucho peso [...] cada paso tenía que tener mucha dimensión”. Aquellos sonidos “no funcionaban” para ese propósito: solo le bastaban para ciertos detalles, como los movimientos de los ojos o las cejas, pero no para el cuerpo.

¿ Cómo suena el Monstruo 2 ? #AMonsterCalls pic.twitter.com/rmftK5B9Tg

La bombilla se le encendió cuando vio en un programa de televisión a unos forestales encargados del mantenimiento de los bosques. Contactó con una empresa de Barcelona que tala los árboles enfermos y les acompañó durante un año con ocho micrófonos para conseguir que los sonidos de las caídas de pinos y ramas dieran “personalidad” al monstruo. Después, utilizó generadores de subgraves para darle aún más peso.

Escuchando una piña caer pensó a qué podían sonar los pasos de la criatura. “En casa de mis padres hay un árbol de pomelos enormes que no te caben en la mano, son gigantescos, grabé esos pomelos impactando contra el suelo como base, lo amplifiqué bastante y le sumamos también pequeñas explosiones e impactos de bala”, detalla Tarragó.

Los sonidos de ramas y hojas de laurel rozando contra el techo de su estudio de grabación para “generar diferentes frecuencias”, los de apios y coles partiéndose o los de la tierra moviéndose también sirvieron para dar vida al monstruo. “Pequeños soniditos, crujiditos que le daban expresividad para que el movimiento del monstruo también hablara, que tuviera un movimiento corporal aparte de la voz”, señala.

El diseñador del sonido y su equipo debían conseguir que el fuego interior del monstruo se sintiera, un efecto que también lograron artesanalmente avivando las brasas de una hoguera con un fuelle. “Cuando soplas ‘ffffi’ las brasas ‘cra cra cra’ se activan y suenan más fuerte, es dar intensidad cuando soplas”, ejemplifica Tarragó.

Sonidos de realidad y fantasía, con coro incluido

Aunque el monstruo tuviera gran importancia en el film, el resto de la atmósfera sonora era igualmente decisiva para el resultado final. “Encontrar ese punto entre la realidad, la ficción, la fantasía, el terror… Es una película con muchos ingredientes diferentes, encontrar ese balance y que todo fluyera y no quedara mal fue lo realmente complicado”, señala Tarragó.

A este artesano se le ocurrieron todo tipo de ideas para crear “un sonido hipernaturalista” en las escenas con más realismo de la película, de forma que encajaran bien con las transiciones al mundo fantástico de Conor. “No queríamos que fuera una película fantástica, no estamos haciendo ‘Harry Potter’”. Amplificar los sonidos poco a poco en la escena que comentábamos al inicio servía para generar ese efecto de succión.

La colina situada frente a la casa de Conor también debía tener una sonoridad. Tras probar con diferentes objetos metálicos, Tarragó pensó en un cuerno de hueso. Compró dos por internet y encontró a quien fuera capaz de hacerlos sonar. Sorprendentemente, ese sonido contribuyó a crear la atmósfera “extraña” que necesitaba, y además cuadraba a la perfección con la banda sonora de Fernando Velázquez, que también se ha llevado el Goya a la mejor música original. De hecho, lo utilizó incluso para reflejar los sentimientos de Conor en otros momentos del film.

Una de las películas de culto del cine de ciencia ficción, un género en el que Tarragó también ha trabajado pese a la escasez de películas en España (‘Atrapa la bandera’, ‘Eva’, ‘Los últimos días’) también le sirvió para inspirarse. La banda sonora de ‘2001: una odisea del espacio’ en las escenas que aparece el monolito le aterraba cuando era pequeño, así que pensó usar algo similar en la pesadilla del pequeño Conor. “Se me ocurrió grabar voces humanas cantando, gritando… [...] Grabamos mucho, un coro de ocho, y lo mezclé con el sonido del viento”.

Más allá de los sonidos más llamativos, las casas que aparecen en el film también tenían que parecer reales. Algunos exteriores de la película se grabaron en Manchester, pero los interiores de las viviendas eran decorados rodados en el Parc Audiovisual de Catalunya (Terrassa).

Tarragó necesitaba registrar los sonidos en hogares del mundo real. Alquilaron dos casas, una de ellas en el Pirineo catalán. Aún no había empezado la época de esquí, por lo que tenían el silencio suficiente para grabar y conseguir, que, por ejemplo, la escalera de la casa de Conor crujiera como la de una vivienda inglesa. “Intenté encontrar una casa que tuviera una sonoridad muy parecida”, apunta Tarragó.

Lógicamente, después de ese trabajo artesanal grabando casi todos los sonidos de la cinta, comenzó todo el proceso de posproducción, una fase que llevó más de un año de trabajo al equipo de esta película “hecha a medida”.

Peter Glossop y Marc Orts comparten con Tarragó el premio Goya al mejor sonido. Glossop ha sido el encargado del sonido directo, de grabar las voces de los actores, mientras que el mezclador Marc Orts integró los sonidos al final del proceso, otra labor fundamental. Una consola de mezclas DFC Gemini, el ‘software’ Pro Tools u otros programas específicos para pulir los detalles sonoros han formado parte de la receta tecnológica del equipo de sonido de la exitosa cinta. “Hay un montador de diálogos, hay gente que hace los efectos de sala… Somos un equipo grande en posproducción del que yo soy el responsable”.

Aunque Tarragó afirma que “las películas nunca se acaban, las películas te las quitan de las manos”, nos contaba antes de la gala que creía que “habían hecho un buen trabajo” en ‘Un monstruo viene a verme’. “Ha sido la película más difícil que hemos hecho”, nos confesó este diseñador de sonido, que ha obtenido el cuarto Goya de su carrera (la Academia de Cine también premió su trabajo en ‘El orfanato’, ‘Lo imposible’ y ‘El niño’).

Conseguir que el monstruo nos aterrorizara, impactara, atrajera y conmoviera al mismo tiempo con solo escucharle es una buena muestra de la complejidad del film de Bayona, que ha logrado triunfar tanto en la taquilla como en la fiesta del cine español.

El lápiz de Conor O’Malley cae y rueda por el suelo, sobresaltándonos. Podemos sentir que todo en su habitación echa a temblar. El terremoto sonoro proviene de un tejo milenario que cruje y rechina hasta convertirse en un increíble, imponente y pesado monstruo, según perciben nuestros ojos y oídos. El universo sonoro juega un papel fundamental para que una de las primeras escenas de ‘Un monstruo viene a verme’ nos sobrecoja e impacte.

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